Espadas cuyas hojas son halos de luz disparados desde la base de un mango que contiene la energía suficiente para cortar y atravesar cualquier material existente. Los sables de luz se han convertido en el arma galáctica más atractiva para los amantes de la ciencia ficción.
Sin embargo, ¿es posible que la ciencia y la tecnología que conocemos puedan, en algún momento, crear un dispositivo con características iguales o similares a las que se muestran en universo de Star Wars?.
Los problemas
El principal problema de este artefacto es que estamos hablando de un poderoso láser cuya luz pueda solidificarse y detenerse a cierta distancia. Esto sin mencionar, que el mango del sable debe generar la energía suficiente como para generar el mortal rayo de luz y además estar hecho de un material que pueda soportar las altas temperaturas creadas por tal energía.
El láser, al igual que cualquier tipo de luz, nunca se detiene a menos que algo en su camino absorba o refleje su energía. Eso sin mencionar, que las propiedades físicas de la luz, que hasta ahora conocemos, indican que la luz no tiene masa o cuenta con alguna cualidad que pueda convertirla en un estado de materia solida o plasmática.
Estaríamos hablando de sostener una batalla con luces que en primer lugar no colisionarían, serían invisibles, silenciosas y además su hoja, tan poderosa como la energía del sol, fuera tan larga como un infinito rayo de luz. Un arma muy poco practica que ni siquiera el mismo Maestro Yoda pudiese dominar.
Un sable de luz al final del túnel
Michio Kaku es un reconocido físico teórico estadounidense que propuso un modelo de sable de luz con tecnologías que conocemos y cuya construcción sería posible aproximadamente en unos 50 años.
Kaku desarrolló su propio modelo creando la hoja del sable como una antorcha de plasma a altas temperaturas que circule a través de una estructura retráctil de cerámica termoresistente y perforada.
El concepto se basa en un mango que contiene un ventilador de titanio en la base que cuando sea activado, 100 metros cúbicos de aire por segundo serán succionados dentro del dispositivo. Una vez dentro, el aire será calentado y procesado para crear un plasma de 12.000 grados Celsius que circulará por la estructura de cerámica tubular.
Para energizar todo el sistema, trillones de nanobaterías estarán dentro de la estructura del mango para alimentar el generador de plasma. Estos nanobaterías y el mango serán moldeados a través del crecimiento de nanotubos de carbono con altas propiedades de conductividad eléctrica y termoresistencia.
Con este diseño conceptual, tendríamos, en teoría, un arma portable, poderosa, practica, llamativa y atractiva para un futuro no tan lejano como las galaxias de Star Wars.
Recomendamos a los futuros Jedis usar gafas de protección al momento de combatir el lado oscuro de la fuerza.
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