Félix Antequera, historias entre cámaras

Teatro, televisión y fotografía, tres pasiones en este cubano que sin proponérselo, llegó a Colombia para quedarse, tal vez llevado por una serie de circunstancias que se fueron tejiendo con el tiempo y que hoy sitúa como bellas anécdotas que marcaron su vida.
Félix Antequera nació en La Habana, fue hijo único y tras la muerte de su padre, entra a una escuela militar donde culmina sus estudios, no sin antes tener la oportunidad de ver en el cine, algo que podía acompañarlo para siempre, pese a que su familia veía en él a un médico.
Fue la proyección de “Quemada”, la cinta de Marlon Brando rodada en Cartagena, la que inicialmente le indicó ese camino que siguió en la carrera de actuación en el Instituto Superior de Artes. Una vez culminados los seis años de estudio, el grupo decidió condensar ese trabajo, para lo cual les fue adjudicada una vieja construcción que ellos no tardaron en restaurar y poner a funcionar bajo la dirección de Flora Lauten, toda una autoridad de las artes en la isla.
De esta manera nace en 1985 la Compañía de Teatro Buendía, nombre que se refería en parte a la utopía de la creación de Macondo, y con la obra “La cándida Eréndira y su abuela desalmada”, recorrieron muchos países. Para Félix, cofundador de ese proyecto, estas situaciones no eran coincidencias, fueron señales de que algún día se quedaría en Colombia.

El actor
Con la Compañía estuvo dos veces en Colombia, pero la tercera contó con un ingrediente especial en 1996, llegó a Bogotá y pensó quedarse, algo que se afianzó tras el contrato que firmaron con una persona que luego de pagar todo, nunca apareció. Allí quedó el grupo de 22 integrantes sin tener una presentación formal, ese momento fue tomado por Félix Antequera como la señal de que algo se gestaba para él en este país.
Paralelo a la actuación, Félix ha ejercido su trabajo como fotógrafo y eso fue lo primero que hizo en Colombia ilustrando con unas fotografías de La Habana un artículo en la revista El Malpensante. Empezó de cero y en ese tiempo conoció a Ana María, quien es su esposa desde hace quince años.
En lo que tiene que ver con la actuación, Fabio Rubiano le dio su primer trabajo en una obra que por esos días presentaba en La Casa del Teatro y además lo presentó en la programadora Punch, donde se hacía la serie “Vuelo secreto”, y obtuvo un papel que se mantuvo por varios capítulos. Hoy, Félix Antequera agradece el voto de confianza brindado por Hernando Martínez, gerente de producción de la programadora, quien supo valorar su trabajo.
A partir de ese momento, la televisión ha tenido siempre los personajes que se adaptan a este cubano, empezando por la telenovela “Perro amor” y siguiendo con una serie de interpretaciones, dentro de las cuales se han destacado muchas de costeño.
Momentos muy buenos, algunos no tanto, proyectos de éxito que lanzan a otros más llamativos, esas han sido las vivencias de Félix Antequera en la televisión nacional, se considera afortunado y orgulloso de haber estado presente en producciones que hacen homenaje al Caribe colombiano.

El fotógrafo
Captar imágenes con su lente es la otra gran pasión de Félix Antequera, pues se trata de algo que estuvo vinculado a su vida desde siempre, ahora ve la cantidad de fotografías que acompañaron a su familia en los diferentes acontecimientos.
Cuando Félix hizo su primer viaje a España con la Compañía de Teatro, en el año 88, llevó tabacos para vender y tras un fructífero negocio en Cádiz, logró recaudar un dinero que de inmediato decidió invertir en algo muy personal que le reportara beneficios más allá de lo físico.
En esa meditación, pasó por una vitrina y vio una cámara que lo enamoró y compró sin tener idea de su mecanismo, pero que no tardó en entender, teniendo como modelos a los compañeros de teatro y las situaciones que rodeaban su trabajo.
La cámara dividió su vida en dos, a partir de ese momento la actuación no estaba sola en su vida, había un nuevo fervor que quería salir a aprender y dar frutos como cuando se inició en las tablas, porque las fotografías llenaban sus expectativas.
En La Habana tuvo la oportunidad de interactuar con grandes fotógrafos, pero la experiencia más interesante fue recibir los consejos de Alberto Korda, autor de la icónica imagen del Che Guevara en 1960, Félix Antequera lo considera su gran tutor.
De ese maestro guarda una sentencia, le recomendó dejar el teatro y dedicarse por entero a la fotografía, nunca lo contempló, porque hoy, tras un trabajo paralelo, ha podido vivir entre esas dos pasiones.
Méritos con imágenes
Alberto Korda fue el encargado de entregarle a Félix Antequera el primer premio logrado en Cuba por sus trabajos fotográficos, después vinieron otros reconocimientos e imágenes que ilustran sitios emblemáticos de la cultura cubana.
Actualmente tiene una obra sólida y contundente, pero que conoce muy poca gente, ha estado en excelentes galerías y por eso ahora su esfuerzo se encamina a dar un giro a su profesión, con más propuestas de este tipo.
El trabajo de Félix Antequera refleja mucho de su arte teatral, eso se puede evidenciar en la serie de autorretratos que ha elaborado desde hace algún tiempo y que se nutre de vivencias en Cuba y en su cotidianidad.
Es un estudio cuidadoso de las imágenes, donde se sobreponen algunas existentes, con los giros que pretende demostrar en secuencias lógicas. Allí, él es protagonista desde todos los aspectos, pues al tratarse de autorretratos, debe cumplir con todas las exigencias del mismo, es él solo con todo lo que implica captar esa imagen y llevarla a lo que quiere mostrar.
En esta serie existen proyecciones de calles habaneras, de su casa, su familia y luego las pone sobre él, en las que a su vez también logra caracterizaciones diferentes. Un inmigrante lo único que tiene son las imágenes que se lleva con él y esas mismas después empiezan a proyectarse en su memoria y eso es lo que ha plasmado en su obra.
Su proyecto ahora es recuperar ese tiempo que se quedó dormido en cuanto a la fotografía, que por estar inmerso en el teatro no desarrolló a fondo,  entonces quiere aprovecharlo en temas que le interesan y que se pueden incluso llevar al plano social.