Talento extremo

Mientras muchos niños permanecen inmersos en la pantalla de un computador o la televisión, Simón Ochoa destina el tiempo libre a dar rienda suelta a su creatividad, la práctica de los deportes y crecer como persona. Lo suyo lleva más madurez que la de cualquier otro jovencito de doce años, pues desde los seis mostró su inclinación por los deportes extremos practicando motocross y ahora, después de probar con otros juegos, también sucumbe ante los encantos del kitesurf. Hijo de Juan Carlos Ochoa y María Stella Ca-taño, ha encontrado en ellos el apoyo necesario para desarrollar sus habilidades, al tiempo que cursa sexto grado en el International School. Precisamente allí está una de sus obras más re-presentativas, porque ha-ciendo uso del conoci-miento en pistas de motocross, tuvo la oportunidad de diseñar la que ahora tiene el colegio. Simón tiene una vasta experiencia en el tema desde cuando vivía en su natal Medellín, donde la práctica era continua y los sábados dedicados enteramente al deporte. Llegar a Cartagena limitó un poco su rutina, porque debía desplazarse hasta Barranquilla, ahora todo es más fácil dentro de su colegio y cuenta con el conocimiento total del te-rreno que él mismo ade-cuó. Comenta que en la finca de unos amigos en Antioquia logró hacer una pista en compañía de los mis-mos, también hizo lo pro-pio en la de su familia, cuando le pidió a su papá como regalo de Navidad un camión cargado de tierra para empezar el trabajo de adecuación y los llamados “saltos”. La construcción de la pista en International School empezó amparada en el proyecto de los alumnos de décimo grado, quienes deben crear una empresa productiva, allí nació la idea de organizar eventos por medio de ese deporte extremo. Simón Ochoa fue el encargado del diseño y el rector de la institución, Luis Manuel Carvajalino, le entregó lo necesario para hacerlo. El trabajo empezó con la entrega del plano del terreno y el niño se encargó de hacer el bosquejo. Al lado de su amigo Se-bastián Builes, campeón nacional de motocross, Simón logró en poco tiem-po proveer al colegio de una pista con las especifi-caciones necesarias para las prácticas de este deporte. Su trabajo consistió en el diseño y posterior eje-cución de la obra, porque estuvo presente también en las instrucciones a quienes manejaban la ma-quinaria pesada que se re-quiere para este tipo de misión. Simón advierte que en Cartagena las pistas de motocross no requieren mucho mantenimiento, ca-so contrario en Medellín, donde las lluvias acaban con los “saltos” construidos. No es amigo de las competencias, es muy exigente y por eso toma más el motocross como un reto personal que lo divierte, porque de lo contrario se-ría duro en el desafío. Desde hace algún tiempo le atrae más el kitesurf, la sensación de volar en la cometa es muy emocio-nante y Cartagena le ofrece el escenario propicio. Dice que ha estado en golf, tenis y fútbol, los probó pero los deportes extremos lo atraen de ma-nera muy especial, donde si encuentra emoción. Simón Ochoa es aplica-do con sus estudios, sabe que tiene ese compromiso para que sus padres lo apoyen con el deporte, cumple y ellos están siem-pre con él. La oportunidad de diseñar la pista lo tiene satis-fecho, tiene buena relación con sus compañeros y el ambiente escolar es lo que más le gusta, en especial el temperamento de los cartageneros. La mamá lo define como un niño responsable, que sabiendo la magnitud del riesgo en el deporte que practica, tiene límites y jamás expone su vida. A Simón le gustan los planes familiares y cuando no hay viento para practicar el kitesurf, la pista y la moto lo esperan. Dice convencido que quiere estudiar Administración de empresas, porque algún día será ganadero y dueño de su propio negocio.