Revista dominical


Tras el Museo Enrique Grau

GUSTAVO TATIS GUERRA

24 de octubre de 2010 12:01 AM

Cartagena aún no se ha enterado. La más grande e invaluable donación artística que se haya podido concebir en el país, la inició el pintor y escultor Enrique Grau (1920-2004), mucho antes que se le ocurriera al escultor Fernando Botero. Pero en Cartagena no pasó nada, a diferencia de Medellín o Bogotá, en donde el gesto del artista se proyectó en espacios públicos, plazas y centros culturales. Y en Cartagena, el artista Grau se murió esperando que su inmensa donación integrada por pinturas, dibujos y esculturas de su colección personal, su arsenal de precolombinos y arte popular, su biblioteca especializada en arte, y su archivo fílmico, encontrara por fin, una casa de puertas abiertas, que fuera algo más que un museo de contemplación y se convirtiera en un centro cultural de Cartagena para el mundo. En su testamento dejó a su hermano, el Almirante Rafael Grau, para que presidiera la fundación y la iniciativa de entregar a la ciudad y al país su obra. Pero han pasado seis años, y la donación ha vivido una dramática peregrinación novelesca. La donación ha permanecido en una bodega en Bogotá, a la espera de una decisión y una voluntad política que resuelva el espacio que amerita semejante patrimonio. El mismo artista, le dijo a su hermano que si Cartagena no se decidía, la donación pasara a Bogotá. Y en el resto del país ha habido interés en que esa enorme colección no quede en Cartagena, ante la dilación y la negligencia de los mismos cartageneros. El Almirante Rafael Grau ha tocado más de mil puertas y la única que le respondió en Cartagena en estos últimos cinco años, fue la Federación Nacional de Cafeteros que le brindó su sede del barrio El Cabrero, en comodato, para albergar los doce bronces que forman parte de la colección del artista. En septiembre se venció el plazo. El Concejo de Cartagena, se interesó este año en la iniciativa de la Fundación Grau y desde hace poco, las esculturas han encontrado una sala digna, bella y provisional para exhibir las doce esculturas: el Museo Histórico de Cartagena, en el Palacio de la Inquisición. Este es un primer paso para socializar y cumplir la voluntad de un artista como Grau que consagró sus 84 años de vida a pintar, retratar y esculpir a Cartagena. Por donde usted vaya, se encontrará con una huella de Enrique Grau: en el Museo de Arte Moderno de Cartagena, en la Plaza San Pedro Claver, en el Teatro Adolfo, y ahora, en el Palacio de la Inquisición, pero su aporte trasciende las bellas artes, la literatura, el cine, el teatro y la investigación de la cultura del Caribe. La historia de una donación que en seis años no encuentra un espacio estable se parece a la misma historia de la gestación del Museo de Arte Moderno de Cartagena. En 1958 llegó a la ciudad el crítico de arte e investigador cubano José Gómez Sicre, director del Museo de Arte de las Américas, a donarle a la ciudad una colección de arte latinoamericano con el que se inició el Museo de Arte Moderno de Cartagena, y la donación anduvo veinte años buscando un lugar donde establecerse, en un peregrinaje similar al del Museo Grau: de la Alcaldía al Palacio de la Inquisición, hasta que muchas de esas obras, sufrieron el impacto de las mudanzas, de la humedad y de la negligencia. ¿Por qué se repite esta historia en la vida cultural de Cartagena? ¿Qué resorte emocional impide a los cartageneros comprender un acto de generosidad como el que cumplió Enrique Grau antes de morir? ¿Qué razones sociales y culturales retrasan o dispersan en Cartagena, las iniciativas culturales proyectadas como bien público? ¿Por qué una ministra de cultura vino a decir que Cartagena no resistía más de un museo de arte? GRAU TIENE UNA NUEVA SALA DE ARTE La Fundación Grau inicia en su sala del Museo Histórico de Cartagena, un nuevo capítulo. Pero desde hace un año, las iniciativas se han ido proyectando a la misma comunidad que sí ha respondido al clamor del Almirante Grau. Esa iniciativa es la del Concurso de Arte Infantil Enrique Grau, dirigido a escuelas públicas del distrito. Este año quince escuelas públicas se hicieron presentes y cinco escuelas privadas. Este concurso ha contado con el respaldo de la Secretaría de Educación Distrital y ahora del Concejo de Cartagena. El 29 de octubre se premiará en la sede del Concejo, los tres mejores trabajos artísticos realizados por niños o niñas dibujantes y pintoras de Cartagena, convocados por la Fundación Grau. Es la mejor manera de hacer visible el legado del artista en las nuevas generaciones. La sala acoge ahora los doce bronces y algunos de los dibujos del artista. La ciudadanía puede admirarlos ahora de lunes a sábado en el Palacio de la Inquisición. La sala se inaugurará el 6 de noviembre de 2010. La Fundación Grau ha trazado desde ya un mapa de acción, para que se cumpla la voluntad de su hermano. Uno de esos pasos es el inventario analítico que hará el curador de arte, Eduardo Hernández, para definir qué ámbito museal se requiere para toda la donación. El otro, es crear es consolidar una agenda y una ruta que haga visible la vida y obra del artista. El Almirante Grau ha salido a encarar los nuevos desafíos, y ha compartido su sueño con los niños y las niñas que han venido al concurso y le han preguntado por la vida de Enrique Grau. Con paciencia amorosa ha respondido las inquietudes de los turistas que llegan hasta la sala a ver las esculturas y ha revelado aspectos secretos y desconocidos de su hermano. De esa conversación conoceremos muy pronto algunas sorpresas. Ojalá pase algo en Cartagena...

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