¿Cómo evitar que los conductores borrachos circulen por las vías a través de las tecnologías? Esta fue la pregunta que Javier Ríos se hizo cuando, cierto día, leía tantos titulares sobre accidentes de personas al volante con tragos en la cabeza.
Este profesor investigativo de la Universidad San Buenaventura decidió buscar la forma de evitar tantas tragedias desde su campo de acción en la ingeniería mecatrónica. Su solución, que ya cuenta con un prototipo funcional, fue práctica, barata y efectiva, a pesar de estar en su fase de prueba.
¿CÓMO FUNCIONA?
Se trata de un alcoholímetro personal que puede ser conectado a cualquier vehículo a través del sistema eléctrico del carro. Consta de una caja con fuente de poder donde se procesa el test al recibir una muestra por una boquilla de soplado, en la que se ubica el sensor que mide el nivel de alcohol en el aliento.
El sensor es tan sensible que es capaz de percibir alcohol en el aroma de un marcador borrable o del enjuague bucal.
Al momento de que el usuario se sienta en el carro y activa el flujo de energía con la llave, se activa el sistema que bloquea el arranque del carro. En ese momento el conductor debe soplar la boquilla y esperar menos de un minuto para que se genere el resultado de su prueba.
Si el conductor pasa la prueba, una luz verde se encenderá y un panel mostrará el mensaje de “Aprobado”, mientras se libera el sistema de arranque. Si, por el contrario, el usuario está alcoholizado (así sea en nivel 0), la caja muestra una luz roja y el mensaje de “No Aprobado”, indicando que el carro sigue bloqueado.
Es importante anotar que cuantos más intentos fallidos o mayor cantidad de alcohol haya en el aliento, al sistema le tomará más tiempo refrescar el sensor para volver a ejecutar la prueba, lo que mantendrá bloqueado el arranque del carro.
Por otro lado, si el carro es encendido de alguna manera y alguien alicorado sopla la boquilla, el vehículo se apaga automáticamente.
El carro no se puede manipular para evitar el control ya que no usa puentes sino sistemas codificados y por ello no se puede “puentear” o engañar el cableado del carro para inducir el arranque.
ASPECTOS PARA MEJORAR
En una primera instancia, Javier Ríos ha desarrollado un sistema bien logrado que cumple con el objetivo general. Sin embargo, hay ciertos aspectos reconocidos por el mismo docente para perfeccionar y llevar a una nueva fase su producto.
Aunque Ríos ha trabajado en el sistema durante un año, aún continúa ajustándolo de forma continua ya que no todas las bebidas generan el mismo reporte. El tiempo de recuperación del sensor no es el mismo con un trago de tequila que con el de una cerveza. De hecho, comenta que trabaja en el aparato para que pueda diferenciar entre alcohol del enjuague bucal y el de una bebida embriagante y para eso realiza pruebas para calibrar la sensibilidad del sensor.
Este profesor también visiona el futuro de este dispositivo al pensar en la inclusión de características biométricas para establecer un filtro de reconocimiento y así evitar que el borracho coloque a otras personas que no estén alicoradas a soplar el filtro y poder manejar.
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