Imagínese por un momento que un día usted maneja por la avenida Pedro de Heredia y de repente el timón y los pedales empiezan a tener voluntad propia. El vehículo no responde a las órdenes que usted, frente al volante, le da. El carro se está conduciendo de forma autónoma y súbitamente da un giro invadiendo el carril de Transcaribe con todo el riesgo que ello implica. No se sienta muy cómodo si el escenario le suena a una película donde se mezcla la ciencia ficción y de terror, vaya considerándolo una realidad porque dicha situación es muy probable, sobre todo considerando el avance de la tecnología en nuestra vida cotidiana. Todos los implementos con los que interactuamos a diario están convirtiéndose en computadoras conectadas a algún tipo de red. Estamos hablando desde computadores, celulares y tabletas hasta neveras, lavadoras, lentes, carros autónomos e incluso ropa.
Todos estos avances son maravillosos para nuestras vidas, pero de igual manera deben tener sistemas que no sean vulnerables a cualquier persona con un mínimo de conocimiento en software o electrónica (considerando lo fácil que es aprender cualquier habilidad hoy en día gracias a internet).
Hackeando el carro
Retomando el tétrico escenario que inicia este artículo, es importante anotar que cualquier vehículo es vulnerable a ser controlado por un hacker de forma remota. Sobre todo, aquellos modelos que aun circulan antes de la época en la que los vehículos eran tan dependientes de internet. En resumidas cuentas, tu carro no necesita ser inteligente, autónomo o siquiera tener una conexión Bluetooth para que sea vulnerable.
Resulta que los carros siempre han tenido microcomputadores que regulan diferentes aspectos del funcionamiento del carro. Estos controladores, llamados ECU (Engine Control Unit), fueron incorporados a finales de los años 70 y son capaces de controlar desde la inyección de combustible y el sistema de ignición hasta el tablero de instrumentos, la temperatura interior, el sistema de frenos y un largo etcétera.
Sin embargo, estos ECU son los computadores más vulnerables y con ello perder el control del vehículo a voluntad de un hacker en un pequeño cuarto a kilómetros de distancia, es posible. De hecho, en 2010 el hacking de un carro fue posible.
El equipo de investigadores tuvo acceso desde los archivos de Bluetooth hasta los frenos, presión de los neumáticos y la dirección hidráulica de varios modelos de carro. Lo mejor de todo es que fueron capaces incluso de borrar cualquier evidencia de que el vehículo estaba en control de otra persona diferente a la que estaba frente al volante.
Una luz de esperanza
Sin embargo, para estos peligros siempre hay soluciones y según un experto en seguridad informática de Eset, lo importante es que las compañías sean conscientes de estos riesgos y compartan la tecnología para poder detectar amenazas y vulnerabilidades que nos puedan poner en peligro.
Por ese motivo, Tesla, el fabricante de vehículos eléctricos y autónomos, publicó el manual de construcción de sus modelos e invitó a la comunidad mundial a que intentará hackearlo. Si alguien encuentra vulnerabilidades y las prueba en Tesla, la compañía está dispuesta a pagar buenas sumas de dinero en compensación.
“Es una práctica que otros fabricantes deben considerar para proteger a sus clientes de estas amenazas informáticas”, indica Camilo Gutiérrez, especialista en seguridad informática de Eset Latinoamérica.
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