“La mejor oferta de Giuseppe Tornatore”

Como develando los misterios  de una pintura del siglo XV, el director y guionista italiano Giuseppe Tornatore, nos transporta a un mundo cargado de intriga, vanidad, amor, sofisticación, ironía  y  neurosis, con su más reciente  película “La Mejor Oferta. Luego de grandes éxitos cinematográficos   como “Cinema Paradiso”, “Malena” y “Baaria”.
Con la precisión y pulcritud de un hombre con miedo a tocar su entorno, Geoffrey Rush,  interpreta a Virgil Oldman, un exitoso subastador de arte y antigüedades que en la primera parte del largometraje se muestra como un hombre solitario, parco y sofisticado. Obsesionado con las pinturas femeninas más valiosas de la historia del arte. Las cuales colecciona gracias a las artimañas realizadas al lado de su amigo Billy Whistler – Donald Sutherland-. Su vida cambia cuando conoce a la joven  Calire Ibbotson – Sylvia Hoeks- una mujer agorafóbica, quien lo encarga de vender los viejos y valiosos objetos  que ha heredado de sus padres.
La  delicadeza de los planos, los detalles de cada toma y  los diálogos, hacen que  la narrativa del film se mueva al ritmo del personaje principal, unas veces implacable, orgulloso y otras ansioso, frágil y senil. Con un guión bien pensado, Tornatore, nos permite reflexionar acerca del arte, lo falso y la vida. Logrando que en 130 minutos conozcamos una villa que puede estar ubicada en cualquier lugar de Europa que se nos ocurra. Dándole mucho más fuerza  a la historia. Un lugar simulado pero tocado con la huella de la realidad  con escenas  grabadas en el norte de Italia, Viena y Praga.
El  largometraje es un engranaje de jugadas deshonestas en la que todos los personajes están involucrados. Lo que evita  que la historia de amor que surge entre Claire y Oldman, roce la línea del cliché.  Oldman  por su parte le oculta a Claire que entre los objetos que ella le confía para la venta, se encuentran  piezas invaluables de un autómata del siglo 18. Ella por otro lado es protagonista de un complot en la que su enfermedad, amor e inocencia, hacen parte de la estrategia para robar las obras de arte que colecciona Oldman. Lo que no queda  claro es hasta qué punto  puede fingir su amor.
Lo extraordinario de este film radica en el constante uso de la ironía en cada uno de los personajes. Es una sátira de los sentimientos humanos en todo su esplendor, ambientado por Tornatore  en el mundo del arte.
Otro logro que tiene este largometraje es la musicalización de las escenas. Ennio Morricone, quien ya había trabajado con el autor en “Malena”, logra captar  perfectamente la intención de este en cada  giro argumental.