No hay que ser muy perspicaz para entender que el amor de Beatriz por la radio tiene mucho que ver con la posibilidad que le brinda –por lo menos la mayor parte del tiempo- de ser imaginada por su voz y no juzgada por su apariencia. Y no es que ésta tenga algo de malo, todo lo contrario, es lo suficientemente bella para que muchos quieran meterla a la fuerza en moldes muy usados o en “generalizaciones torpes” si usamos sus palabras.
Al estereotipo de la “mona bruta” se lo conoce de memoria pero confiesa cierto placer cuando alguien se lo cuelga de nuevo. Y una de las razones de ese gozo es que por experiencia sabe que más temprano que tarde se lo terminan quitando, pues de bruta no tiene ni uno de sus pelos rubios. Sin embargo, es precisamente después de la sorpresa cuando la mayoría comprende que en su caso las apariencias sí engañan.
“Me encanta que la gente tenga el prejuicio de la ‘bonita bruta’ conmigo porque cuando me conocen -y lo digo con modestia-, dicen ‘qué bobo o qué boba fui’. Y precisamente porque siempre los han tenido hacia mí, me parece que los prejuicios son un atrevimiento pues nadie sabe qué equipaje carga el otro para ser como es. Juzgar es un despropósito, pues hace que uno se pierda de muchas cosas. Además, no todas las brutas son bonitas, esa generalización es muy torpe”, dice entre risas.
Sintonizarla en las siete frecuencias que tiene en el país Señal Radiónica (radio pública cultural) –entre ellas Medellín, Cali y Cartagena- es una buena manera de comprobar el confort natural que le producen las cabinas de radio. Su talento radica en una naturalidad total, tocada por un humor inteligente y espontáneo, que le ha valido propuestas por parte de grandes de la radio como Julio Sánchez Cristo y ahora mismo de varios canales de televisión.
Podría ser cantante, -aunque ella insiste en que solo canta ‘payaseando’-, pues su voz es versátil y puede sonar potente y dulce; eso sí, con una marca melódica más evidente cuando está al aire. Dice que un gran porcentaje de los dedicados a la radio musical son músicos frustrados, pero en su caso el amor por la música es más bien un propulsor de la gran pasión que siente por el ‘teatro de la imaginación’.
Tampoco su aspecto combina mucho con su alma roqueraa; por lo menos eso podrían pensar quienes usan como sinónimos ‘mona’ y ‘tonta’, y la mayoría en asociar los géneros musicales a looks y estilos de vida definidos. Lo cierto es que ni su aspecto bien cuidado ni su ropa parecen tener mucha conexión con sus gustos musicales, aunque éstos fueron influenciados tempranamente por su padre, quien le transmitió el espíritu potente vivido en los años setenta en Nueva York.
‘Un cuento’ de vida
De todas maneras, ser tan impredecible a simple vista es solo uno de los rasgos que la convierten en una persona especial porque también suelen pasarle cosas muy particulares. Una de ellas, solo por dar un ejemplo acorde con la música, ocurrió hace unos años cuando estaba de intercambio universitario en España. Pendiente de Twitter, pero sin entender muy bien qué pasaba, un día se percató de que sus seguidores le estaban diciendo a René, de Calle 13, que ella podía colaborar en una canción pues hablaba alemán –el músico había manifestado necesitar personas que supieran diferentes idiomas para su canción El hormiguero-, y unos minutos después él le estaba enviando un mensaje directo, preguntándole su teléfono y lugar de residencia.
En shock, emocionada, pero sobre todo incrédula ante lo que estaba pasando, le respondió; acto seguido sonó el teléfono, era él preguntándole si efectivamente hablaba alemán para grabarla en una de las canciones del disco. “Me dice: necesito que digas ‘tú quieres guerra’ en alemán. Pero obvio, con mis nervios… ¡todo mal! ¡Mezclé el alemán con el inglés!
Eso fue un jueves –continúa-. El domingo llegaba a España para un concierto y yo no planeaba salir así que estaba en pijama y con el pelo sucio. Entonces me llega un mensaje de René preguntándome si nos veíamos. Finalmente fuimos a comer a un restaurante árabe y luego de charlar me muestra la mezcla de la canción diciéndome que me busque. Cuando la escuché, pensé: ¡ay, no! Pues claro, por la emoción y todo lo demás, resulté diciendo ‘Tú quieres verdad’ en vez de ‘Tú quieres guerra’, pero no le dije nada porque después me cortaba (risas)”.
Y de la misma manera como le pasan ese tipo de cosas, siente que le ha llegado cada nueva oportunidad. Aunque no desconoce su constancia laboral y beneficios -como hablar perfectamente inglés y alemán-, cree que el secreto detrás de su ‘estrella’ no es más que una posición ante la vida: tener los brazos abiertos para recibirlo todo.
“El mundo es como uno lo ve, y será hostil si lo ves hostil; creo que la vida es generosa por naturaleza. Lo que pasa es que también procuro no pasar por encima de nadie, y cuando haces las cosas con amor y honestidad, la vida tarde o temprano te recompensa”.
Primero en la W
Beatriz también hizo un trato vitalicio: no aceptar ninguna oportunidad si no le genera pasión. Y eso, sumado a los estudios de Comunicación Social que cursaba, hizo que en ciertos momentos dejara pasar oportunidades como ser la productora internacional del programa informativo dirigido por Julio Sánchez Cristo.
Sin embargo, sería La W el lugar donde materializó su sueño –aunque había trabajado en emisoras online y en Javeriana Estéreo-, pues comenzó haciendo reemplazos en Mujeres W y luego hizo la producción del noticiero de las 3 am. Pero su salud empezó a responder muy mal al cambio de horarios. “Aprendí mucho. Todos eran increíbles conmigo, a Yamit Palacio lo admiro y lo quiero muchísimo, es un gran ser humano y además me tuvo mucha paciencia”.
El gran sueño de su vida es ser madre, pero el horario en que trabajaba había puesto en marcha un desorden ovárico que le descubrieron a los 16 años. Su semblante y bienestar iban en picada. Justo en ese momento abrieron convocatorias en Señal Radiónica y le pidieron la hoja de vida. Dos semanas después de las pruebas la estaban llamando para contratarla y entonces –tras atender su salud- decidió terminar su capítulo en La W.
Así que este año la seguiremos oyendo de 2 a 8 de la noche en Tardes Radiónica y La Clase, pero aquellos que prefieran abstenerse seguro la verán en televisión. “Me han llegado propuestas para hacer humor político y entretenimiento -como esos programas de restaurantes y bares-, aunque preferí decir que no. Pero este año decidí comenzar y estoy abierta a recibir los regalos de la vida”.
Comentarios ()