Revista viernes


Una charla con Alejandra Azcárate

ALEJANDRA AZCÁRATE ENCUENTRA EN “MI ÚNICA OBLIGACIÓN ES SER FELIZ” LA SATISFACCIÓN DE LLEGAR A LA GENTE DE OTRA MANERA Y SENTIR QUE SU VOZ PUEDE SERVIR Y AYUDAR, DÁNDOLE OTRA UTILIDAD

HEIDI LLANES

22 de noviembre de 2018 05:42 PM

LA OPINIÓN

22 de noviembre de 2018 05:42 PM

REVISTA VIERNES

22 de noviembre de 2018 05:42 PM

Los escenarios hacen parte de la cotidianidad de Alejandra Azcárate, de la misma manera su estilo repentista que le ha dado un lugar especial en el colectivo nacional, pues si de algo se puede preciar esta mujer es de su autenticidad.

En esta oportunidad el talento de la bogotana va más allá, sin dejar de lado ese show que se reinventa en cada temporada y que le ha valido la admiración de un público que la sigue una y otra vez, porque siempre hay algo nuevo por escuchar y disfrutar en “Descárate con la Azcárate”, llegando a un éxtasis que se burla de situaciones vividas por casi todos los presentes.

El formato que presenta ahora Alejandra es novedoso para ella, no es una comedia, tampoco una puesta en escena, ni una obra teatral como lo que ha venido haciendo, la actriz y presentadora se decanta por una charla, un conversatorio que tiene por nombre “Mi única obligación es ser feliz”.

En esta presentación, Alejandra Azcárate se presenta de una manera más cercana y humana, dándole además a la gente la oportunidad de descubrir lo que hay detrás de ese personaje que han venido viendo por tantos años.

La actriz advierte que esta charla desde el plano profundo y humano, busca la identificación a través de las dificultades y obstáculos que se tienen en la vida y como se sortean, al tiempo que se sale adelante, restándole valor a la opinión ajena y al qué dirán, afianzándose en las creencias y valores, como también aprovechando las oportunidades.

La mecánica de la charla

Este ejercicio cercano arranca como un monólogo, toda vez que Alejandra obviamente lleva el hilo conductor, sin embargo la interacción con el público es importante y está abierta la posibilidad de que durante la intervención alguien pueda participar, controvertir, debatir y opinar, lo haga, y al final, también se presenta una sección de preguntas y respuestas.

El título de este formato es precisamente lo que llevó a Alejandra Azcárate a su creación, de allí partió todo, buscó algo que la hiciera realmente feliz y llegó a la conclusión de que después de tantos años en el teatro, de conocer tanta gente, se podía recopilar la experiencia de lo que sucede en el plano humano y sobre todo en el plano de la mujer para buscar una forma de comunicarse y llegar al corazón, ya no a través de la risa y el entretenimiento, sino de la reflexión.

En medio de esta introspección, también busca que se recapacite y no se sobredimensionen los problemas, a cambio se debe afrontarlos. Se trata de una charla con una Alejandra más cercana, llegando a otro plano de su vida, desde donde hace reflexionar a los presentes.

Aclara que a lo largo de estos años el público ha visto a su personaje, en este formato la conocerán a ella, aunque no se desprende de ese humor que la caracteriza y que es parte inherente de su manera de ser.

En el monólogo “Descárate con la Azcárate”, están impresas vivencias de la autora, aunque también tiene un gran ejercicio de observación, donde se recopilan experiencias ajenas de espontáneos que ella ha conocido en segundos, retratando el plano emocional del ser humano de una forma cruda y real.

En “Mi única obligación es ser feliz”, están

cien por cien sus vivencias, no hay nada recopilado, sin embargo, sabe que a través de su propia experiencia, la identificación es total, pues indiscutiblemente es lo que le sucede a la mayoría.

Reflexiones

Con respecto a la afirmación de que Colombia es el país más feliz del mundo, Alejandra aclara que no cree tal versión, a cambio afirma que es el más alegre, porque tantas crisis y deficiencias, es difícil ganar ese título, aunque la alegría si la encuentra al ver que en medio del dolor, se aprendió a sacarle gracia a la desgracia.

Reflexionando en lo anterior, Alejandra Azcárate advierte que es posible lograr la felicidad como un estado, pues al tratar de llevarla a un propósito, puede venir la frustración. Eliminar entornos, elementos, personas, que resulten negativos o tóxicos y que amargan el camino sin sentido, es parte del objetivo.

“Mi única obligación es ser feliz” fue ideado como un ejercicio muy íntimo y personal que quiso compartir con quien realmente lo quiera disfrutar, es una satisfacción propia más allá del dinero y el éxito taquillero, porque para eso está el show que cada día se nutre más y es permanente en su trabajo.

El pasado mes de febrero, Alejandra tuvo su gala soñada en el Festival de Viña del Mar, sin duda un aporte a su felicidad, pues como afirma, le hizo combatir el peor monstruo que una persona tiene que es el miedo. Considera ese su mayor premio de la noche, más allá de las dos gaviotas con las que se alzó.

Confiesa que en esta reflexión está la gran diferencia entre un formato y otro, en “Descárate con la Azcárate” encuentran a una mujer sin miedos, en el nuevo pueden descubrir la verdad de alguien que le tiene miedo a absolutamente a todo.

Ella ha sido víctima muchas veces de su auto saboteo, de su propia inseguridad y temores profundos, por lo que cree que ese ejercicio de Viña del Mar fue grandioso, pues le ayudó a hacer las paces consigo misma. Alejandra no sabe la edad ni el momento para pensar en la obligación de ser feliz, lo único que se atreve a advertir, es que debe ser más temprano que tarde, pues no tiene sentido perder el tiempo en algo que no construye, aunque aclara que es una opinión muy personal.

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