Hace dos años, en el colegio, escuchó por primera vez hablar sobre la música clásica y conoció algunos de los instrumentos musicales que se promocionaban en el recién inaugurado Centro de Alto Rendimiento Musical Biorritmo, apoyado por la Refinería de Cartagena y Ecopetrol, en la Institución Educativa Técnica de Pasacaballo.
En la primera clase y después de escuchar al profesor, le llamó la atención el clarinete.
Años atrás, cuando hacía parte del grupo de baile de música folclórica Cayambe, ya desaparecido, había tocado la tambora y la flauta (instrumentos autóctonos de la región Caribe), y aunque pensaba que eran sus preferidos, no lo eran tanto como el que acababa de conocer.
“El clarinete es algo especial, que cada vez que lo toco me transporta a otro mundo”, dice y reconoce que es un instrumento complejo para el que hay que tener mucha técnica y saber manejar los dedos”.
Juan Camilo, de 18 años de edad, es el vivo reflejo de lo que pueden llegar a ser muchos jóvenes como él cuando se les da una oportunidad para superase.
Asegura que la música cambia a la gente: “Pasé de ser un joven rebelde en la casa y el colegio, a un joven ejemplar y talentoso”.
Su buen comportamiento y disciplina lo llevó a ser uno de los seis jóvenes del curso de música - escogidos entre 150- que tuvieron el privilegio de recibir clases magistrales dirigidas por maestros solistas internacionales presentes en el pasado Festival Internacional de Música.
“Es realmente una experiencia maravillosa recibir las clases de manos de personas que tienen una alta experiencia. Eso te abre la mente y te anima a seguir adelante”, dice.
Desde que terminó el colegio tiene claro que lo que quiere estudiar es Música y para lograrlo se prepara para ser el mejor clarinetista de Colombia y por qué no, del mundo. Sueña con ser docente de música y enseñar a todos en el corregimiento.
“En Pasacaballo los jóvenes se dedican a desperdiciar su tiempo libre en las cantinas, al lado de un picó, tomando porque son pocas las oportunidades que tienen: Muchos terminan el colegio y si no hay plata o no quieren estudiar, se les va la vida en las calles vagando o trabajando en lo que salga. Lo peor es que hay muchos con talentos, pero no han tenido la oportunidad como yo, de explotarlo”, dice Juan Camilo.
Mientras llega ese momento asiste a las clases tres veces por semana y el resto del tiempo se encierra en su habitación a tocar el clarinete. Dice que su madre y hermanos, con los que vive, lo apoyan mucho y los amigos del barrio son los principales seguidores.
“Es muy satisfactorio saber que muchas personas se sienten orgullosas de lo que haces y sobre todo de que te apoyan y siempre están ahí dispuestos a darte una mano”.
Dándose a conocer
A través de Biorritmo, Juan Camilo y el resto de jóvenes ya han dado a conocer su talento en las presentaciones y eventos a los que han asistido coordinados por los maestros.
Los escenarios en los que dan muestra del talento para interpretar música colombiana y clásica, se aprecian en los salones de los clubes más reconocidos de la ciudad y en eventos en los que está presente la Alcaldesa y empresarios.
Según Carlos Orozco, uno de los maestros Biorritmo, del grupo hacen parte 150 niños entre los 8 y 18 años a los cuales se les enseña conceptos musicales, manejo de instrumentos y voces.
Hoy, el Centro cuenta con una banda musical, una orquesta juvenil, dos orquestas infantiles, un grupo de percusión, un grupo de violines, un grupo de fusión rock latino, un coro, una banda de vientos con instrumentos como saxos, flautas traversas, clarinete, trompeta, tambora y saco tenor.
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