Revista nueva


Rutina, un extintor eficaz del amor

NATALIA ECHEVERRI VARGAS

14 de septiembre de 2013 12:02 AM

Somos dignos hijos de nuestro tiempo y ante las dificultades, pensamos primero en ‘la retirada’. Hemos priorizado el confort y la satisfacción de los deseos cual necesidades, así que ‘sacrificarnos’ es tan innecesario como anteponer a los otros sobre nosotros mismos. Crecimos mirándonos en el espejo, alimentando el individualismo y escuchando los consejos de nuestras madres sobre estudiar para no tener que “depender de nadie”.
¡Así que lo hacemos! Estudiamos, nos graduamos, conseguimos un buen trabajo y ‘¡taz!’, aparece ese ser que hacía falta en el cuadro para, además, conseguir una casa y poder jugar a la familia. Sin embargo, somos seres nuevos; hace años que no pasamos las noches hablando en familia y entre el trabajo, los amigos, el smartphone y el gato, no tenemos tiempo para hacer acuerdos, unos muy necesarios para impedir el futuro naufragio del barco nupcial.
“Según nuestra experiencia, las parejas rara vez consultan sobre lo que llamamos ‘los acuerdos fundamentales’; si conversan sobre dos de éstos, no conversan sobre más. El sistema de manejo del dinero, la familia política, los hijos, el proyecto de vida en pareja, los gustos, las creencias; todos estos aspectos pueden fácilmente entorpecer la relación si no hay acuerdos”, afirma Jaime Trujillo, coach experto en relación de pareja.
En realidad son pocos los que quieren hablar sobre cómo llevar –por ejemplo- las finanzas de la casa, cuál será la forma de criar a los hijos (perdón, ¿acaso los quieren?) o cómo se sorprenderán los próximos 50 años para que la rutina y el aburrimiento se olviden definitivamente de ellos. Cuando el enamoramiento conduce a un individuo de ‘narices’ flotando por la vida, escasamente puede musitar palabra, pues de una forma inusual no desea nada más.
Los científicos todo lo ponen en términos hormonales y entonces resulta que muchos de nosotros, más o menos estamos ‘drogados’ a causa de la sobreoferta de oxitocina cuando decidimos subirnos en el tren familiar. Por eso, la travesía debe ser claramente dirigida. Por ejemplo, ¿saben si van para el mismo lado? Tener proyectos en común es fundamental  para capotear cualquier tormenta.
Sin embargo, nos preparan precariamente para asumir los cambios y bajo unos esquemas del todo alejados de la realidad, nos casamos seguros de que ese ‘sí, acepto’ perdurará como un cuadro en la pared. Es entonces cuando se da el desfile de frustraciones; las expectativas de salvar la propia vida a través del otro se desvanecen, comienzan los problemas, reproches y culpas,  y en un fugaz momento de lucidez, se dan cuenta que son apenas algo más que dos extraños.
No hay una fecha establecida para la llegada de ese momento, ni siquiera se puede decir que es inminente, pero son pocas las parejas que con mucho tiempo juntas logran ser felices de manera sostenida. ¿La razón? Ese es otro tema, no existe una razón única, y aunque las estadísticas nos muestran lo común de la situación, cada una es matizada por circunstancias diferentes.

Un cultivo para la apatía
Sin embargo, con el paso de los días es más o menos predecible la sintomatología que antecede a la rutina. Sobre todo cuando hay hijos de por medio, las obligaciones diarias son catalizadores del aburrimiento y es entonces cuando los dolores de cabeza, el cansancio laboral y el sueño de los niños en el cuarto vecino, invaden el espacio hasta entonces ocupado por el deseo.
Pero esta apatía no es meramente sexual, y aunque la intimidad es un factor determinante en el resultado final de los acontecimientos, los campos afectados en la relación son prácticamente todos. Y sin bases sólidas de confianza y comunicación, la rutina encontrará un terreno propicio para dedicarse a crecer.
Somos animales de costumbres, pero la repetición incesante de las mismas nos aburre. Necesitamos renovación, sorprendernos, emocionarnos por algo o reír hasta el dolor abdominal; pero casualmente solemos borrar estos ítems de la lista de actividades comunes… y a menudo con el consentimiento tácito de los dos.
Por eso es primordial preguntarse: ¿para qué estoy con él o ella?, ¿por qué motivo elegí a este ser como compañero(a) de ruta? En medio de los cambios, tener claras las respuestas es determinante. Cuando le damos el mando a la inercia, los resultados pueden ser infinitos, y será el azar amo y señor de la relación.
Lastimosamente para muchos, convivir en pareja es un fin, no el medio para algo más. Y al verlo como un fin, es natural que la atención y los esfuerzos -luego de alcanzados- se desvíen hacia otro lugar. Por el contrario, cuando convertimos a esa unión en el medio para realizar los sueños colectivos y personales, el trabajo en la pareja será constante.

