Revista viernes


El sonido universal de Gregorio Uribe

HEIDI LLANES

08 de septiembre de 2017 12:00 AM

“Cumbia universal”, así se ha llamado el más reciente trabajo del colombiano Gregorio Uribe, el joven egresado de Berklee College of Music y que hoy se abre camino desde Estados Unidos con un sonido, que si bien recibe muchas influencias, se puede catalogar de propio.

Es bogotano, pero para él resulta muy significativo estar en Cartagena, pues en su niñez y adolescencia, muchas fueron las vacaciones en esta ciudad, dándole un lugar significativo en su corazón, tanto que suele llamarla su segunda casa. Aquí también hay influencias musicales para  Gregorio, pues la mayoría de los trabajos realizados tienen alta influencia del Caribe colombiano.

Ahora, cuando presenta “Cumbia Universal”, advierte que se trata de un disco que resume unos diez años de trabajo y de esa pasión que logró anidar en la universidad por los arreglos del Big Band, llegando a investigar a fondo y hasta hacer pruebas con temas del desaparecido Maestro Lucho Bermúdez, una conexión provechosa para este resultado.

La historia musical de Gregorio Uribe empieza con la batería y a los 14 años tuvo su primer “encuentro” con el acordeón de un amigo, motivándolo a tomar clases, de otra parte estaba en pleno auge el fenómeno Carlos Vives y eso lo acercó a otros ritmos.

La inquietud se maximizó y de esta manera llega al porro, la tambora y viaja a Tamalameque, San Pelayo, al Palenque de San Basilio, un recorrido por la cultura de la Costa y sin pretender ser un musicólogo, se convierte en un investigador de sus propios gustos.

Asistir a una Alborada en San Pelayo, lo llevó a la composición de un tema titulado “Ya comenzó la fiesta”, que se inspira en un porro y fandango, de la misma manera empieza a conocer más del trabajo de Andrés Landero y se adentra en ese sonido sabanero, tomando clases con Carmelo Torres en San Jacinto.

Advierte que lo más agradable para él cuando ha buscado conocer del folclor, es que los maestros le han resultado personas amables, carismáticas y asequibles, de quienes ha podido aprender precisamente por la disposición que tienen para enseñar. En ese compendio de anécdotas incluye a la cantadora Petrona Martínez, quien no dudó en atenderlo en su casa, con almuerzo incluido.

En ese afán de conocer más de lo que le apasiona, Gregorio Uribe se ha interesado por el acercamiento a los instrumentos, es así como empezó con la guitarra, la que le acompaña en su esencia de cantautor, después siguió con la batería, el acordeón llegó de manera fortuita y paradójicamente hoy es lo que más lo identifica. También ha “coqueteado” con el Tres cubano, el Cuatro llanero, algo de percusión y en una época se acercó al timbal.

 

Retos que se cumplen

Lo que realmente quiere hacer Gregorio va contra el viento, sabe que hay cosas especiales que se pueden lograr de esa manera y el apostar a algo diferente lo llevó a sobresalir, al punto que en este proceso apareció uno de sus ídolos, el panameño Rubén Blades, quien haciendo gala de su humildad, aceptó grabar a dúo el tema que da nombre al disco.

La influencia de Blades en la propuesta de Gregorio está presente en los temas con contenido social de su repertorio, como en “¿Por qué se irá mi niño?”, lo mismo que en su apasionamiento por el jazz.

“Cumbia Universal”, el tema, es un homenaje a estar en Nueva York y encontrarse con otros músicos de Latinoamérica y ver que ellos tienen una referencia de la cumbia diferente, entonces la idea fue universalizarla.

Grabar con Big Band no es fácil, un proceso que empezó hace algún tiempo, reuniendo músicos de diferentes países para llegar a un producto poco comercial, pero con la satisfacción del deber cumplido.

Gregorio Uribe indica que la financiación del disco también fue particular, aunque es algo que ya se usa en otros países, se trata de una colecta de fondos de Kickstarter, donde cualquier persona contribuye y a través de esa campaña, una vez el disco esté en el mercado reciben su retribución, es un proyecto creativo que tuvo el aval de sus seguidores.

Este artista de mirada de niño y sonrisa permanente, advierte que el acordeón para él es una fiesta, es el juglar, en el sentido de que es un instrumento muy íntimo, una compañía que le aporta todo a su composición, es su corazón y parte de su alegría, en resumen, su refugio.

Lo que viene es muy diferente, no será en Big Band, espera que sea un formato más pequeño y en este caso ha sido un acercamiento por medio del acordeón a los juglares como Juancho Polo, Andrés Landero, entre otros, una etapa que cambia, pues en la anterior su enlace fueron los directores de orquesta.

En esta nueva etapa, Gregorio Uribe tuvo la oportunidad de grabar el La Habana con el Grupo Canela de Cuba el tema “Salomé”, lanzado hace un mes demostrando que tiene la flexibilidad para moverse dentro de varios ritmos.

 

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