El proyecto de construcción de un puerto en el Golfo de Tribugá, en el norte-centro del Pacífico colombiano, podría poner en peligro sus ecosistemas vírgenes, ricos en especies aún por descubrir para la ciencia, y al que se oponen afrodescendientes e indígenas de poblaciones ancestrales locales.
“Es una de las zonas más biodiversas del planeta, según los científicos que han visitado la zona que incluye selva, montaña, manglares y océano”, explica a Efe Felipe Mesa, fotógrafo y documentalista de naturaleza y vida salvaje, que junto a otras personas puso en marcha ‘Expedición Tribugá’, una serie documental para informar y evitar la destrucción de la naturaleza.
“Expedición Tribugá consta de tres capítulos: selva, mar y comunidades”, según Mesa, y nació con el objetivo de dar a conocer la importancia de conservar un espacio aún virgen y con “muchas especies aún por descubrir”.
En el rodaje ha intervenido Mesa y el también fotógrafo Francisco Acosta, acompañado de documentalistas, conservacionistas, científicos y miembros de las comunidades locales con el fin de lograr que esta zona del Chocó colombiano sea protegido como parque natural mundial.
Así lo explican Mesa y su colega Francisco Acosta, en un vídeo que circuló en las redes sociales y en el que invitan a todos a defender Tribugá, “un lugar que pertenece a toda la humanidad y a las futuras generaciones”.
Según Mesa, la construcción del puerto lleva algunos años sobre la mesa y se ha reabierto con el Gobierno de Iván Duque, que promueve la construcción de “esta megainfraestructura innecesaria”, cuando a “escasos dos kilómetros, en el puerto de Nuquí hay ya un aeropuerto” que da servicio a toda la zona.
El proyecto “no había pasado los estudios de impacto ambiental”, pero con este Gobierno ya ha pasado varias instancias, y en el Plan Nacional de Desarrollo de Duque está considerado “como prioritario”, pero falta “la consulta previa a las comunidades locales, aunque hay muchas maneras de manipulación de los resultados”.
En el país existen otros dos puertos “que no funcionan al tope de su capacidad”, según Mesa, uno de ellos pocos kilómetros más arriba de Tribugá, el de Bahía Solano, donde ya desembarcan grandes barcos cargados de turistas.
El Golfo de Tribugá se encuentra en lo que se conoce como el Chocó biogeográfico, una zona natural cuyo 95 % de territorio se encuentra en Colombia, una pequeña extensión en Panamá, Perú y un 2 % aproximadamente en Ecuador, ésta última declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en agosto pasado.
Al norte del Golfo de Tribugá se situa el Parque Natural de Utría, y la construcción del puerto dañaría un “mundo biodiverso aún inexplorado”, como temen los habitantes de las localidades cercanas que tienen entre 200 y 1.000 personas la más grande.
“La zona incluye selva, montaña, manglares y océano” y para documentar la riqueza natural de Tribugá trasladaron hasta allí a varios científicos.
“Pensamos que no se puede poner en riesgo un lugar así por el capricho del Gobierno actual, por un negocio multimillonario”, asevera el fotógrafo colombiano.
“Las comunidades afrodescendientes e indígenas están absolutamente en contra del puerto, no quieren que entren en su territorio”, porque viven “con una calidad de vida muy alta, a pesar de no tener mucho dinero”, asegura.
No les falta pesca y alimentos, que obtienen de las frutas y semillas que cultivan o sacan de la selva, dice Mesa, y, además, “tienen agua pura, y, justamente, ese es uno de sus miedos, que privaticen sus fuentes de agua con fábricas embotelladoras que luego les obligarán a consumir”.
“No quieren un cambio de estilo de vida”, dice Mesa, y explica que la “economía de este sector depende cada vez más del ecoturismo tanto nacional como internacional” por la abundancia de, entre otras especies, ballenas, tortugas, aves, anfibios y tiburón martillo -especie en peligro de extinción que procrea en las costas del Golfo de Tribugá-.
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Dentro de pocos días pondrán en marcha una campaña de micromecenazgo (”crowdfunding”) para el lanzamiento del documental y esperan obtener los fondos suficientes, porque aunque anteriormente lanzaron otra, no llegó a recaudar más que una tercera parte de los 20.000 dólares que necesitaban y el resto ha salido de sus bolsillos.
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