Es cierto: en nuestro ADN está grabada la costumbre de acumular para afrontar los futuros tiempos difíciles, pero esto no debería aplicar para su armario. Básicamente porque le complica la vida cada vez que va a buscar una prenda específica entre semejante anarquía y además le quita espacio a otras.
Así que encuentre unas horas libres en su agenda, sírvase una copa de vino, desocupe el clóset y comience a separar todo aquello que deberá abandonarlo para siempre. ¿Pero cómo saber lo que va a regalar, botar, donar o vender? Bajo las siguientes premisas:
- La prenda lleva guardada más de un año.
No solo podría estar pasada de moda (los fashionistas consideran ese tiempo para catalogarla como tal), sino que, en serio, ¡todos sabemos que usted no se la volverá a poner!
Por supuesto, no nos referimos a un clásico de calidad, en el que usted invirtió una buena cantidad de dinero… ¡ese se queda!
- ¿Tiene un valor sentimental?
La blusa rosa fue un regalo de su primer novio. O la abuelita le tejió ese saco con mucho cariño. Quizá el pantalón de los noventa es un recuerdo de su primer viaje a Europa… En fin, razones hay muchas. Pero es hora de dejar el pasado atrás, con todo y esa ropa que nunca se pone.
- No está en buen estado.
Tiene manchas, se ve gastada, descolorida, con pelusas o está descosida o “brillada” (¡y no es una blusa de lentejuelas!).
- Ya no corresponde a su talla actual.
Si le queda grande, ¡perfecto!, significa que su alimentación sana y equilibrada ya dio resultados. Si le queda pequeña, no la guarde prometiendo que la volverá a usar cuando adelgace; mejor compre una nueva al alcanzar su objetivo.
- No concuerda con su estilo de vida.
Saque de su clóset todas las pintas que usaba cuando tenía citas a ciegas, era soltera y estudiaba su último semestre en la universidad. Ahora, como ejecutiva joven y exitosa, que está recién casada, esa ropa que guarda no va con sus nuevos roles.
- Definitivamente ya no le gusta.
Tal vez usted adoraba el verde, pero ahora sabe que no le va a su tono de piel… entonces, ¿por qué mantener esa blusa color esmeralda?
- La hace sentir insegura cuando se la pone.
O cuando se mira al espejo. Si no se siente la mujer más estupenda y segura de sí misma al ponerse esa ropa, ¿por qué la tiene aún en su clóset?
- No la volvería a comprar.
Échele un vistazo nuevamente a esa prenda y responda sinceramente: ¿Si fuera en plan de tiendas, volvería a comprarla con el mismo entusiasmo? Si la respuesta es no, o dudó por algunos segundos, deshágase de ella.
- Pero podría “salvarse”…
Si remodelándola o haciéndole un pequeño arreglo (¡muy pequeño!) esa blusa volverá a ser protagonistas de su armario, entonces sí merece una nueva oportunidad.
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