El origen del término spa, ese lugar mágico donde convierten nuestro dinero en una fuente de bienestar y rejuvenecimiento, no se sabe a ciencia cierta. Algunos creen que viene de un pueblo belga famoso por sus baños termales. Otros prefieren aducirlo al acrónimo de la frase en latín salus per aquam o 'salud a través del agua', y no sería descabellado, pues el elemento principal en estos lugares es, precisamente, el agua.
Como los conocemos hoy en día, los spas son recintos más bien modernos, pero al igual que su nombre, también varios de los principios y tratamientos que se utilizan en la actualidad se usaron hace miles de años. De hecho, muchos de éstos se los debemos a los japoneses, como los masajes con piedras calientes o la alineación de los chacras.
Aunque en un principio estos ‘templos del bienestar’ eran frecuentados únicamente por famosas o por mujeres que vivían de su belleza (como actrices o modelos), hoy se ha vuelto un plan más cotidiano, y no solo para las mujeres; los hombres se convirtieron en clientes frecuentes de los rituales que ofrecen.
Las razones de esta “democratización” pueden ser muchas, pero sin duda alguna pesa la concientización generalizada frente a la necesidad de estar bellos mientras armonizamos con el día a día. Un reto creciente ‘gracias’ a las consecuencias del estrés, ese estado de tensión que puede generar consecuencias paulatinas en nuestra salud física y mental, pero que resulta inmanejable para la mayoría.
Tal vez esa sea una de las variables para que muchos de quienes no asisten a centros de estética se conviertan en clientes recurrentes de los spas. Porque la oferta meramente cosmetológica todavía les cuesta a un buen número de personas (sobre todo a los hombres), algo que no pasa con la garantía de quitarse de encima ese dolor lumbar tan molesto o desalojar los nudos de tensión en su cuello.
De hecho, un buen masaje es la primera tentación en la que suelen caer los ‘iniciados’ a un spa. Y cómo no, si esta técnica milenaria ha probado sus beneficios alrededor de la relajación, la salud y la reducción de medidas (entre otros beneficios).
A partir de la mirada…
Pero antes de hacer un recorrido por los tratamientos más usados en el mundo, quisimos conocer los más innovadores en nuestro país. Los más exclusivos ofrecen una lista completísima de servicios que incluyen hasta sesiones para realzar la luminosidad de la mirada, echando mano de productos con tecnología antiage, compuestos por 24 elementos que trabajan directamente en el ADN de las células para iniciar el proceso de revitalización y regeneración.
En este ritual, que tiene una duración aproximada de 40 minutos, los expertos se encargan de suavizar las líneas de expresión, todo tipo de bolsas, ojeras, y en general, aquellos rasgos que le quitan vida y luminosidad a la mirada. “Nos estamos centrando en este punto porque es nuestra tarjeta de entrada. Incluso se dice que los ojos son la ventana del alma, y obviamente con el pasar de los años se va tornando cansada”, afirma Karen Smith, directora del spa del Sofitel Santa Clara en Cartagena.
Se asegura que con una sola sesión de este ritual cualquiera puede ver los resultados, pues los productos usados trabajan activamente el drenaje de las líneas de expresión. Pero al igual que con otros procedimientos, es indispensable acompañarlo de una rutina diaria de cuidados para potenciar su efecto. “Si se hace esto, junto a un tratamiento específico una vez al mes, se verán más rápido los resultados”.
Y como valor agregado, el servicio de maquillaje hidratante, una opción muy apetecida por aquellas mujeres que por su tipo de piel, o simplemente por comodidad, deciden ponerle color a su rostro mientras atienden las necesidades humectantes de la piel.
Los masajes, ¡infaltables!
Aunque los masajes se traten de una disciplina muy antigua, cuando se reciben en un spa siempre hay novedades para contar. Y en este tema Karen es bastante enfática: “Los masajes siempre formarán parte de los básicos y los de tipo relajante son los que solicitados. De paso hay que decir que es sorprendente el aumento en el número de personas que nunca habían visitado un spa y ahora son clientes regulares; así mismo, también creció la asistencia de hombres”.
Esto significa que, en general, nos estamos educando para tener una mejor calidad de vida. Y mimarnos con masajes relajantes es una prueba de ello. Los aceites esenciales relajantes son los ingredientes más utilizados, pues el beneficio también se recibe a través de éstos y de sus aromas”.
Y para enriquecer la técnica, los expertos se han imaginado variaciones bastante interesantes. Por ejemplo, adicionarle a las pequeñas bolsas que contienen hierbas aromáticas, especias desinflamatorias que buscan sanar y reequilibrar los puntos energéticos. Luego se realiza una terapia de calor con piedras volcánicas.
