Ambiente


Dos colombianos en final de concurso ambiental mundial

COLPRENSA

04 de noviembre de 2012 04:43 PM


Una bogotana y un caleño representan a Colombia en la novena versión del Encuentro Juvenil Ambiental, promovido por Bayer y el Programa para las Naciones Unidas de Medio Ambiente (PNUMA).
El sábado, Sabine Kögler de la Universidad de Los Andes y Juan Manuel Perea de la Universidad San Buenaventura de Cali, abordaron un avión rumbo a Alemania donde tendrán que demostrar por qué sus proyectos son los más innovadores en materia ambiental.
El encuentro mundial se realizará durante toda esta semana en cuatro ciudades de Alemania, en donde estos jóvenes deberán sustentar sus proyectos, junto a otros 46 participantes de 23 países del mundo.
Aunque Colombia nunca ha ganado el encuentro mundial, este año las expectativas son grandes frente a los proyectos que elaboraron Sabine y Juan Manuel, que además de ser creativos son viables comercialmente.
UN BIOPOLÍMERO MADE IN COLOMBIA
Sabine Kögler, estudiante de Ingeniería Química y Administración de la Universidad de los Andes, se ganó el cupo mundial al Encuentro Juvenil Ambiental por desarrollar un nuevo biopolímero que se extrae de la piel o escama de crustáceos, como camarones, langostas, langostinos y cangrejos.
Esa cáscara procesada produce plástico biodegradable que puede utilizarse para recubrir pastillas, drogas o alimentos. Además puede ser útil para elaborar bolsas de basura, forros, rellenos y otras aplicaciones industriales porque no es tóxico.
Lo más importante del proyecto de esta bogotana de 23 años, es que de implementarse se bajaría la carga de contaminación por desechos que dejan los pescadores o industrias cuando limpian los pescados, camarones, etc.
RENOVACIÓN DE LA “ESCORIA”
Juan Manuel Perea, estudiante de la Universidad San Buenaventura de Cali, desarrolló un proyecto donde se encuentra una función útil al “respel”, un residuo peligroso que produce la industria del cobre.
A través de una técnica denominada “pulvimetalurgia”, Juan Manuel encontró que el respel, considerado la escoria del cobre, se puede reconvertir e incorporar nuevamente en materia prima de elementos de uso común, como son las bujías.
Con esta iniciativa este joven caleño considera que se puede disminuir el impacto que generan estos residuos sobre el medio ambiente, teniendo en cuenta que suelen depositarse en grandes áreas de vegetación o en fuentes de agua.
Al encontrarle un nuevo uso al respel también se podrían aminorar los efectos que este residuo causa sobre la salud humana. Al contacto con esta escoria del cobre se le atribuye el desarrollo de enfermedades como la bronquitis, el cáncer de pulmón y de tráquea, así como un aumento en la irritación de las vías respiratorias.
Según el proyecto de Juan Manuel, ningún relleno sanitario en Colombia recibe estas escorias para su almacenamiento y disposición. En la actualidad no hay ningún trabajo o estudio que contemple la disposición de estos residuos industriales peligrosos para la elaboración de materiales porosos.

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