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La verdadera historia de Mary Poppins

REVISTA NUEVA

01 de marzo de 2014 12:15 AM

No sale bien librada en sus biografías la escritora, poeta y periodista de origen australiano Pamela Lyndon Travers, quien en 1934 conoció el éxito después de que su primer libro (luego escribiría siete más),  que contaba la historia de una niñera voladora en Londres, se convirtiera en el best seller de la época. Todas coinciden en que P. L. Travers, la autora de la saga Mary Poppins, fue una mujer malhumorada, fácilmente irritable, egoísta e incluso cruel. Se ganó este último calificativo cuando Camillus, su hijo adoptivo, decidió contarle la verdad a un prestigioso periódico inglés: que cuando Pamela había decidido adoptar, acudió a una pareja de abuelos que estaban a cargo de seis pequeños nietos, dos de ellos gemelos. La escritora decidió llevarse a uno de ellos –después de consultar a una astróloga, quien le dijo que este era el menos problemas le iba a dar en el futuro-, ignorando las súplicas de los ancianos para que no los separara.

Y eso no es todo: Camillus dedicó tiempo y esfuerzo para encontrar a Anthony, su hermano gemelo, y lo llevó a casa. Cuando Pamela los vio, en lugar de alegrarse, tuvo un patético episodio de furia y le prohibió a Anthony regresar. ¿El final de la historia? Camillus vivió en adelante la existencia triste de un hombre atrapado por el alcohol y la decepción. Pamela murió a los 96 años de edad.

Con esta mujer tuvo que hacer negociaciones Walt Disney para convencerla de ceder los derechos del libro y autorizarlo a llevar a la Poppins a la pantalla grande.  El asunto terminó siendo una verdadera odisea; basta decir que le costó al magnate más de 20 años de esfuerzo y mucha paciencia para encarar a una Pamela terca y hosca que se negaba rotundamente a que su niñera “fuera vapuleada por Hollywood”.  A principios de los cuarenta el señor Disney hizo los primeros intentos y la respuesta de la escritora fue un absoluto “no”. Todos los años, de ahí en adelante, la  escena se repitió.

Solo hasta 1961, cuando las ventas de sus libros comenzaron a bajar y el panorama económico se veía gris, P. L. Travers accedió a viajar a Los Ángeles para hablar en serio sobre el asunto e imponer sus condiciones (una de ellas, que Mary Poppins no fuera un dibujo animado sino interpretada por una actriz). Fueron dos semanas en las que el empresario, armado de imaginativos guiones gráficos y alegres canciones lanzó una ofensiva impresionante contra una quisquillosa autora que no cedía. Algunas veces Walt Disney creyó que los derechos se le escapaban de las manos definitivamente, pero poco a poco logró romper el caparazón de la Travers hasta que ella accedió.

Pero también de ahí en adelante el camino fue tortuoso para los dos. Muchas veces el proyecto amenazó con irse a tierra, especialmente por las exigencias de la autora en todo el proceso de selección de actores, guión, música e incluso edición. Algunos biógrafos aseguran que cuando Pamela vio el resultado final –un musical donde se mezclan actores reales con escenas animadas- se mostró decepcionada y corrió a incluir en su testamento una cláusula que prohibía adaptar su obra literaria a ningún norteamericano. Otros aseguran que la relación con Walt Disney quedó rota para siempre.

Lo más parecido a la realidad
Ayer se estrenó El sueño de Walt, una película que para conmemorar los 50 años de la adaptación cinematográfica, se inspira en la historia sobre cómo el clásico largometraje llegó a la pantalla grande. Los protagonistas, la doble ganadora del Oscar Emma Thompson y Tom Hanks, también con dos estatuillas en su hoja de vida.

Buscando la mayor fidelidad en la producción de esta película, los realizadores acudieron a consultores que fueron testigos presenciales, como el compositor Richard Sherman, quien tuvo que lidiar con la irracionalidad de Pamela Travers durante esas dos  semanas, 50 años antes. Le enviaron el guión para tener su aval y después de leerlo Richard aseguró que contaba la historia tal como había sucedido. El compositor también ayudó con los diálogos para hacerlos lo más fiel posible a la realidad, incluyendo frases específicas que solían usar en el estudio de Walt Disney.

“Nadie en el mundo conoce realmente esta historia. Siempre dijimos que ella era una mujer difícil, pero esta es la primera vez que se habla de ello. Walt reunió a un par de compositores y a un narrador para crear una película que sabía que podía vender al mundo. Walt sabía lo que tenía entre manos. Pero no podía convencer a la señora Travers, y esa es la historia”, aseguró Richard Sherman en una entrevista reciente.

Cada ambiente en el que transcurrió la  tensa negociación fue cuidadosamente replicado. Incluso la oficina de Walt Disney, valiéndose de fotografías que encontraron en los archivos de la productora, las cuales mostraban dónde estaba ubicado cada uno de los muebles. Por su parte, el veterano diseñador de vestuario Daniel Orlandi, tuvo el reto de vestir a Tom Hanks con trajes que remedaran el vestuario que la leyenda de Hollywood solía usar en esa época.

 

SOBRE EL SUEÑO DE WALT…
Para lograr un look auténtico en su papel como la autora de Mary Poppins, Emma Thompson decidió someterse a una permanente de apretados rulos en el cabello y no usar peluca. Tom Hanks también se dejó crecer su propio bigote.

El filme se rodó en Los Ángeles, con locaciones clave que incluyeron el parque Disneylandia en Anaheim, el Teatro Chino  (antes se llamaba Teatro Chino de Grauman) en Hollywood, donde se estrenó Mary Poppins en 1964) y los Estudios Walt Disney en Burbank (que abrieron en 1940 y fue donde se rodó en su totalidad la película hace 50 años).

Para realizar la película, los cineastas pudieron acceder al Walt Disney Family Museum en el parque El Presidio de San Francisco. Inaugurado en octubre de 2009, el museo fue cofundado por la hija, Diane Disney Miller, y el nieto de Disney, Walter E.D. Miller, y es operado por la organización sin fines de lucro Walt Disney Family Foundation. El edificio de exhibición de 3.700 metros cuadrados cuenta con la más nueva tecnología y documentos y objetos históricos para dar vida a los logros de Disney.

Luego de adquirir el guión de El sueño de Walt, el estudio Disney consultó 500 páginas de documentos sobre el desarrollo de Mary Poppins: desde borradores de tratamiento de la película y guiones hasta correspondencia entre figuras clave del equipo de producción.

Los miembros de los Archivos Walt Disney estaban disponibles los siete días de la semana para responder a preguntas de los cineastas y actores como: “¿Qué compañías de refrescos tenían acuerdos de colocación de productos en Disneyland en 1961?”; “¿Cómo estaban dispuestos los puestos de comidas y tiendas sobre la Avenida principal?”. 

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