Si podemos elegir, también podemos exigir


El derecho a elegir y ser elegido como máxima garantía de la democracia, permite que el pueblo escoja a sus representantes por medio del voto popular, como la materialización del mandato supremo.

El día de ayer 13 de marzo, fueron escogidos quienes ocuparán las curules al senado y cámara de representantes,durante un periodo de cuatro años, que inicia el próximo 20 de julio. En estos padres de la patria, se delegan las facultades más sublimes del Estado, como lo son, hacer, interpretar, reformar, derogar las leyes y 25 funciones más que establece el artículo 150, de la Constitución Política de Colombia.  Ocupaciones y facultades, que con seguridad, muchos de los elegidos, llegaran a sus curules desconociéndolas.  

Mientras algunos de los nuevos padres de la patria, celebran su victoria, los que “se quemaron” o “se ahogaron”, como decimos coloquialmente a los que no obtuvieron los suficientes votos para alcanzar la curul, están preguntándose una vez qué fue lo que ocurrió, tratando de entender las causas de su derrota.  

El pueblo colombiano, como soberano y autoridad suprema de la democracia, no debe limitar su participación al derecho de elegir a sus representantes. Este sencillo acto, estácomplementado con el control político y social, que debe ejercer no como derecho, si no como deber. 

La democracia colombiana no es delegativa, es participativa.El voto con que elegimos a los representantes a la Cámara y senadores de la República, debe ser complementado, con el control político, que el pueblo debe ejercer sobre sus representantes para garantizar que al congreso se llegue a trabajar por el bienestar de la patria, el interés común y no por el interés particular.   

Si elegimos a nuestros representantes, debemos recordar que tenemos el derecho y el deber de exigirle a estos, la realización de un trabajo legislativo, conforme a los fines esenciales del Estado.  No podemos darnos el lujo de no hacer uso de los derechos constitucionales; es importante entender que, en el ejercicio de nuestra soberanía, si podemos elegir, también podemos exigir. 

 


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