Jóvenes mueren joven


La madre miraba al hijo muerto, y el hijo muerto se despidió de su madre con los ojos abiertos. Acaba de ser asesinado por una bala perdida, en una pelea de pandillas, por sicariato, por un disparo de los agentes de la ley o por un accidente vial, en cualquier caso, está muerto, y muchas madres en Cartagena se han venido acostumbrado a enterrar a sus hijos casi siendo unos adolescentes.

Los indicadores son alarmantes, jóvenes entre los 17 y 22 años caen todos los días asesinados. ¿Por qué tan jóvenes en vez de estar estudiando? Una buena pregunta para que sea respondida por las autoridades competentes. Las razones son muchas, comenzando por el entorno familiar hasta llegar a la falta de oportunidades laborales, y que son ofrecidas o suplidas por otras fuentes no institucionales o privadas, que pueden actuar en la legalidad o en la ilegalidad. Cómo ellos mismos dicen, “vamos para las quesea”.

Esa frase comprometedora, “para las quesea”, tiene a muchas familias sufriendo la pérdida de un hijo, sobrino o nieto en edad temprana. Los jóvenes mueren joven y dejan a su compañera, casi nunca están casados, viudas y con hijos desamparados y sin ninguna salida a la vista. Es fácil deducir, que comienzan una nueva vida tratando de sobrevivir en unas circunstancias muy difíciles, seguramente terminan entrando al mismo círculo vicioso donde estuvo el occiso. Es la realidad de la ciudad, no sólo en los barrios populares sino en todos los sectores de la ciudad.

Un antecedente notable de Cartagena muestra que su informalidad llega al 60%, es decir, que, de cada 10 empleos, 6 son informales. ¿Esto es un mal indicador? Claro que sí, en términos económicos afecta la competitividad y desnuda la baja calidad de su proceso productivo, y algo todavía más contundente, bajos niveles de vida, de bienestar de sus habitantes. Al final, más pobreza y seguirá en juego la apuesta a la desintegración social con resultados por todos conocidos.

Esa madre que hizo de todo para sostener a sus hijos y sacarlos adelante, hoy le toca llorar y sufrir las consecuencias de su muerte a temprana edad. Esta situación no puede seguir creciendo, hay que detener las causas por las cuales muchos, pero muchos jóvenes, “van para las quesea”, y lo que encuentran es la muerte. La academia, los intelectuales y los líderes sociales hemos venido insistiendo en la urgente necesidad de ofrecer y dar oportunidades a los jóvenes, sino, la ciudad seguirá destruyéndose poco a poco. ¿Será el momento de ir pensando en crear una APP social y cultural de Cartagena?


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