El temor a perder la vida, la escasez de donantes y el bajo porcentaje de éxito de las intervenciones son algunos de los problemas que afrontan los pacientes con falla cardíaca.
En el mundo hay 1.280 millones de adultos de 30 a 79 años con presión arterial alta y apenas uno de cada cinco (el 21 %) tiene control sobre su condición.
El Covid-19 aumentó la prevalencia de enfermedad cardiovascular debido a la consecuencia trombótica que dejó en algunos pacientes que padecieron el virus.
Las dietas poco saludables, la inactividad física, el consumo de tabaco y de alcohol se caracterizan por ser los factores de riesgo conductuales más importantes.
En los últimos meses, muchas personas con urgencias cardíacas han retrasado la búsqueda de ayuda médica por miedo a acudir a un hospital y contraer la COVID-19.
El Estudio de Framingham (estudio sobre el corazón) adaptó una herramienta gratuita para calcular la edad del órgano cardíaco y la puso a disposición del público.
Se ha evidenciado que la principal causa de muerte de un paciente diabético no se debe a la enfermedad, sino a las complicaciones que se derivan de esta.
Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte en el mundo. El 80% de estas muertes se pueden evitar si se implementa el cuidado como estilo de vida