Revista viernes


Edgar Parra Chacón, planificando el futuro

HEIDI LLANES

03 de abril de 2015 12:00 AM

Es un hombre de retos, de decisiones y de academia ligada a la calidad, pero también se puede analizar en una simple conversación, que Edgar Parra Chacón es un ser sensible, por eso ejerció la pediatría con dedicación y cerró el ciclo cuando muchas situaciones se salieron de sus manos.

Oriundo de Líbano, un municipio al norte de Tolima, vivió una infancia bastante particular, envuelta en aroma de café y la impresión que le producía ver camiones gigantes sacando el producto de la población para el resto del mundo.

Se destacó por ser un buen alumno, inicialmente en la primaria cursada en la Escuela Urbana para Varones, más adelante en el Instituto Nacional Isidro Parra, de donde salió con el premio Andrés Bello para la facultad de Medicina en la Universidad Industrial de Santander.

Siguiendo con su formación profesional, hizo el internado en Cartagena y un extenso año rural en Simití, uno de los últimos municipios del departamento de Bolívar, logrando experiencia con una gran misión social, pues retribuyó en la ciudadanía lo que el Estado le dio en educación.

Al regresar se enteró de los posgrados y tomó la decisión de entrar a pediatría, especialización que terminó en 1981 y de inmediato participó en la convocatoria a docentes en esa área, quedando atrás lo pensado inicialmente, que era regresar a Bucaramanga a desempeñarse como profesor.

Edgar Parra Chacón es médico, pero de igual forma conoce a la perfección cada decreto que tenga que ver con la educación, sabe cómo aplicarlos y en los 34 años de labor educativa, ha realizado todo el proceso de escalafón docente, hasta llegar a la rectoría, pues se preparó en docencia universitaria con una especialización en la Universidad Santo Tomás de Aquino, siempre previendo que así como la ley 100 hizo cambios en la salud, con la educación pasaría lo mismo.

Una misión con calidad

Edgar Parra cultivó su pasión por la docencia en Bucaramanga, donde contó con maestros dedicados que le ayudaron a encaminar ese deseo de enseñar, de la misma manera en Cartagena con excelentes profesores, a quienes nombra con admiración.

De otra parte, muchos fueron los logros alcanzados en la facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena, llevándolo a importantes cargos tras su experiencia como docente, primero como jefe del departamento de posgrados y posteriormente vice decano.

Con la experiencia de haber apoyado importantes procesos, pasó a ser vicerrector académico y a partir de allí empezó el acompañamiento a unidades académicas. Indica con seguridad que la gestión universitaria no es difícil, se trata de seguirle la pista a la reforma, saber para dónde va y las guías del Consejo Nacional de Acreditación para alcanzar la nuevos retos.

Precisamente, en 2002, siendo vicerrector, tomó la decisión de cerrar el capítulo del ejercicio de la medicina, pues si bien ha estado en varios campos, cree que la Ley 100, así como presentó la nobleza de que todo el pueblo colombiano tuviera acceso a la salud, afectó a la misma, y el error, en su opinión, está en haber facultado a un operador intermediario, lo que fortaleció la red privada de medicina, pero acabó la pública.

Como él, muchos médicos cerraron su ciclo, cuando laborando en un hospital público y con pacientes con indicadores de pésimo pronóstico, no contaban con los requerimientos para salvar su vida.

Y como médico, tiene la tranquilidad de haber ejercido su profesión por 22 años. Fue pediatra en urgencias del Hospital Universitario, por 17 años estuvo en el Hospital Infantil Napoleón Franco Pareja y durante 21 años en el Hospital Naval.

El rector comprometido

Con el conocimiento que le aportan tres décadas en la Universidad de Cartagena, Edgar Parra llegó a la rectoría en junio de 2014, liderando procesos que se iniciaron en la administración pasada y que corresponden a la filosofía del Alma Máter.

Afirma que si bien en 1830, empezando su recorrido, los programas bandera de la Universidad de Cartagena eran Derecho y Medicina, en la actualidad todos cumplen con los requisitos y los estándares de calidad para hacer de la institución una de las diez mejores del país.

Después de era designación ante el país, la Universidad asumió el reto de acompañar a otras instituciones de la región que aún no empiezan el proceso de acreditación, también el acompañamiento a las universidades de Córdoba y Atlántico en la acreditación y en lo propio, estar listos para renovar la acreditación entre 2018 y 2019, logrando visibilidad internacional.

El reto es sostenerse o escalar y Edgar Parra va buscando siempre la calidad, visibilidad y sostener una gestión que empezó hace algunos años y mantiene a la Universidad en un espectro amplio,es un camino trazado y quien lo reemplace debe continuar con el compromiso para lograr los resultados que le apuntan a la calidad y excelencia de los egresados.

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