Seis años de casados y ocho de relación son suficientes para que con la mirada llena de luz, Isabel diga que puede imaginarse viejita al lado de Lucas, muriendo de la risa como hasta ahora, y con la seguridad de que es él el hombre de su vida. Pero en un inicio estaba confundida al respecto; porque muy divertida confiesa que a pesar de haberse visto en Medellín un par de veces, solo hasta cuando los dos se fueron a vivir a Bogotá comenzaron a salir… ¡y durante tres meses él no mostró un interés especial por ella!
“Cuando llegué a Bogotá, una amiga me dijo: ‘Lucas Arnau también está viviendo acá y está solo. ¿Por qué no salen a comer?’. Le respondí: ‘No gracias, acabo de salir de una relación y ahorita no quiero nada’. A lo que me contestó: ‘¡Pero no es para que te cases!’. Entonces acepté. Al poco tiempo salimos y me encantó.
Lo chistoso –continúa- es que se demoró mucho en echarme los perros, ¡qué verraco!, ¡tres meses! Me invitaba a comer, a cine, a teatro y ni una miradita. Pensé que yo no le gustaba. Y la verdad, soy muy ‘chapadita’ a la antigua en ese aspecto, porque primeros pasos no doy, a mí me gusta que me conquisten. Admito que me dio muy duro hasta que acepté la situación y decidí seguir saliendo con él en plan de amigos”.
Pero como todos sabemos, eso no fue más que un punto aparte, pues la historia viraría su rumbo luego de esos tres meses. Una noche que Lucas la invitó a un concierto y se las arregló para que su mánager le enviara un mensaje de texto a Isabel diciendo: “esta canción es para ti”. Por supuesto, el tema era súper romántico y por fin se dio cuenta que lo del cantante no era falta de interés sino todo lo contrario.
Desde ese día fueron novios y comenzó a crecer el amor, sentimiento en el que se sentían muy cómodos luego de habérselo tomado con calma y ser amigos durante esos meses. La siguiente etapa fue irse a vivir juntos, y luego de un tiempo de convivencia no cabía la menor duda: caminarían juntos al altar.
“Aunque en un inicio estaba impaciente, que nuestra relación pasara por todos los procesos me gustó. Creo que primero conocernos como amigos, luego como novios y finalmente como esposos, nos dio mucha solidez pues hemos pasado por las duras y las maduras, y ahora podemos recibir los hijos cuando tengan que llegar. Hemos estado ‘haciendo la tarea’, pero de arriba todavía no los han querido mandar. Ahora estoy pendiente de si me sale un proyecto nuevo, en cuyo caso tendría que comenzar a cuidarme de nuevo”.
Ella se ocupa…
Y mientras decide si actuará o no en un nuevo proyecto, sus días se ocupan en dos tareas que la apasionan. Por un lado, ella es una parte muy importante del equipo de trabajo de su esposo, pues es quien se encarga de organizar todo lo relacionado con el presupuesto.
Paralelamente, este año fue elegida como imagen de la ya tradicional Carrera de la Mujer, campaña que la emociona no solo por ser una causa social sino porque desde pequeña Isabel vibra intensamente con el deporte.
De hecho, cuando era chica eligió el voleibol como su ruta en la vida. Sin embargo, tras un tiempo de hacer parte de la Selección Antioquia, se dio cuenta de que para vivir de ese deporte tendría que irse del país, algo que no parecía muy viable por ese entonces. Sin embargo, esta Ingeniera de Sistemas de profesión no abandonó nunca la pasión por entrenarse. De hecho, correr es una de las actividades básicas en su rutina física.
“Ser la imagen de la Carrera de la Mujer me hace crecer el pecho de emoción. Por eso invito a todas las mujeres a que hagan deporte, a que encuentren el tiempo para ello, pues es muy importante para tener una buena salud. Ya corrimos en Cali con siete mil mujeres, en Medellín con ocho mil, y ahora nos faltan Bogotá y Barranquilla”.
Isabel le atribuye al deporte un lugar especial en su vida. “Es súper bonito, porque mientras estoy corriendo pienso qué le voy a aportar a mis personajes, cómo puedo solucionar determinados problemas… en fin, se me ocurren unas ideas que digo: ‘Dios mío, qué maravilla’. De hecho, muchas situaciones pueden resolverse haciendo ejercicio; así que aunque no lo hago profesionalmente, sí lo he podido armonizar con el resto de mi vida”.
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