En los últimos años, se ha aumentado el interés de los jóvenes por la gastro-nomía. La cocina tomó un auge inusitado, dando co-mo resultado un grupo de expertos en este arte, que además enriquecen con su buen gusto la propuesta de nuevos restaurantes. Cartagena no ha sido ajena a esta apertura y de paso la aprovecha para in-tegrarla a la industria del turismo, desde sitios fina-mente concebidos dentro de un concepto que rinde culto a la buena mesa. Daniella Olarte es una exponente de esta grata labor que si bien ha sido permanente en esta ciu-dad, hoy goza de un sitial diferente, con reconoci-miento nacional. La pasión por la cocina estaba en ella, tal vez no lo había advertido porque no la concebía como una pro-fesión por lo que decidió inicialmente aprender francés en la Sorbona de París. Regresó a Bogotá y se decidió por Administración de empresas, estudiando sólo un semestre, tras el cual descubrió su verdade-ra disposición. Daniella reconoce hoy que la cocina fue un legado que alimentó desde niña, cuando veía a su abuela materna, Bethsa de Cerro rendirse ante los aromas y sabores cartageneros y con su papá Guillermo Olarte lograba incons-cientemente preparar pla-tillos en casa. Su mamá Nina Cerro la impulsó a entrar a la Aca-demia Verde Oliva del ex-perto Kendon Mcdonald, donde logró varias distin-ciones, entre las que se cuenta la participación en el III Congreso Gastronó-mico de Popayán y la pre-sentación del proyecto “Colombia sal y dulce” de la Presidencia de la Repú-blica. Uno de sus sueños era estudiar en Nueva York y lo cristalizó en The French Culinary Institute, donde realizó un curso de técni-cas culinarias que afianzó su carrera desde todos los frentes de la gastronomía. La destreza en la prepa-ración de diversas recetas la llevó a laborar en un im-portante restaurante de la ciudad, lo mismo que en un hotel, tiempo enrique-cedor, si se tiene en cuenta que aprendió ade-más la administración de este tipo de negocios y al-go muy importante, el trato a la gente. El ciclo de trabajar para otros se cumplió en Da-niella, por eso tomó la de-terminación de abrirse campo en lo que sabe y mostrarse a su ciudad co-mo otra opción de buena mesa. De esta manera nace “Salero”, un negocio de catering, el cual se intro-duce en la ciudad para ofrecer el mejor servicio de gastronomía y montaje de banquetes. Trabaja arduamente en la creación de su menú, es una prueba constante que requiere paciencia y dedi-cación, porque sabe per-fectamente que la buena mesa no da lugar a impro-visación. De otra parte, su obje-tivo está en los nacientes hoteles boutiques que no cuentan con cocina propia y que requieren de un ser-vicio de lujo para los ilus-tres visitantes que además son conocedores de la gastronomía internacional. Ese mercado es atracti-vo para esta joven chef, lo mismo que lo que se pue-de realizar a nivel de casas y eventos más pequeños, donde puede brindar, ade-más de un bien elaborado banquete, la atención per-sonalizada, que es uno de sus fuertes. A Daniella la cautiva la comida de sal, no se inclina por una corriente fija y por eso el menú que ofrece es muy variado, quiere pre-sentar su estilo y su sazón. Visita cada restaurante de la ciudad con el fin de establecer las diferencias y hacer un aporte a su pro-puesta, porque no descarta a largo plazo montar un negocio de este tipo. Le gusta la comida en general, dice que probando todos los platos en cada uno de los restaurantes es la mejor manera para edu-car el paladar y por esto no se encasilla en una receta. Además advierte que muchos platos se van con-virtiendo en sabores ad-quiridos, pues se va aprendiendo a disfrutarlos a medida que se conocen, como lo sucedido hace al-gún tiempo con el sushi. Daniella adora la cocina cartagenera, creció con ella y considera que la chef Leonor Espinosa la ubicó perfectamente en Bogotá, abriendo de inmediato una puerta para que el mundo la conozca. “Salero” encierra el sa-bor y la gracia que quiere presentar a sus comensa-les, le gusta la variedad y aprecia la llegada de nue-vos profesionales de la co-cina a la ciudad.
Revista viernes
Herencia gastronómica
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