Georges Vernette vino de París hace más de veinte años, tras una pasión que lo llevó a otra: los volcanes de lodo para su tesis doctoral, y en su peregrinaje por los volcanes de lodo del Caribe colombiano, encontró su amor: Miriam Campos. Esta vez regresó de Nimes, con el camarógrafo francés Jacques Rouquette y el investigador colombiano Iván D. Correa, a realizar el documental sobre los volcanes de lodo. Los tres han rastreado todas los documentos, y las primeras cartas escritas por el alemán Alexander Von Humboldt describiendo los volcanes de lodo de Turbaco.
Los nativos de Turbaco habían visto una franja de tierra pantanosa perdida entre las palmeras que muchas veces estallaba con fuegos efímeros, y la llamaron Volcancitos. Los sacerdotes españoles asperjaban el agua bendita sobre aquellas emanaciones para apagar el fuego, sin saber que estaban sobre terrenos volcánicos. Fue Humboldt el que madrugó en el siglo XIX para estudiar el fenómeno con precisión sobre los volcanes de Turbaco. Los descubrió a seis mil metros al este del pueblo y los llamó Volcanes de aire de Turbaco.
Esos textos inspiradores también impactaron a Georges Vernette y a sus amigos.
En el Volcán del Totumo, muy cerca de Santa Catalina, subieron por una escalera de madera hasta el cráter que está en una altura cercana a los veinte metros, y allí encontraron el espectáculo de la gente bañándose en el lodo. Los nativos venden la arcilla del volcán en frascos, como un antídoto prodigioso contra las infecciones y las erupciones de la piel. Pero la narrativa y la inventiva humana también son parte del paisaje cultural.
Los tres han viajado al Golfo de Morrosquillo, Arboletes, San Antero, Altos de Mulatos en Turbo, y han recorrido las tierras volcánicas donde hoy está erigida una universidad y una urbanización en Cartagena. Pero también subieron al cerro de la Popa, al que consideran un probable “volcán ciego”. Tiene la estructura cónica de un volcán, y lo que les hace pensar que pudo serlo, es que las rocas estudiadas tienen mucha arcilla por dentro. Las evidencias de otras zonas volcánicas como la urbanización El Rodeo, en donde han hallado residuos vegetales en zonas calcáreas. También han estudiado la plataforma continental, en donde han percibido redes sísmicas.
“Siempre nos imaginamos un volcán incandescente, con su lava ardiente, que es una modalidad clásica de los volcanes, pero también está el volcán frío. Un volcán de lodo es una elevación menor de tierra, en forma de un cono y con una boca. Hay volcanes de lodo en el sur de Europa y en el sureste asiático, y en casi todos los países petroleros. Ascienden en esa loma los gases emanados de depósitos de petróleo y se eleva una arcilla hidratada que forma charcos. En esos charcos se observa la emanación de las burbujas. Los gases emanados de los volcanes de lodo, formados por hidrocarburos gaseosos, metano y anhídrico carbónico, gases sulfurosos, pueden generar combustión espontánea. Una vez en Arboletes, alguien encendió un fósforo cerca al volcán y el gas explotó fatalmente sobre nueve personas”.
Jacques Rouquette recuerda que el 12 de diciembre de 1979 hubo un terremoto en Tumaco en la Costa Pacífica, se rajó la tierra, y en medio de un gran llamarada al cielo, salió un volcán de lodo”.
El apoyo de Colombia
El viaje de los tres quedará convertido en un documental científico que han titulado “Los volcanes de lodo de Colombia”, que tendrá 50 minutos, y recogerá los testimonios de las comunidades que viven cerca a los volcanes de lodo.
“En cada pueblo lo que hemos encontrado es una cálida hospitalidad de la gente”, dice Iván D. Correa, quien tuvo como maestro en Francia, a su profesor Georges Vernette. El documental trabajará entre julio y diciembre de 2017 su montaje y post producción. Y será presentado en el Festival Internacional de Cine de Cartagena (Ficci 2018).
La odisea investigativa de los tres tras las huellas de los volcanes de lodo no hubiera sido posible, sin el apoyo de la Comisión Colombiana de Oceanografía, el Servicio Geológico, el Centro de Oceanografía Invemag, Corpourabá, la Defensa Civil de San Bernardo del Viento, Carlos Andrade y Gustavo Ángel, y sobre todo, de la colaboración de los pueblos y de la gente que vive cerca a los volcanes de lodo.
Epílogo
La misma curiosidad científica de Humboldt los ha traído hasta nosotros. El lente atrapa los volcanes de lodo en su silencio milenario y en sus emanaciones de arcilla que brotan de los ojos ocultos del volcán. Los tres esperan regresar a Cartagena en 2018 a mostrar el resultado de su errancia por el Caribe tras los volcanes.
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