Revista nueva


“¡Qué viva la diferencia!”

NATALIA ECHEVERRI VARGAS

06 de septiembre de 2014 12:02 AM

Tanto escuchamos que hombres y mujeres somos iguales, que olvidamos algo evidente y comprobable: que somos completamente diferentes. Y ese pequeñísimo olvido viene haciendo estragos en varias relaciones, donde las partes creen que piensan, sienten y viven de la misma forma, cuando lo cierto es que tienen mecanismos y respuestas muy diferentes.

Por supuesto, este tema se ha puesto sobre la mesa varias veces. John Gray lo hizo con su libro Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus, y tantos otros autores le han dedicado su tiempo e investigaciones a conocer claramente en qué consisten esas diferencias.

Sin embargo, sea que hablemos de planetas, de energía Yin y Yang o de géneros, las conclusiones apuntan hacia lugares comunes; mientras las mujeres tendemos a retener, quejarnos más y no aceptar responsabilidades, los hombres se vuelcan en la actitud contraria, pasando la página con facilidad y planteándose objetivos más concretos.

Naturalmente, no se trata de que unos sean víctimas y otros victimarios. Estas diferencias comportamentales pueden ser igualmente problemáticas en una relación donde no exista una comunicación de calidad y la conciencia de que los dos han decidido con libertad estar juntos.

Así que pensémoslo sin prevenciones. Nos guste o no, esa costumbre de retener –que también se puede explicar fisiológicamente-, es muy marcada en la mayoría de nosotras. Por ejemplo, si en este momento usted revisara su billetera y la de su esposo, habría una diferencia importante en el número de cosas que cada uno guarda. Lo mismo si piensa en cómo empaca las maletas de viaje, en la comida que tiene en la nevera (por si acaso), en la ropa que almacena sin usar desde 1999, y así podríamos seguir enumerando pruebas.

Lo cierto es que en una relación, las mujeres funcionamos de la misma manera que con nuestros conflictos. Según algunos estudios, somos más lentas que los hombres para procesarlos y es por eso que mientras ellos pasan la página y borran de su memoria la última pelea, nosotras solemos quedarnos adheridas a esta, dándole vueltas y quejándonos por ello.

Por eso, para lograr una relación armónica donde los dos puedan complementarse, es necesario buscar el equilibrio en el aprendizaje contrario; es decir, que ellos aprendan a retener y cuidar un poco más, y nosotras logremos liberar lo que por naturaleza acumulamos.

 

Aprovechar las diferencias

----Mientras las mujeres queremos ser necesitadas, los hombres esperan admiración,  por eso están constantemente alcanzando y cambiando de objetivos. Así que como lo decíamos antes, la clave es encontrar en cada uno de nosotros los aspectos femeninos y masculinos que residen en todos, para poder crear una existencia complementaria y enriquecedora.

Y esto solo ocurre cuando conocemos esas diferencias que enmarcan precisamente la génesis de los conflictos de pareja. Un terreno que según la doctora Luz Marina Hoyos, sicóloga clínica, es importantísimo saber transitar para llegar al entendimiento.

“Algún científico explicaba que el cerebro del hombre está compuesto por cajoncitos; entonces, uno contenía todo lo concerniente al trabajo, otro a los hijos, otro al sexo, y así sucesivamente, sin que estos estuvieran conectados entre sí. Por el contrario, en el cerebro de la mujer sí lo están. Y ello determina muchas cosas. Por ejemplo, las mujeres nos movemos por los procesos, mientras que lo importante para ellos son los objetivos. Por eso ellos tienen claro por qué están deprimidos o enojados. Una mujer te habla de todo y además dice que los demás son los culpables”.

La doctora Hoyos además bromea diciendo que las mujeres no somos histéricas pero sí históricas, y que por lo tanto, tener tan buena memoria para los detalles nos pone muchas veces la vida de cuadritos. Porque claro, esto -sumado a que nos enojemos porque no les pasa lo mismo a nuestras parejas- puede convertirse en una situación altamente conflictiva.

Al parecer, uno de nuestros grandes problemas es que nos quejamos pero no delegamos, y terminamos echándonos encima todo el peso de la familia, solo por creer que nadie -aparte de nosotras mismas- lo puede hacer mejor… aunque por supuesto, siempre hay excepciones a la regla.

Mientras tanto, el hombre peca por ausencia de palabras. Prefiere quedarse callado, y cuando esa falta de diálogo se convierte en una constante, los dos dejan de conocerse. En ese momento es común que los problemas adquieran dimensiones fantasmales; por eso debemos actuar y revitalizar los acuerdos que adquirimos como pareja.

 

Pasos que acercan

- Debemos comunicarnos bien, y esto no se trata de hablar por hablar sino de llegar a un diálogo profundo. Para ello debemos aclarar primero qué vamos a decir, cómo lo vamos a decir y por qué.

- Rescatar las buenas formas y los detalles, procurándole al otro una sensación de respeto y amor.

- Aprender a parar y respirar. Si tenemos problemas para hacerlo podemos recurrir a  actividades que nos ayuda, como el yoga o la meditación.

- Dejar de ser tan históricas y ubicarnos en el aquí y el ahora. Evitar convocar asuntos del pasado que deberían estar chuleados, no generalizar, y ser puntuales y específicas.

- No entablar juicios de valor sobre lo que el otro debería hacer, pues de esta manera estará convocando un modelo perfeccionista que terminará poniéndolos a los dos a la defensiva.

- Hacer y revisar acuerdos y ver cuáles pueden transgredirse o cambiar para que los dos ganen. Para ello es básico abandonar las posiciones egotistas y ese orgullo que a veces no nos deja reconocer las fortalezas y los esfuerzos del otro.

- Nunca podemos olvidar calzar los zapatos del otro. Si no hacemos a menudo este trabajo, podemos equivocarnos muchas veces en nuestras afirmaciones.

_______________________
Contacto:
- Luz Marina Hoyos, sicóloga clínica.
En Facebook Psicologa Luz Marina Hoyos Duque
- Libro Viva la diferencia, escrito por la sicóloga chilena Pilar Sordo.

Se ha producido un error al procesar la plantilla.
Invocation of method 'get' in  class [Ljava.lang.String; threw exception java.lang.ArrayIndexOutOfBoundsException at VM_global_iter.vm[line 2204, column 56]
1##----TEMPLATE-EU-01-V-LDJSON----
 
2   
 
3#printArticleJsonLd()
 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS