Ambiente


Personas apoyan el cierre de mercados ilegales de especies silvestres

Así lo demuestra una encuesta realizada en cinco países de Asia. Los encuestados creen que el control de estos mercados frenará la aparición de pandemias como la COVID-19.

EL UNIVERSAL

11 de abril de 2020 09:49 AM

Mientras el mundo enfrenta uno de los momentos más desafiantes en salud pública de la historia reciente, la situación que se vive con el COVID-19 ha centrado de nuevo la discusión global en las enfermedades zoonóticas -aquellas que se transmiten de animales a humanos- y, en especial, sobre la relación entre el tráfico ilegal de especies y el deterioro ambiental en la transmisión de estas enfermedades.

WWF solicitó a la consultora canadiense GlobeScan una encuesta en cinco países donde se concentran los principales mercados de productos derivados de especies silvestres. Entre el 3 y el 11 de marzo, 5.000 personas de Hong-Kong, Myanmar, Tailandia, Japón y Vietnam fueron entrevistadas por internet. La encuesta se realizó antes de que el COVID-19 fuera declarado como pandemia. Entre sus resultados destacan las siguientes cifras:

- 82% de los encuestados aseguró estar muy preocupados por esta situación de salud, y el 93% apoya que sus gobiernos tomen medidas para cerrar los mercados ilegales y no regulados.

- 9% de los participantes de la encuesta señaló que ellos o alguien que conocen compraron en el último año productos provenientes de estos mercados, pero un 84% respondió que es improbable o poco probable que compre este tipo de productos en el futuro.

- Los encuestados aseguraron que entre sus acciones para apoyar el cierre de estos mercados estarían: no comer animales silvestres (55%) y convencer a otros de que no los compren o consuman (53%), compartir campañas relevantes y noticias al respecto (50%) o información sobre la importancia de proteger especies silvestres.

Los resultados de esta encuesta, la primera de opinión pública sobre el COVID-19 y el comercio ilegal realizada en Asia, cobran especial relevancia, pues confirman un apoyo general a medidas como la adoptada por el gobierno de China el pasado 24 de febrero (una prohibición total al consumo de animales salvajes) e impulsan el llamado a cerrar permanentemente los mercados ilegales y no regulados.

Al respecto, Marco Lambertini, director general de WWF Internacional, aseguró que las personas en Asia ya dejaron muy clara su opinión. “Aquellos que viven en países donde los mercados de especies silvestres son más frecuentes exigen que se reduzca este consumo, y se elimine el comercio ilegal y no regulado de vida silvestre. Las personas están profundamente preocupadas y dispuestas a apoyar a sus gobiernos en las acciones necesarias para prevenir una futura crisis global originada en este tipo de mercados”. Y agregó: “Es tiempo de conectar los puntos entre el comercio ilegal, la degradación de la naturaleza y el riesgo para la salud humana. Tomar acciones ahora es crucial para nuestra supervivencia y la de nuestras especies”.

En febrero de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe en el que sustenta, a través de la evidencia científica recolectada en China, el porqué el Coronavirus 2019, que ya ha infectado a mas de un millón de personas en el mundo y ha puesto un freno a la economía global, proviene de una fuente animal.

Según datos de esta misma organización, además de la pandemia actual, el 61% de todos los agentes patógenos humanos (microorganismos como bacterias, virus, hongos y parásitos, entre otros) son de origen zoonótico. Un reciente informe de WWF: ‘la pérdida de la naturaleza y el surgimiento de las pandemias: protegiendo la salud humana y planetaria’, profundiza sobre esta relación con tres argumentos principales.

El primero de ellos: el traspaso de estos agentes patógenos entre animales y humanos aumenta debido a la destrucción y modificación de los ecosistemas naturales y el tráfico ilegal de especies silvestres, junto a las condiciones antihigiénicas en que se mezclan y comercializan.

La deforestación y degradación o transformación de los bosques, por ejemplo, expone a los humanos al contacto con los microbios y las especies silvestres que los albergan. Ha sido el caso del virus que causa Ébola, la fiebre amarilla y la Leishmaniasis, ambas enfermedades transmitidas por insectos. Al hablar de degradación de ecosistemas, no se puede dejar de lado la crisis climática que enfrentamos. El cambio climático ha transformado y eliminado hábitats naturales, con un efecto nocivo en la forma de vida de las especies y en la cadena alimenticia.

El informe también plantea que el tráfico ilegal de animales silvestres vivos es la segunda amenaza directa más grande para la biodiversidad a escala global y favorece un contacto peligroso entre los humanos y los posibles agentes patógenos que estas especies transportan.

Si bien existen comunidades aisladas que dependen de la casería y el consumo de animales silvestres para su supervivencia, lo que sucede en muchas ciudades del mundo, en mercados ilegales y no regulados, es que se venden mamíferos, aves, anfibios y reptiles que permanecen en estrecha cercanía incrementando las probabilidades de aparición y mutación de nuevos virus, y su transmisión a los humanos, si a esto se suman las condiciones en las que han sido transportadas y manipuladas, puede verse el gran riesgo que representa para la salud humana.

Por último y de igual importancia, un mundo cada vez más conectado plantea desafíos tan grandes como los beneficios que trae dicha conexión. El constante movimiento de personas y bienes de consumo favorece la difusión de enfermedades emergentes o antiguas que se creían controladas. La conclusión es clara, nuestro estilo de vida representa grandes retos para el control y manejo de estas enfermedades.

“La salud del planeta está estrechamente relacionada con la nuestra y mantenerla en buenas condiciones depende del trato que le damos a los ecosistemas y especies que también sustentan nuestra vida. Los animales son esenciales tanto para el funcionamiento de los ecosistemas como por los servicios que nos prestan. No podemos satanizarlos como fuente de las enfermedades, debemos repensar la relación que tenemos con la naturaleza”, sostiene la WWF en un comunicado.

“Por eso, desde WWF insistimos en un Nuevo Acuerdo por la Naturaleza y las Personas que conlleve una transformación estructural del modelo económico en el largo plazo, de los sistemas de producción, los sistemas financieros y los patrones de consumo; buscando reducir nuestra huella sobre la madre tierra y, entre todos, distribuir beneficios equitativamente para el bienestar de nuestra y la de todas las especies que vivimos en el planeta”, añade.

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