Aunque algunos comportamientos parezcan normales dentro del proceso de adaptación a un sistema de transporte rápido y moderno como Transcaribe, y otras acciones demuestren que todo hace parte de nuestra cultura, hay unas que dejan mucho que desear... Conozca algunas de las "Transcaribeñadas" más comunes.
Llevar cargas de cilindros de gas, unidades condensadoras de aire acondicionado, sacos con el mercado del mes, comer dentro de los articulados, cruzar la cebra en diagonal, vender dulces dentro de las estaciones y repartir volantes con información sobre préstamos fáciles o cursos rápidos, son algunos de los comportamientos inadecuados o "Transcaribeñadas" que más se cometen en el Sistema Integrado de Transporte Masivo de Cartagena.
"Cuando se acercan las horas pico o el desayuno, las personas ingresan a las estaciones comiendo. Es muy común verlos comer raspa'o o mango, y son de los dos alimentos más peligrosos para consumir dentro de las estaciones porque un pedazo de mango puede provocar accidentes. Así mismo, sucede con las botellas de gaseosas y agua", señaló Amalia Toro Diago, coordinadora de Gestión Social de Transcaribe.
Cerca de 1 millón de volantes de guía del usuario han sido entregados a los pasajeros del sistema una vez inició la etapa pedagógica, el 27 de noviembre del año pasado. Sin embargo, según Toro, casi ninguna recomendación es acatada por las personas, pues el manual es muy poco leído.
"En esta guía están claramente los comportamientos en que no deben incurrir las personas, pero observamos que permanentemente realizan acciones contrarias a lo que manda la guía del usuario. Esto es un proceso pedagógico que demanda mucha repetición y somos conscientes de que es a largo plazo", aseguró la funcionaria.
38 mujeres cabezas de hogar de barrios vulnerables de la ciudad y 5 hombres que controlan las operaciones en las estaciones, son los encargados de guiar a la ciudadanía en el buen uso del sistema, pero la mayoría de las veces, en lugar de agradecimientos, reciben insultos.
"La gente no quiere hacer la fila, a diario recibimos insultos, nos dicen sapas, que no nos metamos, nos salen con mucha grosería cuando nosotras los corregimos, por ejemplo, cuando no quieren ceder las sillas azules y quieren ingresar con alimentos", precisó Marta Guerrero, quien instruye a los usuarios en la estación de María Auxliadora desde diciembre del año pasado.
Las guías no sólo deben aguantar las groserías de algunos pasajeros, sino que además son discriminadas porque no tienen una formación académica.
"Como los primeros días de la etapa pedagógica fueron atendidos por los profesionales de Transcaribe, teníamos un nivel de atención con el público un poco diferente, más soltura oral con los usuarios. La gente ya está demandando de ellas el mismo trato y la misma expresión oral que uno tiene al dirigirse al usuario. Ellas están aprendiendo cómo es el sistema y lo que están haciendo es acompañar al público. Lo que quisimos fue darles una oportunidad de empleo, por eso no insistimos en una preparación académica", sostuvo la gestora social del sistema.
Según John Jairo Marmolejo, operador de Transcaribe (conductor), las sillas preferenciales y los colados también se han vuelto motivo de toda clase de enfrentamientos verbales entre los pasajeros.
"Hay pasajeros que se han ido hasta los golpes porque otro no quiere ceder la silla, y se afectan ellos y nos afectamos nosotros también, porque tenemos que parar el vehículo y pasar el reporte. Hay mucha gente que no quiere dar la silla a adultos mayores o mujeres en embarazo y otros que no hacen la fila y sólo esperan que se abran las puertas del articulado para pasar", manifestó.
¿POR QUÉ ESTAS CONDUCTAS?
A una etapa pedagógica iniciada con prisa, no muy bien planeada, con poca prevención y previsión de lo que iba a suceder, atribuye Justo Serrano López, de la Escuela de Gobierno y Liderazgo Distrital, el que los cartageneros y habitantes de la ciudad hayan adoptado este tipo de conductas dentro del Sistema Integrado de Transporte Masivo (SITM).
