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[Video] La encantadora forma de ayudar a quienes padecen cáncer de mama

¿Padeces cáncer y te hicieron la mastectomía pero aún no te puedes reconstruir? No estás sola y aquí te damos una opción de prótesis cargada de amor.

LAURA ANAYA GARRIDO

27 de septiembre de 2020 08:29 AM

El día que le dijeron que el cáncer se había apoderado de su seno derecho, Ludmila Cavallo no pudo evitar recordarlo: su mamá, Susane Zulategi, había muerto de esa enfermedad justo a los 54 años, los mismos que ella tiene ahora.

Aquella dolorosa imagen volvería treinta años después, en junio de 2020, en medio de una crisis económica y sanitaria tan profunda que casi nadie vive para recordar ningún precedente. Tan profunda como la desesperanza que la misma Ludmila sintió en París, la ciudad en la que echó raíces después de salir de Cartagena y en la que vive hace veinte años. Tan profunda como el abismo del miedo en el que cayó.

“Hace treinta años no había las medicinas ni los avances de hoy, no pudieron salvarla -me dice desde su casa, al otro lado del océano Atlántico y con una voz absolutamente cálida-. Ella luchó tres años y finalmente murió.

“Ese choque... No te puedo decir que no fue difícil, fue terrible. Cuando te dicen que padeces cáncer y tienes solo 54 años, dos hijos todavía adolescentes y te viene toda esta película de tu madre, que la sufriste y la viste con ella, hay un choque muy duro. La reacción mía al principio fue la de toda mujer: temer, no sabes si vas a salir de esta o no”.

A esas alturas de 2020, el mundo estaba tan confinado que ni siquiera Yaro Pitro, el hermano de Ludmila, había podido viajar de Colombia a Francia para darle ese abrazo que ella tanto necesitaba cuando le dijeron que requería una mastectomía porque el cáncer había avanzado irremediablemente por su seno derecho. Sí, ella estaba con su esposo y dos hijos, pero en circunstancias tan difíciles los abrazos nunca sobran y son benditos para la desesperanza.

Después de la mastectomía a la que la sometieron en julio, Ludmila regresó a casa desanimada, con una cicatriz de veinte centímetros en el pecho: ella, la misma mujer que estudió Turismo, la que habla cinco idiomas y recorrió el mundo durante doce años a bordo de los cruceros en los que trabajó, se sentía mutilada en su feminidad. Despojada. Incompleta.

[Video] La encantadora forma de ayudar a quienes padecen cáncer de mama

Ludmila Cavallo es su nombre de casada, su nombre de soltera es Ludmila Pitro. Aquí posa con los knockers que teje.//Foto: Cortesía.

Un poco de aquello que le faltaba

Tanto su familia como sus amigos fueron vitales en el proceso para que Ludmila comenzara a soltar el miedo, pero Martha, su gran amiga, merece una mención especial. Ella vive en Estados Unidos e hizo hasta lo imposible por viajar hasta Francia en medio de la pandemia y entregarle a Ludmila un regalo que comenzaría a sacarla del abismo.

Un knocker, es decir, una especie de prótesis tejida que llena ese espacio vacío del brasier y le ha ayudado a Ludmila a reconstruir un poco de la seguridad que la mastectomía le arrebató.

“Mi amiga buscó maneras de ayudarme y encontró una página web, la de la asociación Knitted Knockers. A ella le encantó la idea y lo primero que hizo fue pedir un knocker, esa palabra significa tetas y los americanos lo llaman así porque viene el verbo knock... Es como en el boxeo, knock out, porque, claro, una mujer con buenas tetas ¿qué hace con un hombre?, lo deja noqueado -ríe-, por eso se llaman knockers y knitted significa tejido, son (prótesis) tejidas”.

Aquella prótesis adorable, tejida y femenina se convirtió en una bendición cómoda y antialérgica que Ludmila puede usar sin que afecte su herida y sin que irrite su piel después de las sesiones de radioterapia.

Este es un knocker, cada voluntaria tarda alrededor de tres horas en tejer uno.//Foto: Cortesía.

“La encontré, primero, súper suave; bonita, porque es tejida y la puedes personalizar: puedes sacar o meter más relleno y te la puedes acomodar”, menciona y anota que restan seis meses para poder usar una prótesis de silicona por complicaciones con la cicatriz y cinco años para pensar en reconstruir su seno. “¿Te imaginas todas esas mujeres que no se pueden poner jamás una prótesis por cuestiones médicas o no se pueden reconstruir el seno? ¿Y las que nunca podrán reconstruirse, por ejemplo, porque no tienen dinero?”, me dice.

Quizá esas dos preguntas y la esperanza que afloró ella con aquella prótesis tejida, la llevaron a querer conocer más de Knitted Knockers y a que se haya unido a la asociación.

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¡Necesitan que donemos!

Ludmila conoció a Bárbara, la estadounidense que fundó la asociación, y supo cómo funciona todo: que los knockers no se venden, sino que se le regalan a todas las mujeres que lo necesiten. Que ella misma podía tejer algunos y ayudar a proveer a mujeres de todo el mundo que estaban atravesando el mismo proceso. ¡Sí!, creó un grupo en Francia: perdió un trabajo en el que solía capacitar a empleados de empresas como Airbus en temas técnicos y en cinco idiomas, ahora se dedica a curarse y a tejer knockers.

Lidera un grupo conformado por dos francesas, otra colombiana y una argentina que también tejen en Francia y fundó otro equipo en Colombia, a control remoto, con amigas del colegio, primas, en fin, mujeres que también se enamoraron de esta obra.

“Una de cada 8 mujeres padece esta enfermedad, lo que nosotros queremos es acompañarlas, acompañarnos. Decirles que no están solas, si quieren el knocker se lo enviamos, si quieren llamar y desahogarse, aquí estamos”, concluye.

Necesitan donaciones

La página web de Knitted Knockers es www.knittedknockers.org y allí cualquier mujer puede pedir una prótesis tejida a través de un correo electrónico o una llamada. Allí mismo encontrará un directorio actualizado por países.

“Trabajamos diferentes copas, desde la A hasta la F. Son tan buenos que el mía lo uso casi todos los días, lo lavo en la noche. Lo lavo en la lavadora a veces, pero solo lo seco al sol y no se ha desecho para nada”, explica Mila.

“La idea no es venderlos, es proveerle a todas las personas de cualquier país, circunstancia, estrato, uno o dos, o los knockers que necesiten”, me cuenta. “Nos estamos financiando nosotras mismas por ahora, pero nuestro objetivo es proveer a todas las mujeres de nuestro país y de países vecinos y para ello necesitamos patrocinio o donaciones. Quienes deseen ayudarnos, pueden contactarnos al mail judithpupo@hotmail.com”, dice Mila.

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