Tras la evaluación de la huella hídrica en la cuenca del río Medellín (Porce), que determinó que para sanearla se necesitarían cinco ríos similares, no solo hay siete proyectos en fase de formulación, sino un llamado de los investigadores a que se trascienda "de un consumo masivo a un consumo ético del agua".
Los otros sectores que contaminan la cuenca son el agropecuario, el industrial, el hidroeléctrico y el minero. Hoy la capacidad de tratamiento apenas cubre el 20% de las aguas residuales, en especial del sur del Aburrá.
Y el reto es grande, porque la huella hídrica se dispersa por 29 municipios de la cuenca, en la que están asentados unos 4 millones de habitantes, en una longitud de 252 kilómetros hasta Zaragoza, donde vierte al Nechí.
El 80 por ciento de la carga procede del Valle de Aburrá. Recibe sólidos suspendidos por la construcción; nitrógeno por fertilización de cultivos; pero en zonas como el Nordeste no hay información de detalle sobre la minería de oro, lo que para Arévalo, es "gravísimo", ya que este sector genera un impacto masivo para tomar decisiones.
El investigador sostiene que se requieren cultura ciudadana y empresarial que cambien paradigmas industriales para demostrar que a largo plazo, 30 años, "no es un costo cuidar el río, sino un negocio".
Como apenas es el inicio, considera que además hay que conocer el impacto, generar acciones individuales y colectivas para lograr un cambio que tenga incidencia efectiva en las políticas públicas.
Ante los hallazgos, el jefe del Área de Normalización de Aguas de EPM, Juan Carlos Herrera Arciniegas, asegura que el estudio de la huella hídrica es una foto de la información hasta 2011, cuando el tratamiento de las aguas residuales estaba en el 20 por ciento. Y da la certeza que en dos años y medio, con la operación de la planta del Norte (Bello), en el 955 del caudal habrá remoción de la carga contaminante. No obstante, observa que hoy EPM produce 17 millones de metros cúbicos de agua menos de los que producía hace cinco años.
Eso significa que la gente consume menos líquido y es un indicador de concientización del usuario, apoyado por el uso de aparatos ahorradores.
En el caso de EPM, Herrera expresa que existe un plan ambiental estratégico con el que se pretende desarrollar territorios sostenibles en las regiones donde tiene presencia. La idea no es construir un negocio sino lograr sostenibilidad desde la generación, la provisión y la gestión de las aguas residuales.
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