Las cuentas claras y…
Si no existe un ‘¿para qué?’ es muy difícil hacerles frente a la crisis que afronta cualquier pareja estable y duradera. De hecho, las relaciones nuevas también son susceptibles a aburrirse rápidamente y cuando se analizan las razones para desistir de la unión, son cosas tan predecibles como inconsistencias en las finanzas, incompatibilidad de caracteres o aburrimiento crónico.
Lo cierto es que la educación amorosa que recibimos la mayoría dejó varios cabos sin atar. Las películas de Disney están claramente diseñadas para obviar la parte complicada del problema y con un ‘felices por siempre’ nos vendieron una historia con un aparente ideal, pero sin indicaciones claras de cómo llegar a ese final.
“La rutina  llega cuando no tienes un ‘para qué’. Lo que pasa es que cada día te ocupas con otras actividades que no avivan el fuego de la pareja y se va llegando a un aburrimiento y cansancio porque no hay nada nuevo que sorprenda. Es muy importante que exista el factor sorpresa, hacer algo que nunca hayan hecho juntos y que implique complicidad en la pareja”, cuenta Marysabel Rincón, también coach especialista en parejas, y esposa de Jaime.
No sabemos a ciencia cierta en qué pliegue de la cotidianidad se reproduce la rutina. Pero diversos estudios evidencian algunos hechos. Por ejemplo, las mujeres son más propensas a aburrirse en una relación estable. Al ser más emocionales, dependen de cierta actitud detallista que es difícil mantener para algunos hombres. 
Según un estudio canadiense en el que participaron 90 parejas, la rutina es la principal responsable de volver la relación tediosa. Seguida por la falta de diversión; un hecho del que se quejan sobre todo las mujeres, pues muchas se casan con el hombre que las hace reír. Luego está la falta de comunicación, la pérdida del romance y sentir la relación como una obligación. Y todas pueden ser fácilmente producto de la primera.
“No hay una pareja perfecta, lo que existe es la oportunidad de aprender y crecer. Para eso nos unimos, podemos ver nuestros errores y hacer un equipo con quien nos entendemos y llevamos bien. Pero nadie está exento de los problemas”, afirma este matrimonio, creador de talleres para parejas.

Los momentos críticos
Aunque como lo decíamos antes no hay una fecha o razón clara para la llegada de esta desafortunada visitante, sí existen unos cambios en la vida familiar que pueden propulsar el riesgo. Aunque todo es novedad, los primeros meses de convivencia pueden simplemente no colmar las expectativas que se tenían, y por lo tanto, aburrir de manera prematura.
Ahondando en una relación promedio, un tiempo después de la unión llega el primer hijo. Este hecho que trae tanta felicidad, puede generar retos verdaderos a la pareja. El coctel hormonal, la recuperación del parto, el desgaste que produce atender un bebé, son razones suficientes para apagar el fuego.
Y luego llega el colegio, las tareas, las deudas, los problemas del hijo… Estos y otros hechos están primero que el proyecto de pareja. Como ven, podríamos seguir enumerando etapas del camino que los harán vulnerables, pero de eso no se trata solamente.  Entonces hay que disponerse a usar algunos ‘salvavidas’, que siempre están a nuestro alcance. Por ejemplo:

- Planificar un fin de semana alejados de todo. El simple hecho de viajar los sacará del molde.
- ¿Qué tal comenzar a nadar juntos? ¿Cuál de los dos puede ser más veloz? o ¿más hábil para aprender un deporte? Encontrar tiempo en común para disfrutar un nuevo pasatiempo es una excelente arma.
- Olvídense de la forma en que hasta el momento han hecho el amor. El simple paso de comenzar a propiciar conversaciones sobre el tema, compartir fantasías y planear nuevos encuentros, les devolverá la emoción.
- Si tienen problemas de aburrimiento, seguramente hace mucho tuvo lugar la última conversación que no terminó en reproche mutuo. Hablar y llegar a acuerdos puede sacarlos de discusiones circulares.
- No esperen hasta que el amor se haya decantado. Es mejor no caer en la rutina para pensar en ella. La vieja comparación del amor y las plantas no está revaluada.
- Buscar ayuda no quiere decir nada diferente a que están interesados en salvar su relación. Según nuestros asesores, los hombres son más reacios a asistir a terapia, pero es muy sano y productivo para varias parejas.

______________________

Asesoría: Marysabel Rincón, economista y coach profesional. Jaime Trujillo, abogado y coach profesional. Creadores del taller Vivir y crecer en pareja.  www.vivirycrecerenpareja.com  Cels:  3106963070y 3105625694.
 

Se ha producido un error al procesar la plantilla.
Invocation of method 'get' in  class [Ljava.lang.String; threw exception java.lang.ArrayIndexOutOfBoundsException at VM_global_iter.vm[line 2204, column 56]
1##----TEMPLATE-EU-01-V-LDJSON----
 
2   
 
3#printArticleJsonLd()
 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS