“Vanidad, sin duda, mi pecado favorito”.
Si usted vio la película El abogado del diablo, reconocerá inmediatamente esta expresión.
El pecado preferido de Satanás, interpretado por el maestro de la actuación, Al Pacino, está muy de moda y se camufla bajo el nombre de mundo fitness, crossfit, circuitos. En fin...
Esta nota no es una apología al mundo fitness ni mucho menos una crítica. Sólo se pretende conocer qué hay detrás de esta usanza: ¿vanidad? ¿Exclusividad? ¿Moda? ¿Adicción? ¿Escape? ¿Carencias? ¿Salud?
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Cindy Narváez estaba cansada de ser la gordita de cara bonita, la que no podía conseguir un novio de verdad, la amiga de todos, pero la amenaza para ninguna mujer.
Salía muy poco: de la universidad al trabajo, y de allí a la casa. Tenía que recorrer el mayor número de tiendas buscando algo que se le viera medianamente bien, aunque muchas veces regresaba a casa con las manos vacías.
La gente no se fijaba en sus cualidades sino en su sobrepeso. Siempre le hacían comentarios como, “ay, qué linda la gordita. Por lo menos tiene la cara bonita”. Vivía acomplejada, pero sus inseguridades se vinieron más al piso una vez que asistió a una fiesta y se sentó en una de las sillas que estaban en la calle, la cual se hundió por completo, porque no había pavimento. Los invitados no pudieron contener las risotadas, y Cindy desapareció en el acto.
Ese incidente fue el detonante para que entendiera que necesitaba un cambio.
Fue a un centro de entrenamiento fitness y, en las primeras clases, no lograba sobrepasar los cinco segundos de entrenamiento. Jamás había hecho laterales, zancadas, sentadillas. Todo era nuevo, pero pronto se convirtió en la alumna más disciplinada: a los primeros 25 días logró bajar 17 kilogramos.
A los 2 meses, bajó 22 kilos. Después de haber llegado pesando 74, hoy está en 52. Está tan tonificada que se convirtió en la imagen del centro de entrenamiento al que asiste, y ahora participa en un torneo de físiculturismo que busca a la nueva chica fitness.
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No logro olvidar una de las frases de Cindy (“La sociedad es más dura con los gordos”), porque me hizo recordar la columna de la flaquísima Alejandra Azcárate sobre las 7 ventajas de la gordura:
Las gordas, cuando van a los almacenes, no se pasan horas midiéndose opciones de prendas, porque pocas veces encuentran su talla. Sus compras son breves. ¿Qué me queda? Eso me llevo. Punto.
En el sexo se desinhiben con facilidad. Contrario a sentir complejos por su figura, tienden a ser tan seguras de ellas mismas que se convierten en grandes amantes. Siempre se entregan como si fuera la última vez, porque de hecho saben que podría serlo.
Lo mejor (¿o peor?) fue el remate:
Con todo y eso, no nos digamos mentiras, es mejor ser flaca. Así que no se engañen más. Dejen de pensar que son de huesos grandes, que retienen líquido y que el color negro adelgaza. Están gordas. ¡Asúmanlo! Y así suene cruel, es la cruda verdad. Ojo no con la tiroides sino con la ‘mueloides’ y sobre todo no olviden que uno gordo se ve lindo solo cuando es bebé.
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No hay nada dañino en hacer ejercicio. De hecho, practicar, por lo menos, una actividad física al día genera cualquier cantidad de beneficios para la salud. El problema es cuando las personas se obsesionan tanto con lo estético (verse bien) que descuidan otras áreas.
Al respecto, la psicóloga Tatiana Buitrago afirma que “el ejercicio es positivo en cuanto a la salud, pero no totalmente desde lo estético, porque la belleza es un efecto dominó, un desencadenante que, si bien se va a dar, no debe convertirse en la motivación principal. Uno se da cuenta que la gente que se dedica totalmente al ejercicio, no quiere envejecer, está obsesionada con la apariencia: desayuna, almuerza y cena ejercicio; lleva una dieta rígida, derrocha mucho dinero en el mundo fitness y descuida otras áreas, como la familia”.
La magister del Instituto de Teoría Crítica de México, Sandra Lorena Hidalgo, afirma que “el mundo fitness es un fenómeno propio de la contemporaneidad, que consiste en la acción modeladora que se ejerce sobre el cuerpo, pues el diseño de la corporalidad, a través del ejercicio físico, surte un efecto, más allá de lo estético, en la concepción social de lo que visualmente se considera un cuerpo sano, armonioso o atrayente. En este sentido, este tipo de ejercicios permiten, gracias al esfuerzo físico y la voluntad, romper con la idea tradicional de que el cuerpo debe permanecer como algo cerrado e inmodificable por haber sido dado por la naturaleza o por Dios”.
De igual manera, a la luz de las nuevas experiencias que plantea el mundo fitness, Hidalgo asegura que se ha generado lo que podría denominarse como “la golosina visual del isomorfismo de los cuerpos”. Se trata de un nuevo sistema narrativo en el cual el cuerpo se transforma en signo de expresión de la persona y en el cual ejercen influencia los medios de comunicación.
“El fenómeno fitness –añade-- no es un caso aislado de la construcción de una nueva realidad llevada a cabo por los medios de comunicación, mediante los cuales se mercantiliza la imagen corporal y se crea un concepto social sobre las características deseables en el aspecto exterior de las personas”.
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En conclusión, es usted quien decide qué espera conseguir con esta práctica:
¿Salud? ¿Mejorar su aspecto? ¿Conseguir una pareja bella? ¿Ser aceptado en un grupo social? ¿Proyectar una imagen más cool en las redes sociales? ¿Todas las anteriores?
Lo mejor de esto es que no hay respuestas ni buenas ni malas. El veredicto es solo suyo.
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