Son los embajadores de la buena música ante Colombia y el mundo, pero ante todo, Dragón y Caballero, son los cartageneros orgullosos de sus raíces, con una herencia musical que precisamente lograron al nacer en esta tierra.
Pioneros del tropiurbano en Colombia, sus temas tienen gran influencia de todas las vertientes musicales del Caribe, por lo que no es correcto incluirlos en la línea del reggaetón.
Crecieron en la Cartagena musical, por eso su ritmo lleva cumbia y vallenato, a lo que le han incorporado aires de hip hop, merengue, reggae, entre otros, dando como resultado un sonido único que se afianza en letras de corte romántico.
“El equilibrio perfecto”, así se denominó esta unión desde el principio. Esa armonía se traduce inicialmente en la amistad que une a Armando Páez y Donny Caballero, o mejor, a Dragón y Caballero, siguiendo con la habilidad que tienen para componer en compañía y el respeto que se profesan mutuamente.
Todo esto fue el factor determinante en el éxito que hoy han logrado, sumado a las letras de sus canciones que tienen musas reales, con mensajes claros y respetuosos, poniéndolos como pioneros de su estilo.
La vida fuera de casa
Dejar Cartagena no fue fácil para estos artistas, pero el trabajo tenía que tener su base en Bogotá. Están agradecidos con la cosecha de bendiciones, pero cada vez que tienen la oportunidad, regresan a su tierra para recargar las baterías.
Para Armando y Donny, caminar por las calles de Cartagena, compartir con los amigos en los barrios donde crecieron, es la mejor manera de capturar la musa y sacarle provecho con una buena letra.
Como lo han afirmado en varias oportunidades, disfrutan su tierra, saben que la brisa tiene musicalidad y que las calles están llenas de gente feliz, que entona una canción al caminar.
Al estar juntos no pierden un instante para improvisar, bien sea por broma y alegrarse más la vida, o para lograr una buena canción, así han nacido la mayoría de los temas que los identifican.
Las historias
“Historias” se llama el más reciente trabajo discográfico de Dragón y Caballero, un álbum completo que además del compilado de temas nuevos, incluye “Tengo prisa”, “Fruta prohibida” y “Se siente bien”, que son obligados en todas sus presentaciones.
Estas historias bien cantadas son las que ahora les abren las puertas de nuevos horizontes, teniendo como marco un nuevo show que seduce en el escenario, una mezcla de sensualidad en el baile y calidad vocal en ambos intérpretes.
Precisamente en escena se transforman, son los verdaderos artistas que su público aclama. Dragón es el de las improvisaciones al rapear, también con sus sensuales movimientos lleva al público femenino al éxtasis, Caballero por su parte interpreta las letras con una enigmática mezcla de dulzura y seducción.
Al terminar, vuelven a ser Armando y Donny, los jóvenes llenos de talento que persiguieron un sueño y que con constancia, humildad y dedicación, están logrando construir.
El futuro
El inicio no fue fácil, empezaron por partir de su tierra, apostarle a una capital donde hay mucha gente con la música a cuestas esperando una oportunidad. El presente es largo, porque con su éxito arrastró un futuro próximo que se avecina.
El próximo mes de abril, Dragón y Caballero empiezan una nueva etapa, la conquista de un mercado que si bien escucha sus canciones, aún no ha tenido la oportunidad de apreciarlos en vivo.
Se dice que los artistas triunfan una vez han conquistado el norte y el sur, este último es familiar para Dragón y Caballero, países como Perú, Ecuador y Argentina, los mantienen en los primeros lugares.
Ahora viene la “toma” del norte, Estados Unidos está en la nueva programación de Dragón y Caballero y varias ciudades podrán disfrutar de una música que tiene de todo y para todos, en un recorrido que se prolongará hasta mediados de año.
El futuro llegó de la mano del presente para estos cartageneros, que disfrutan tanto su ciudad como un dulce del portal, de la misma manera que advierten su posición coherente con la realidad y la expresan a manera de estribillo en sus canciones, “Dragón y Caballero, con los pies en la tierra, pero mirando al cielo”.
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