Karoll Márquez: Balance satisfactorio

Hace casi un año el cartagenero Karoll Márquez empacó maletas y regresó a Colombia para empezar un nuevo proyecto televisivo, en el cual también estaría expuesta su faceta de cantante. Venía de trabajar arduamente en México, país donde se radicó después de presentar su disco “Cotidiano”, enmarcado en el pop que le apasiona. El destino acá era un tanto distinto, la televisión le ofrecía un papel prota-gónico y también cantaría, pero el género, aunque no se le mostraba ajeno por su procedencia Caribe, si se alejaba de sus gustos. El vallenato se estrenaría en su voz y hasta el momento, todo ha salido bien. Hoy se puede hacer un balance de este trabajo y el resultado es satisfactorio, porque Karoll se ha ganado nuevamente a un público que lo vio crecer en la mú-sica y en la pantalla chica. Es el ídolo de la juventud y un intérprete fresco para la música de acordeón. “Monchi” Maestre su personaje en la telenovela “Oye bonita”, tiene mucho de él, lucha por sus sueños y canta con el corazón, además es totalmente ligado a su familia y fiel a sus amigos. Un cambio radical “Las jornadas son ago-tadoras”, dice Karoll, pero está feliz. Hoy está en Bo-gotá grabando y mañana puede viajar a San José del Guaviare u otro municipio a cantar, a compartir con la gente que le sigue cada noche en sus aventuras. Es un reto que se esta-bleció con este trabajo y con él ha podido demostrar que puede actuar y cantar como lo había dispuesto hace algunos años, porque está seguro que un artista de verdad puede hacer muchas cosas. Ahora viene un nuevo camino, quiere continuar con su carrera actoral sin desligarse de la música que es su gran pasión. Estudia varias propuestas para televisión y está se-guro que desea desempe-ñarse en otro rol, donde ya no tenga que cantar, por-que sería fatigante para el público. Karoll quiere tener la licencia de elegir el pro-yecto en el cual trabaje, porque su meta ahora es consolidarse en la televi-sión colombiana, aunque no descarta un viaje a Mé-xico. Afirma que seguirá en los escenarios, porque es cantante y asimismo ad-vierte que los años que dejó de actuar lo hizo para complacer a un público que no sentía que un actor po-día ser integral, pero de-mostró que se puede y lo-gró aceptación. Actuar es un gusto que se quería dar y desarrollar ambas carreras también, como lo han hecho Miguel Bosé y Marc Anthony, es un proyecto que está en li-bertad de asumir. En su faceta musical, sabe que buena parte del público está esperando un disco con vallenatos, tal vez lo haga, pero el pop si-gue allí, esperando para lanzar un nuevo proyecto. Karoll Márquez ha es-tado componiendo letras para interpretar con acor-deón, no es ajeno a este género y en algún mo-mento de la novela, tal vez aparecerán sus canciones. Afirma que le gusta el vallenato tradicional y aunque nunca lo había in-terpretado, el estar rodea-do de un equipo muy pro-fesional, como es el caso del acordeonero Juan K. Ricardo, le ha despertado el interés. El futuro Si bien Karoll Márquez está seguro de que no se va a quedar en la inter-pretación del vallenato, si quiere darse el gusto de cantarlo y por eso lo hace con mucho respeto. Tal como lo enseñó su padre, Eduardo Márquez, no se amilana frente al tra-bajo, ahora hay mucho y cada temporada muestra lo que se debe hacer. Una vez acaben las gra-baciones de la novela, tie-ne proyectado tomar un taller intensivo de actua-ción, porque sabe que esta carrera no acepta términos medios y él es muy exi-gente con su trabajo. De otra parte, busca estar más tiempo con su familia, haber salido muy joven de la casa paterna lo mantiene muy ligado a ellos y por eso no pierde oportunidad para llevarlos junto a él. Actualmente su papá se encarga de algunas de sus cosas, lo mismo que su hermano Óscar, quien lo acompaña en los viajes de conciertos, por su parte, Mariela, la mamá y Nataly, la hermana menor, lo con-sienten cuando lo visitan en Bogotá. Karoll Márquez es consciente que el trabajo del artista muchas veces lleva a otro mundo, la fa-milia entonces es un polo a tierra que trae de vuelta y no deja “levitar”.