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Marcela Mar, una ‘Venus’ a punto de casarse

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27 de septiembre de 2014 12:02 AM

Antes de ser adolescente, ir al colegio o amar a su primer novio, Marcela fue actriz. A los ocho años la atrapó en el escenario ese vínculo con el público; una mezcla de amor y admiración encargada de nutrir, según ella, ciertas carencias emocionales que reconoce en sí misma y en otros de su medio.

Al verla en persona es imposible no pensar que tiene los ojos más claros de lo que uno ve en televisión, y que la sensualidad presente en varios de sus personajes es un recurso que sabe explorar, aunque no “se lo ponga” todos los días. Hoy, por ejemplo, deambula por su casa en ropa deportiva, y siendo todo lo bella que es, su naturalidad y desparpajo marcan el territorio.

Es fuerte, segura, inteligente y proselitista cuando habla de libertad y empoderamiento femenino. Desde su experiencia, tiene clarísimo que en un país como el nuestro todavía hay muchas taras, y siente que en general, seguimos siendo muy conservadores. “¡Con la obra de teatro, siento que hay momentos en que la gente se escandaliza o le da risa nerviosa! Y la verdad, no creo que la mujer sea muy libre en términos de sensualidad y sexualidad, porque se trata es de aceptar una condición humana, más que una sexual”.

El proyecto del que habla es Venus en piel, el montaje de teatro que la animó a incursionar como productora, luego de verlo hace dos años en Nueva York. Según ella, los productores de entretenimiento suelen ser hombres, y por eso es común encontrarse con que los roles femeninos disponibles en sus historias, rara vez trascienden a la esposa o la amante del protagonista.

Pero justamente este montaje rompe con el paradigma, y le dio la oportunidad, a través de Vanda –su personaje-, de explorar el laberinto en que residen las relaciones de pareja y sus juegos de poder. “Al primero que llevé al ensayo general fue a Emiliano (su hijo de 14 años), porque la obra tiene un grado de sensualidad y para mí era importante que él la viera primero. Y si se escandalizaba, que me lo dijera. Pero no pasó, me dijo que estaba muy bien actuada”.

Madre con tintes de mujer fatal
Sin embargo, a pesar de abogar por la libertad de la mujer y entregársele en alma y cuerpo a la sensual historia que David Ives adaptó de la novela escrita en 1870 por Leopold Von Sacher-Masoch, dice ser conservadora en su vida práctica. Es mamá de un adolescente y se ha esmerado por construir con él un lazo en el que el respeto direcciona estrechamente su relación, sin dejar de explorar los mundos que le ofrece su profesión.

- Debe ser difícil para Emilio tener una mamá exitosa y sensual… 
Él se siente orgulloso, y a veces avergonzado seguramente, porque no debe ser fácil. Pero por lo general, cuando salimos a cine me abraza, y le digo molestando ‘van a pensar que eres mi novio’, y contesta ‘que digan lo que quieran’.  A los 12 era muy chistoso porque me decía cosas como: ‘estás muy sexy así’, y yo me moría de la risa. La verdad, tenemos una relación muy bonita, de respeto y amor profundo.

-Dices que eres conservadora, pero no lo pareces mucho…
Como soy mamá y estoy educando me gusta establecer ciertos límites. Quiero darle buen ejemplo a mi hijo y eso hace que sea conservadora de cierta forma. De pronto seré menos que otras madres, o mucho más, es muy relativo, pero trato de ser consecuente conmigo misma, que -en últimas-  es lo que un hijo aprende.

- ¿Eres práctica o romántica?
Soy práctica pero también romántica. Me gusta que el hombre y la mujer sepan que cada uno tiene su rol. Que la mujer cuide la casa y los hijos, pero también que se valga por sí misma; mientras que el hombre sea el que provee en general, y ejerza esa imagen protectora. Justamente tengo una pareja con la que me entiendo en ese sentido. Estamos comprometidos, el otro año nos casamos aunque no sabemos todavía la fecha.

- ¿Qué piensas ahora que vas a unirte de nuevo a alguien?
- Las revistas han dicho que me casé, pero nunca lo hice. Tuve un amor muy bonito con Gregorio Pernía que es el padre de mi hijo, pero estábamos muy chiquitos. Yo tenía 21 años cuando tuve a mi hijo y cero intenciones de casarme nunca, no pensábamos en un compromiso hasta que nos muriéramos. Creo que estaba muy joven para pensar en eso.
Ahora, más grande, me parece chévere haber encontrado una persona con quien me entiendo a pesar de ser muy diferentes. Me parece el estado ideal, y tuve la fortuna de que ese compañero apareciera.
- Hay quienes piensan que uno nunca volverá a amar con la misma intensidad de los veinte. ¿Crees que eso es cierto?
No. Creo que ahora se siente más fuerte y profundo. Recuerdo mucho mi primer amor, pero si lo comparo con el que siento ahora, este es igual de bello y puro pero con la inteligencia y madurez que uno adquiere con los años. También con la certeza de que no me estoy equivocando. Porque después de los 30 sabes qué te gusta y qué no, qué vas a negociar y qué no, y eso lo hace más lindo y profundo.

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