‘La joya de la corona’
Y aunque a estas alturas podría pensarse que no hay algo más tentador, no hay tal. Por ejemplo, ¿qué tal someterse a los beneficios de unos elementos que están siendo usados en varias partes del mundo, como lo son las piedras preciosas y semipreciosas? Y la razón por la que este ‘programa’ es tan especial, es porque reúne atenciones para el cuerpo, la mente y el espíritu.
En aproximadamente dos horas todo se dispondrá para su placer total. Por supuesto, el inicio del ritual atiende las necesidades fundamentales de la piel de los clientes, de ahí que el primer paso sea una exfoliación, seguida de una mascarilla hidratante a base de minerales extraídos, precisamente, de varias piedras.
Y al estar en Colombia es de esperarse que la reina de ellas sea la esmeralda, hermosa gema asociada al amor y la armonía. Pero vamos por partes: una vez finalizada la parte cosmética, los especialistas proceden a atender la energía corporal. Para ello, la terapeuta hace una introducción meditativa para que usted se empiece a relajar y deje atrás sus pensamientos y preocupaciones.
Luego se dispone a equilibrar los siete chacras del cuerpo para que estos puedan absorber correctamente todos los beneficios de la esmeralda. “Ésta es bien conocida como la piedra del amor, pero además logra enfrentar las dificultades de una manera más tranquila, pues también ayuda a abrir la visión para que la persona encuentre su propia vocación. Así que mientras trabaja todos estos aspectos, hay una renovación celular y corporal”, explica Karen.
Pero realmente lo novedoso en nuestros spas es que muchos de ellos, al igual que el consultado, están centrándose en darles un programa mucho más completo de bienestar a sus clientes. Desde consejos nutricionales, hasta ciertos ejercicios específicos. Así que si todavía tiene dudas de lo que puede recibir, empiece a reconsiderarlo.
Y usted, ¿cuál se haría?
Los tratamientos que más están buscando los famosos -y otras personas con el poder adquisitivo suficiente como para gastar muchísimo en su apariencia- son bastante ‘exóticos’, por no decir que algunos resultan aterradores.
Por ejemplo, Victoria Beckham paga dos veces al mes para que le pongan excremento de ave en el rostro. Al parecer, las enzimas de este particular ingrediente son muy revitalizantes.
A continuación, una selección bastante particular.
Un abrigo de… ¿heno?
Si alguien que esté leyendo en este momento procede del norte de Italia, lo que vamos a contar no lo va sorprender. Desde principios del siglo veinte, los habitantes de esta región utilizan como tratamiento terapéutico una especie de camisa de fuerza elaborada con heno caliente.
De hecho, en esa zona se perfeccionó de tal manera la técnica, que según las investigaciones es responsable de una completa eliminación de toxinas, mientras que estimula el metabolismo y fortalece el sistema inmunitario.
Cerveza: ¡a sus pies!
Aunque al parecer tomar grandes cantidades de cerveza no ayuda mucho al bienestar ni a la armonía corporal, los amantes de esta bebida pueden encontrar consuelo en una usada técnica en spas de Austria y Alemania. Como si se tratara de una fiesta medieval, los usuarios del tratamiento se sumergen en barriles, bañeras de madera o piscinas llenas del dorado líquido.
Sus defensores aducen que zambullirse en cerveza elimina toxinas, exfolia la piel, y más allá de los beneficios cosméticos, combate el reumatismo, la gota, la mala circulación, los ataques cardiacos, los accidentes cerebrovasculares y el estrés. Nada mal, ¿no?
Con la pecera a sus pies
Esta opción es traída a la actualidad desde los antiguos tratamientos orientales. De hecho, el ‘pez doctor’ como es conocido popularmente, es una especie de carpa especialista en comerse la piel muerta de los pies. Claro está que hay una contraindicación muy importante: si usted ‘sufre’ de cosquillas, lo mejor es que se abstenga de someterse a esta práctica de belleza.
Introducir los pies en un recipiente lleno de pequeños peces, también le puede ayudar a combatir la psoriasis y otros padecimientos en la piel.
¿Una babosada?
Según los japoneses, además de ser recomendadísimos los peces para los pies, los caracoles hacen lo propio en el rostro. Por supuesto, muchos estarán pensando que ‘ni de fundas’ van a permitir que su cara sirva de espacio de recreación para estos babosos especímenes.
Pero según varios estudios, es precisamente la baba que dejan a su paso, el ingrediente ideal para revitalizar el cutis. Tanto así, que al cabo de unos minutos de tener unos cinco caracoles sobre la piel, la apariencia de esta cambia drásticamente, adquiriendo mayor flexibilidad y haciendo desaparecer las zonas secas.
¡Por lo menos no son boas!
Este es tal vez uno de los tratamientos más extremos que existen, pues son precisamente las serpientes, los animales más pavorosos para muchos de nosotros. Pero esta vez los inventores no fueron los japoneses; según los rusos e israelitas, ponerse estos bífidos en todo el cuerpo favorece la circulación, a la vez que alivia dolores musculares, articulares y hasta migrañas.
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