El presidente de Ecuador, Rafael Correa, se mostró desafiante el martes y dijo que no teme enfrentar la consulta popular que están promoviendo ecologistas e indígenas para impedir sus planes petroleros en el parque ecológico Yasuní (sureste).
Correa agregó que solamente aguarda que la autoridad electoral valide las firmas presentadas el sábado por la organización Yasunidos en apoyo a la consulta para encarar el nuevo reto electoral.
"Jamás le voy a tener temor al pronunciamiento del pueblo ecuatoriano, independientemente de ese pronunciamiento, porque si vamos a una consulta popular, tengo la seguridad de que venceremos nuevamente", sostuvo el mandatario en una conferencia de prensa en la ciudad de Azogues (sur).
Yasunidos, integrado en su mayoría por jóvenes activistas a favor de la preservación del medio ambiente, entregó unas 756.000 firmas -más de un 30% de las exigidas por la ley- en respaldo a su pedido de una consulta acerca de los planes petroleros en el Yasuní, un santuario ecológico de casi un millón de hectáreas de bosque húmedo.
La organización, que cuenta con el respaldo de un sector indígena, se opone a la extracción de crudo en esa zona alegando un alto impacto ambiental y el riesgo para las comunidades indígenas en aislamiento voluntario, lo que es desestimado por el gobierno.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) revisará las firmas de aquí a final de mes y, en caso de que sean validadas, la Corte Constitucional deberá determinar la legalidad de la consulta y autorizar su realización en un plazo no previsto.
"Vamos a ver si en verdad han completado las firmas", expresó Correa al señalar que cuenta con informes de que "politiqueros" de oposición se infiltraron en la campaña contra la explotación petrolera y reunieron firmas "como sea" sabiendo que eran fraudulentas para después hacer escándalo contra el gobierno.
El presidente ecuatoriano anunció en agosto de 2013 la decisión de dar paso a la actividad petrolera en una zona del Yasuní, tras fracasar su campaña para evitar la explotación de crudo, y la consecuente emisión de gases contaminantes, a cambio de un millonario aporte internacional que nunca se concretó.
Correa promete un mínimo impacto ambiental y asegura que los millonarios recursos de la explotación serán utilizados para erradicar la pobreza en Ecuador, que en 2013 afectaba al 23,7% de la población de casi 16 millones de habitantes. Sus planes ya fueron aprobados por el Congreso de mayoría oficialista.
Sin embargo, ambientalistas sostienen que el aumento de la actividad petrolera en el Parque Yasuní -donde operan desde hace décadas empresas como la española Repsol- generará graves daños al ecosistema, uno de los que cuenta con más biodiversidad del planeta y declarado por la UNESCO reserva mundial de la biósfera.