Tan abzurda como estha hortografía es la bida de un cristiano cin Jesucristo. Y más absurda aún era la del “profe” (*) Juan cuando se decía católico.
Tiene 30 años y cero hijos, es abogado y docente universitario de Derecho, máster en Filosofía. De pequeño, solía ir a misa con su abuela constantemente.
“En ese tiempo mis papás eran católicos, mi mamá más que mi papá, pero ambos dentro de lo normal...ahora ni siquiera sé qué fe profesa mi mamá, lo que sí puedo decir es que yo era más creyente y practicante que ellos. Iba mucho a misa con una de mis abuelas, fui bastante creyente hasta los diez años.
¿Pasó algo tan fuerte como para volverse ateo?
“No. Sólo empecé a dudar de la religión y de Dios. Simplemente dejé de creer, no fue algo traumático para mí, como lo ha sido para otras personas”, responde.
Lo de Juan no fue una decisión de un día. Se convirtió en ateo poco a poco, pregunta a pregunta.
“No es precisamente una decisión, a eso solo se llega —añade—. Te conviertes en ateo ante lo imposible de seguir creyendo...empiezas a preguntarte muchas cosas sobre el origen de las creencias religiosas... ¿de dónde surge la religión? ¿Por qué creer lo que crees? Te das cuenta de que hay muchas creencias en el mundo y que básicamente crees en Dios porque te lo ha enseñado la familia.
“Un día, mi mamá me sentó y me preguntó en qué creía. Le dije que en nada y ella respondió que hubiera querido que siguiera siendo católico, pero no me iba a imponer ninguna clase de creencia”.
Y dejó de asistir a misa. Y, precisamente, dejó de conmemorar Semana Santa.
Hablar de un ateo en plena Semana Santa, en pleno Domingo de Resurrección, es un contraste brutal. Juan es la antítesis de esta época tan conmemorada en Colombia y cualquier rincón del mundo donde se hable de la pasión y muerte de Jesucristo.
¿Qué es lo primero que usted hizo hoy al despertar y lo último que hará antes de dormir? ¿Dar gracias a Dios por este domingo? Bueno, Juan despierta a las 8:30 de la mañana y lo primero que hace es tomar un vaso con agua. Antes de dormir se toma uno más y lee un poco. Nada de oraciones. Nada de agradecimientos.
Veamos siete preguntas que los creyentes no podrían resolver sin mencionar a Dios y siete respuestas de Juan.
Uno. ¿Qué es fe?
-¿Fe?...una creencia sin pruebas. Para mí es algo irracional eso de creer sin pruebas.
Dos. ¿Qué es miedo?
-Es una actitud racional ante lo desconocido. Le temo a la muerte, claro, a cualquier tipo de muerte, a esa sensación de dejar de existir...a la muerte como tal.
Tres. ¿Qué hay después de la muerte?
-Nada. Creo que nada, solo la descomposición del cuerpo.
Cuatro. ¿Qué sentido tiene vivir sin Dios?
-La vida no tiene ningún sentido sino el que uno mismo le otorgue. Uno construye el sentido de la vida y ya. No creo en el destino ni que haya nada escrito.
Cinco. ¿Cuál es la prueba de que Dios no existe?
-Lo que pasa es que esto no es algo que se prueba, lo que uno nota es más bien cómo es el origen de las creencias religiosas y cómo ciertos comportamientos se vuelven recurrentes, por ejemplo, que las personas busquen a Dios solo cuando están en una etapa crítica de sus vidas o tienen mucho miedo a algo...lo que noto es que Dios tiene que ver mucho con el miedo, además que lo que profesan las religiones está ligado con la idiosincrasia de los pueblos que la crean. En otras palabras, si te detienes a mirar, la forma en que se vive el cristianismo en diferentes lugares del mundo tiene que ver con su propia cultura, a pesar de que se supone que detrás de ella supuestamente hay un solo dios, omnipotente.
Seis. ¿A qué te aferras en medio del peligro, miedo o angustia?
-Pues, a nada. Me toca pensar con cabeza fría qué voy a hacer porque no hay otro consuelo. Y si es algo que se sale de mis manos, que no puedo controlar, pues toca soportar, ¿no? Toca entender que así son a veces las cosas.
Siete. ¿Quién es Jesucristo?
-No hay pruebas históricas de que haya existido Jesucristo. Para mí es una especie de narración que se salió de las manos. Se salió de control porque es demasiado grande y poderoso todo lo que gira en torno a una figura de la que realmente no hay ningún documento histórico que pueda sustentarla. El documento más antiguo que manejan de la época de Jesús es atribuido a Flavio Josefo (Historiador judío fariseo, descendiente de familia de sacerdotes que nació alrededor del año 37 d. C), y se descubrió que la única mención de Jesucristo se refería realmente a una apócrifa (falsa), así que no hay razones para que se hable tanto de una persona que ni se sabe si existió o no.
(*)Nombre cambiado.
Comentarios ()