Facetas


Transcaribe y la muerte del "Dichoso Rey Valiente"

JULIE PARRA BENÍTEZ

10 de enero de 2016 12:00 AM

Doce hijos ayudó a mantener. Fue compañero de aventuras. Testigo de logros, felicidades y tristezas, pero, a pesar del agradecimiento, el amor interesado que sentían por él se desvanece lentamente.

Su latonería seguramente ha sido reparada en muchas ocasiones. Su pintura, llantas y cojinería también han sido cambiadas una y otra vez por un dueño que se esmeraba por cuidarlo, por ser el motor que le generaba los ingresos para levantar a su familia.

Conserva cortinas, un pequeño botiquín que lleva una cruz verde en vez de roja y una gran consola de música hecha en madera, con figuras talladas que en su núcleo tienen espejos, muy comunes en los buses grandes que ya no abundan en Cartagena.

Como este bus quedan pocos. Sus dueños los reemplazaron por busetas que pronto también saldrán de circulación. En la ruta que cubre Olaya-Centro, escasamente quedan siete. También hay de Pasacaballos y de Bayunca, y uno del Pozón, de color rojo, que siempre luce brillante.

El ‘Dichoso Rey Valiente’, como se lee adentro, es ese compañero de batallas. Es un bus de matrícula UVV-836 que tiene vida útil hasta este año y será chatarrizado por la llegada del Sistema Integrado de Transporte Masivo de Cartagena (SITM), o Transcaribe. Su final es ineludible.

Aunque es muy colorido y pintoresco, sus placas están borrosas. Las luces que lo adornaban y lo hacían parecer un carrusel ya no existen y esa música que retumbaba fuertemente en otras épocas aún suena, pero con poca potencia.

Rueda la incertidumbre
Reinaldo Valiente, a quien el bus debe su nombre, es su propietario. Angustiado por la suerte que correrá su gremio – el de transportadores-, este hombre de 54 años habla sobre su vehículo y sobre la chatarrización de los buses y busetas para dar paso a Transcaribe y mejorar la movilidad de La Heroica.

“Han sido demasiados engaños para los propietarios de los vehículos de transporte público colectivo, porque prometen una cosa y salen con otra (…) Se debía chatarrizar vehículos antes de iniciar la etapa pedagógica para facilitar el flujo vehicular y para que no se formaran esos trancones que vimos en diciembre. Este es el peor diciembre que tuvieron los conductores, aquí hubo gente que no se ganó ni para la Navidad de los hijos. Sinceramente ahora nadie sabe lo que va a pasar, mi carro (bus) ‘muere’ ahora en enero y no sé si me van a pagar o no. No sabemos por qué no han empezado”, dijo Valiente, representante legal de la Corporación de Transportadores de Bolívar (Cortransbol).

Con firmeza asegura que ni él ni su gremio se oponen al desarrollo de la ciudad, pero exige que cumplan con el proceso de desintegración física. “Queremos que nuestra ciudad progrese, que tenga su Transcaribe y que marche bien, pero que nos cumplan porque esos vehículos son nuestras empresas. Ese bus es mi empresa. Si no produce vamos a pasar trabajo, a pasar necesidades”.

Reinaldo compró su bus hace 12 años. En aquel entonces -narra- le costó alrededor de 25 millones de pesos, de “segunda”. Consiguió el dinero luego de vender un lote en La Boquilla que había heredado junto con sus hermanos.

“Hasta el 2007 lo manejé. Yo trataba que estuviera siempre organizado, que tuviera su música, bastantes luces para que en la noche luciera bonito. A la gente -por lo menos acá en Olaya- le gustaba eso. Si no era llamativo no vendía, por eso trataba de mantener mi carro en óptimas condiciones, pero cuando uno sabe que el vehículo va a morir le va perdiendo el amor. Nada haces con pintarlo, retocarlo, o montarle un equipo de música caro o varios pesos en luces porque va a acabar su vida útil”, cuenta son su tono de voz grave, o, más bien, “ronca”.

“Además, -añade- el negocio tampoco está muy bueno porque desde que se inició la etapa pedagógica los ingresos han mermado en un 50%”.

“Fíjate, ¿tú sabes cuánto me entregó el conductor ayer? -pregunta y enseguida responde- ¡60 mil pesos!... cuando un carro entrega 120 mil”.

La suerte del conductor
El timón del bus lo lleva Elías Vanegas De Arco. Hace ocho años se mueve en este oficio y hace siete meses conduce el “Dichoso Rey Valiente” desde el turno, en la Vía Circunvalar, pasando por la Avenida Pedro Romero, hasta llegar al Centro y regresar por la misma ruta hasta el punto de partida.

Vanegas tiene cuatro hijos. Asegura que ganaba hasta 70 mil pesos diarios y que algunos días, como le ocurre con mayor frecuencia, no gana nada. Su esperanza es poder manejar un taxi. De manera cortante, y a la vez calmada, manifiesta: “Transcaribe es muy bueno. La chatarrización hay que hacerla para que mejore la movilidad”.

¿Cómo va el proceso?
El costo de la chatarrización del parque automotor del Transporte Público Colectivo (TPC), censado en 1.585 vehículos, será de 260 mil millones de pesos, de los cuales están disponibles 36 mil millones (alrededor de 25 mil millones en efectivo y el resto fueron compensados en buses que pusieron los operadores).

De acuerdo con una fuente de El Universal, a alrededor de 200 vehículos se les venció su vida útil, la cual es de 20 años. También señaló que en el proceso se postuló más del 90% del parque automotor de la ciudad y que se cree que los vehículos que no fueron postulados son nuevos y sus propietarios tienen previsto llevarlos a otro lugar.

El dinero para desintegrar vehículos será aportada por cada operador del Sistema, de acuerdo a unas programaciones que hace Transcaribe. “La implantación del sistema de Transcaribe es por superposición de ruta, es decir, cuando una ruta sale es porque va a entrar una ruta del sistema y si esto no sucede no se pueden chatarrizar vehículos”.

Según la misma fuente, a la fecha se han compensado 36 resoluciones de chatarrización y hay otras 10 en proceso para que se paguen. “En el último comité fiduciario salieron 81 vehículos para que sus propietarios sean notificados y entren en el proceso de compensación. Así se hará hasta agotar los recursos que están de forma inicial mientras se hacen otros desembolsos”.

La Gerencia de Transcaribe solicitó a los propietarios de 118 vehículos que perdieron su vida útil, entre los que se encuentra el “Dichoso Rey Valiente”, para notificarse e iniciar el trámite de chatarrización correspondiente y acceder al pago de la compensación establecida, sin embargo, su dueño sigue incrédulo y desconfiado. “Yo hago lo que me indican, pero me han dicho tantas cosas que hasta que no tenga mi plata en la mano no puedo decir que me han cumplido”. concluyó Valiente.

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