A veces parece que siguiera siendo una niña, pero en escena se convierte en ‘señora’ actriz. Su voz es pueril, aunque la use para hablar con mucho carácter, el mismo que la hace reír divertida mientras admite que a sus veintidós años, prefiere estar con sus padres en Miami, que viviendo sola en Nueva York.
Se llamó Policarpa Salavarrieta y Helenita Vargas, personajes interpretados con determinación y carácter, y de los cuales salió ovacionada. Su éxito no es producto de un golpe de suerte y ante todo tiene claro que su profesión se construye sabiendo decir ‘no’, pues se niega a repetir actuaciones o a encasillarse sin sentido.
Tampoco cree que deba someterse a ciertas exigencias para probar su talento y en esto es muy radical: no le interesa ningún personaje que le exija hacer desnudos, escenas de cama o cosas por el estilo. Quiere como nada papeles que a partir de situaciones sugeridas pongan a reflexionar al televidente. Y lanza esta frase tan contundente para respaldarse: “No soy religiosa, no me gusta la religión; soy cristiana, pero no porque vaya a la iglesia sino porque es mi estilo de vida y me siento bien con él y mis principios. Por eso creo que hay personajes que pueden concientizar a la gente, pero no veo la necesidad de mostrar mi cuerpo para ello, no estoy dispuesta a eso.
Mi anhelo más grande es guardar mi pureza –continúa Ana María-. No creo que nadie tenga que verme así, ni siquiera a mi novio lo dejo, así que no veo por qué otra gente tenga que hacerlo. Por ejemplo en Mamá también insinuamos las situaciones y esa es una manera muy inteligente de hacer pensar al televidente; creo que cuando es necesario mostrar tanto, de pronto no hay mayor profundidad en la historia”.
Dos mujeres y una vaca
Hasta el momento, como ella misma asegura, escalar en su carrera o tener éxito no ha dependido de eso. Porque además de estar en sets de grabación desde los doce años, no se le escapó hacer cine y teatro. De hecho, uno de los proyectos que la tuvo más ocupada cuando terminó La Ronca de Oro fue el rodaje de Dos mujeres y una vaca, largometraje ciento por ciento colombiano, que hasta el día en que hablamos con Ana María, no tenía fecha definitiva de estreno. Pero ella calcula que no pasará de junio de 2015.
Y está muy emocionada por ello. Por lo que cuenta, la película muestra a nuestro país de una manera hermosa y natural, aunque el reto no estuvo nada fácil, pues eran poquísimos actores en escena que alternaban con la vaca. “Prácticamente Luisa Huertas, una actriz mexicana a la que admiro muchísimo, y yo”.
Eso no fue todo. Su personaje, llamado Ermelinda, compartía varias características con el que ya había hecho den La Pola, así que estuvo unos días trabajando con el director, Efraín Bahamón, para encontrarle ese acento de campo sin clara procedencia que querían.
“La película es muy interesante porque a pesar de que a lo largo de la historia somos dos actrices nada más, hará entrar en razón a muchos colombianos para que valoren, cuiden y quieran lo que tenemos, pues logra una excelente reflexión sobre la violencia. Mi papel es el de una mujer de campo que ni siquiera sabe leer, pero que da la vida por su esposo y el hijo que espera. Me esforcé mucho por construir un personaje completo y bonito; y espero que para los espectadores sea creíble”.
“Welcome to Miami”
Hace tiempo Ana María estaba ahorrando para irse a estudiar Actuación a Nueva York. Sin embargo, hace dos meses se mudó a Miami, donde sus padres habían proyectado instalarse. La razón es que justo en el momento de hacer papeles y planes serios, se enteró de que la escuela donde quería estudiar acababa de abrir sede allí.
“Ellos se fueron antes. Iba a llegar a su casa y luego arrancaría para Nueva York. Pero la vida allá es cara, y la verdad no soy tan amiga de la soledad. Mejor vivir con ellos, así puedo estar con mis hermanitas”, dice riendo.
Su idea es estudiar Actuación para cine durante dos años. Ya lo hizo para televisión y teatro, así que considera prudente aprender sobre otros temas que rodean su oficio, como construcción y lectura de guiones y otras nociones técnicas. Por el momento no tiene ningún proyecto definido en nuestro país, pero no duda en decir que volvería si la llamaran para un personaje como le gustan.
“Cuando le dices ‘sí’ a todo, logras que tu trabajo se limite a hacer siempre lo mismo. Cuando dices que ‘no’ porque no es algo que te rete como actriz, le abres la puerta a dar y recibir muchas cosas. No me interesa tener mucha fama o hacer ochocientos personajes; prefiero pocos, pero que le dejen a la gente algo y que enriquezcan el trabajo de toda una producción. En definitiva, hay muchos personajes que no le dejan nada a tu carrera y dañan mucho tu imagen, y así como quiero crecer como persona, me interesa escoger proyectos que me enseñen”.
Cuestiones de corazón
Ana María anhela casarse joven. Lleva un noviazgo estable, y pese a reconocer que los tiempos que vivimos influyen en los retos de una relación, cree que el carácter es lo único que nos mantiene enfocados y capaces de hacer las cosas que consideramos están bien. Así que para ella el amor, más que un sentimiento, es una decisión.
“Todos tenemos momentos difíciles pero es cuestión de decidir. Cuando peleo con mis papás o con mi novio no siempre los quiero amar, pero decido hacerlo. Si el amor solo fuera un sentimiento estaríamos con muchas personas. Para amar se debe saber tomar decisiones inteligentes, si no, simplemente te dejas llevar por lo que sientes”.
Destacados
“Para la película que acabo de filmar tuve que tener más tranquilidad con la naturaleza, pues mi principal compañera de set era una vaca”.
Hace dos meses vive en Miami, ciudad donde estudiará Actuación para cine durante dos años.
“Me dejo guiar por los consejos de mis padres. Entonces, de acuerdo a estos y a lo que siento, tomo una decisión”.
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