El funcionario, quien desde hace 10 años lidera el programa de cultura ciudadana de la entidad, explicó que todos estos comportamientos también se deben a la falta de señalizaciones o ruteros dentro de las estaciones.
"Lo que hemos investigado es que la transición que está haciendo Cartagena de ser casi que una ciudad con mucho molde rural a convertirse en una con molde urbano, permite que no hayan comportamientos que sean coherentes con el cambio. Y lo otro es que, la etapa pedagógica se inició sin mucha planeación", recalcó.
"Si íbamos a enseñar a la gente a hacer la fila, lo primero que teníamos que hacer era unos ruteros, debían haber unas señalizaciones de por donde va una fila que entra y otra que sale, todo a través de una señalización de piso. Además, debían haber unos guías, y como Escuela de Gobierno lo hemos venido diciendo desde hace mucho tiempo, no unas personas que acomoden a la gente, no, son personas que cuando la gente llegue la reciban con un discurso pedagógico y le indiquen hacía donde debe ir. Nadie le dice nada al ciudadano y él se acomoda como el cree", agregó.
Serrano, indicó que estas acciones de la ciudadanía también son propiciadas por la cultura rebelde que está arraigada en Cartagena.
"Hemos vendido una cultura que se apropió tanto de la cotidianidad de 'marica el último'. Por eso, hay personas que no hacen la fila y ahí vienen las confrontaciones. Nuestra ciudadanía no tiene la tradición de la formación en colectivo, somos individualistas. A parte de eso, por naturaleza, tenemos una cultura rebelde. No estoy defendiendo una cultura de la informalidad, lo que estoy tratando de traducir es lo que está pasando para poder entenderlo e intervenirlo", dijo.
Por su parte, Transambiental S.A, el consorcio al que le fue adjudicada la licitación pública de la concesión 3 del SITM, resaltó la disposición de la ciudadanía de hacer fila para tomar el articulado.
"Se han visto comportamientos inadecuados, pero hay que destacar que el grueso de la población cartagenera se ha portado muy bien. Acá logramos que la gente hiciera fila, algo que nos costó mucho tiempo en Bogotá. El tema del empoderamiento hacía los buses y estaciones es algo significativo, siempre va a haber un porcentaje menor de ciudadanos que se porten mal", apuntó.
SATISFACCIÓN DEL USUARIO
Pese a todos estos inconvenientes que han surgido con el uso de Transcaribe, el 92% de los usuarios son frecuentes y manifiestan que cuando se inicie el cobro seguirán usando el Sistema con la misma frecuencia que en la etapa pedagógica, según una encuesta realizada en enero de este año por Transambiental S.A.
El análisis también detalla, que el 53% de las personas llega caminando y sólo el 32% viene del transporte público, cuando se pensaba que era mucha más la gente que se bajaba de las busetas para seguir en Transcaribe.
¿ES POSIBLE UN CAMBIO?
Para la Escuela de Gobierno, sí es posible que la ciudadanía deje de tener comportamientos inadecuados frente al Sistema.
Según el director del programa de Cultura Ciudadana, Justo Serrano, la clave más allá de construir modelos de ciudad desde la administración distrital y reforzar los modelos de pedagogía, está en que los cartageneros se enamoren del SITM. Sólo así, la comunidad se autoregulará y tendrá comportamientos asertivos. 
"Lo que hay que hacer es entender a la ciudadanía y bajo eso, irle enseñando metodológicamente e idóneamente que se deben adaptar a los nuevos tiempos. Tenemos que entender como vender los imaginarios. Más que como una crítica, lo que nosotros como Escuela de Gobierno hemos dicho, es que Transcaribe es una herramienta de transformación social, conductual y comportamental fundamental en la ciudad, pero solo sí sabemos guiar a la gente", concluyó.
El próximo 27 de marzo se inicia la etapa comercial, y las "transcaribeñadas" están a la orden del día. Y aunque en el Sistema se seguirá insisiendo en que se acaten las normas, es necesario empezar a adoptar conductas que propendan a una cultura de respeto por lo propio.
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