Ambiente


“Estamos preparados hasta para el peor niño”: Minminas

EL COLOMBIANO

07 de junio de 2014 10:33 AM

Aunque leve, el aumento del 2 por ciento en las tarifas de energía de Empresas Públicas de Medellín (EPM) entre junio y septiembre de 2014, revela que hay que tomarse en serio la temporada de escasez de lluvias que se aproxima y que en el lenguaje de los expertos se identifica como fenómeno de El Niño. La alteración climática se producirá, según los pronósticos oficiales, pero la gran duda es qué tan larga y dañina será esta vez.

La autoridad nacional en la materia es el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia, o sea el Ideam. Su vaticinio es que la temporada seca podría ser más dura a medida que se aproxime el final del año. En efecto, la probabilidad de la llegada del Niño es del 73 por ciento para el trimestre agosto-octubre, y del 82 por ciento para el tramo octubre-diciembre.

¿Y qué tan preparado está el país en esta ocasión para encarar eventuales racionamientos de energía y agua? ¿Qué tanto se parece la situación actual a la que degeneró a comienzos de la década de los 90 en el llamado "apagón de Gaviria", cuyo fantasma aún inquieta a los colombianos?

Lo primero para considerar es que las hidroeléctricas, que atesoran el agua en sus embalses como materia prima, pasaron de aportar el 80 por ciento de la energía en la década de los 90s al 64 por ciento en los tiempos que corren.

Luis Alejandro Camargo Suan, director de XM Compañía Expertos en Mercados, reporta que los embalses están en promedio en el 50,7 por ciento de su capacidad. "Está en promedios históricos, anota el directivo, pero con una tendencia a la baja". Como muestra de lo impredecible que es el clima, se anota que en otros años, para esta misma época, se estaba en el 80 por ciento.

El 95 por ciento de las reservas de agua se concentran en Antioquia, el centro y el oriente del país. El dato es meramente geográfico, porque aunque los paisas tengan el 47 por ciento del vital recurso, existe un principio de solidaridad que lo pone al servicio de toda la nación.

Proteger ese tesoro es una prioridad y así lo está haciendo Empresas Públicas de Medellín (EPM), jugador número uno del sector eléctrico, al contribuir con el 25 por ciento de la energía del país, según Ana Mercedes Villegas Mejía, vicepresidenta de Gestión de Negocio.

La funcionaria afirma que EPM está tranquila por ahora, pues solo hacia el mes de julio se tendría un mayor grado de certeza sobre el rigor del fenómeno de El Niño. Pero esa tranquilidad no significa que la organización esté cruzada de brazos esperando alguna sorpresa.

De los siete embalses que tiene EPM, el del Peñol es, de lejos, el más grande. En condiciones normales este depósito da para 18 meses de generación de energía y aporta el 27 por ciento del agua embalsada en todo el país. Le sigue Riogrande, cuya importancia está en que alimenta buena parte de la cadena de generación de los Porce, y también es vital para el abastecimiento de agua potable.

De ahí que una primera decisión de EPM, según Villegas Mejía, fue incrementar el nivel del Peñol, pasándolo del 50 al 60 por ciento entre abril y finales de mayo de 2014.

Simultáneamente, se aumentó la generación de energía en la térmica de La Sierra, la planta que, dice EPM, es la más eficiente de su género en el país, con capacidad instalada de 450 megavatios. Ella sola es capaz de producir dos veces la energía que consume una ciudad como Medellín, la capital antioqueña. Esta planta usa gas como combustible y, por el parte sin novedad que el grupo empresarial ha recibido de Ecopetrol, no se ven inconvenientes en cuanto a la provisión de ese insumo. Llegado el caso, La Sierra también puede operar con ACPM.

Para Ana Mercedes Villegas Mejía, bastaría con que los usuarios mantuvieran estables sus consumos, pues los clientes de las Empresas no se caracterizan propiamente por su derroche.

MEDIDAS GUBERNAMENTALES

Al ministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta Medina, también se le nota sereno frente a los anuncios del fenómeno de El Niño que ha realizado el Ideam.

Su mayor argumento es que el país está mejor preparado para eventuales racionamientos y apagones, que los padecidos en el gobierno de César Gaviria Trujillo, entre el 2 de marzo de 1992 y el 7 de febrero de 1993.

Parte de esa fortaleza se ganó gracias al diseño de una estructura institucional que califica de robusta y confiable. "Se creó la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) y una normatividad que ayudó a sortear con éxito dos Niños". Estos se registraron en 1997-98, que fue corto, pero intenso, y en 2009-2010, cuya duración e intensidad fueron bajas. Acosta Medina resalta que, en medio de la incertidumbre reinante sobre el fenómeno que se avizora para los próximos meses, "nos preparamos para lo peor", o sea, para una hidrología y embalses en condición crítica.

Con ese propósito, el gobierno frenó la venta a Venezuela de 100 millones de pies cúbicos diarios de gas, pues requiere el energético para alimentar a las centrales térmicas, que ahora deben incrementar su peso en la generación eléctrica.

Para el Minminas, esa decisión permitió reducir la cotización de la energía eléctrica en la Bolsa de Energía, que por la caída de los embalses y los augurios sobre El Niño, llegó a estar el 29 de abril en 479,13 pesos, o sea por encima de los 478,36 pesos establecidos como precio de escasez. Esta semana, sin embargo, el precio se mantenía cerca de los 470 pesos.

Para evitar que esas bruscas variaciones en la Bolsa de Energía se trasladen a los usuarios, la Creg expidió la Resolución 057 de 2014, que permite diferir a dos años el reajuste tarifario, para que sea, en palabras de Acosta Medina, "gradual y casi imperceptible en la factura".

Adicionalmente, el ministro anota que para el momento en que El Niño pinta más intenso, o sea septiembre de 2014, iniciará operaciones Hidrosogamoso, central que tiene 850 megavatios de capacidad instalada. Y no es la única que arrancará. Datos de XM señalan que entre junio de 2014 y diciembre de 2015 los activos de generación se robustecerán en 1.936 megavatios, equivalentes al 13,2 por ciento de la capacidad de generación que en la actualidad tiene el sistema. (Ver infografía).

Para seguir rompiendo la dependencia de los aguaceros -o sea de la hidroelectricidad- se estima que a finales de 2015 el país tendrá en servicio una planta regasificadora, con inversión de 800 millones de dólares. De esa cifra, al inversionista privado se le reconocerá un 50 por ciento, a través del llamado ingreso remunerado, que es, como dice Acosta Medina, otra versión del cargo por confiabilidad, al que considera un auténtico "seguro contra apagones".

Dicho cargo es una remuneración que, durante 20 o 25 años, recibe un inversionista que se obliga a tener activos de generación capaces de producir energía firme en situaciones de escasez. Para el Minminas, "gracias a ello se tienen hoy instalados 14.500 megavatios de potencia, de los que una demanda máxima copa 10.000".

Ese seguro se paga en las tarifas de energía, de manera casi imperceptible, pero al año les significa a los inversionistas ingresos del orden de 1.000 millones de dólares, según XM.

En ausencia de inversiones públicas y privadas estimuladas con esquemas como el cargo de confiabilidad, el parque de generación de energía del país se habría rezagado y las hidroeléctricas aún seguirían aportando el 80 por ciento de la energía. El 64 por ciento que pesan hoy sigue siendo alto y por ello los usuarios también deben hacer su aporte, moderando consumos que alivian sus bolsillos y le ayudan al medio ambiente. 

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