Revista viernes


La libertad de elegir (II)

ESOS AÑOS FUERON UNA ESCUELA DE APRENDIZAJE Y CRECIMIENTO PERSONAL QUE AL COMPARTIRLA HACE QUE OTROS REFLEXIONEN Y PUEDAN HACER COMO ÉL, PLANES DE MEJORA

PRINCE MARTÍNEZ

14 de diciembre de 2018 09:06 AM

En la primera parte les conté que tuvimos el privilegio, en la Escuela de Hotelería de FHES, de escuchar la conferencia “La libertad de elegir” del ex ministro Fernando Araujo Perdomo. Allí compartió cómo la experiencia de su secuestro se convirtió en un Gran Maestro.

En el momento de haber aceptado su realidad de secuestrado decidió “ser dueño de mi vida”, y así se inició la etapa de crecimiento que se propuso en cada uno de sus roles, el de papá, hijo, esposo amigo, empresario, ingeniero.

Los libros

Había leído el libro de los “7 hábitos de la gente altamente efectiva” de Stephen Covey. Comenzó a poner en práctica la pro actividad que el autor considera como la herramienta clave en la cotidianidad: “Ser proactivo quiere decir que soy dueño de mi vida, el responsable de lo que hago o no hago. No es sólo tomar la iniciativa, es tener la seguridad de que mi destino está en mis manos”.

Pero no fue sólo ese libro el que le sirvió de inspiración para organizar su proceso sino también “El hombre en busca de sentido” de Víctor Frank, siquiatra que vivió en un campo de concentración nazi y que habla del “principio fundamental de la naturaleza del hombre: entre el estímulo y la respuesta, el ser humano tiene la libertad interior de elegir.” Además deja claro que “nuestra conducta es una función de nuestras decisiones no de nuestras condiciones”.

Llegaron a sus manos más libros. ¿Y cómo? Cada guerrillero tenía un libro que intercambiaba con compañeros. Así llegaron libros de química, física, matemáticas, un diccionario Larousse del cual casi memorizó la definición de cada palabra, la Isla del Tesoro, Del Bing Bang al Homo Sapiens.

Esos libros y el radio destartalado que le fue otorgado después de tres años de estar secuestrado, fueron sus grandes compañeros para mantener su aprendizaje vivo y el contacto con el mundo exterior.

Aliados

Socializar sería un aliado, pero hacerlo con sus secuestradores era tarea bien difícil pero no imposible. Lo logró con paciencia y mucha táctica. Una manera fue compartiendo sus conocimientos y brindándoles su ayuda para escribir cartas a sus seres queridos o a alguien a quien querían conquistarle el corazón. Así se fueron creando vínculos y hoy en día uno de “esos carceleros” trabaja en su empresa con óptimo rendimiento.

Otro gran aliado fue el cuaderno donde escribió su diario que conserva como un tesoro. Fue recuperado por el ejército el día que se tomaron el campamento y él, ese día, en medio de la revuelta huyó. De esa fecha recuerda la valentía de su padre Alberto Araújo Merlano, quien autorizó, cuando el presidente Uribe lo llamó, para hacer el operativo de rescate ese 31 de diciembre de 2006 después de 6 años y 26 días desde ese fatídico 4 de diciembre de 2000.

El principal aliado fue Dios a quien agradecía diariamente por todo lo que le daba. Compuso una oración de agradecimiento que recitaba y recita diariamente. (Ver recuadro)

La Fuga

Un objetivo diario era la fuga al darse la ocasión. Había que hacerlo arrastrándose porque corriendo sería blanco fácil de un disparo. Otro objetivo era estudiar los movimientos del grupo guerrillero que sirviera, no sólo para escapar, sino para poder darle insumos al Ejército sobre el modus operandi de la organización.

El día de la fuga llegó. Un operativo para el rescate, helicópteros sobrevolando el campamento, se arrastró en medio de la balacera, y se alejó.... 5 días caminando sin comer... hasta que llegó a una guarnición del Ejército.

Hoy asegura que esos años fueron una escuela de aprendizaje y crecimiento personal que al compartirla hace que otros reflexionen y puedan hacer como él, planes de mejora.

¡Gracias Fernando!

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