Cada niño espera con ansias su Primera Comunión, pues además de crecer espiritualmente, es la fecha en la que la fantasía de usar un bello vestido se convierte en realidad.
El blanco predomina en las niñas, definitivamente es el tono que identifica este sacramento, en los niños se presenta un tanto más permisivo, pero sin salir de la tonalidad suave que también le imprime al atuendo la frescura del momento.
En Cartagena es muy usual que las niñas luzcan el vestido vaporoso, con encajes, bordados y finos detalles, algunos hacen un aporte de color en la cintura, siempre guardando la solemnidad del acto, y como complemento, finos tocados, que sólo sean ese delicado complemento, como lo propone la diseñadora Jenny Amador.
Se trata de un trabajo muy artesanal que viene a complementar materiales muy finos como la organza y el organdí suizo y español, un clásico que se perfecciona con detalles logrados con encajes y letines, indicando que la tradición se mantiene.
Para los niños se conjuga igualmente sencillez y bienestar, ahora no sólo se estilan las clásicas y frescas guayaberas, también están los chalecos que se muestran como ese atuendo divertido que les da libertad para seguir siendo niños en medio de su comunión.
DISEÑOS: JENNY AMADOR
FOTOGRAFÍA: FERNANDO PARRA
LOCACIÓN: SOFITEL LEGEND SANTA CLARA
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