Historias secretas de la plaza de los Coches de Cartagena.2.


HISTORIAS SECRETAS DE LA PLAZA DE LOS COCHES DE CARTAGENA. 2.

A continuación, se presenta la segunda parte de la crónica sobre nuestra actual plaza de los Coches, crónica que incluye la historia secreta de la Boca del Puente (Hoy Torre del reloj público) y la historia política y cultural, social y económica   de la plaza, caracterizada esta por la subasta de esclavos, el comercio de importación de mercancías y el comercio interno, a través de los productos de la Tierra, de manera especial en el llamado portal de los Mercaderes, hoy portal de los Dulces.

3. 2.2.LA HISTORIA SECRETA   Y CONTROVERTIDA DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA BOCA DEL PUENTE Y EL RELOJ DE LA CIUDAD.

Sin duda alguna las mayores explicaciones sobre la construcción de la puerta principal de Cartagena colonial, la ofrece el historiador   Rodolfo Segovia:

“Hacia 1704 Herrera reparó la brecha dejada por los franceses y resolvió dotar a Cartagena de una puerta en regla, de acuerdo con los dictados del arte. Erige tres bóvedas a prueba de bomba, hoy abiertas todas , aunque originalmente sólo la del medio servía para el tránsito ciudadano. Las dos laterales estaban destinadas al cuerpo de guardia y al almacén de pertrechos y abrían exclusivamente hacia la central.

Herrera embellece su puerta con la portada barroca que aún subsiste, y la corona con un cuerpo rematado por un chapitel y una pieza para el alojamiento del reloj de la ciudad, y encima de la campana de aviso”, o del reloj como escribe otro historiador.

Si bien el ingeniero conocía la limitada significación militar de su alarde arquitectónico cumplió estrictamente con lo señalado por los cánones de la fortificación permanentemente abaluartada y situó la puerta del puente en un punto equidistante entre dos baluartes: el desaparecido san Pedro Apóstol y el de san Juan Bautista, que desde sus flancos debían protegerla, como si fuera uno de los sitios más expuestos de la plaza” …

En 1888, y por mano de don Luis de Jaspe, el remate de Herrera cedió el paso a dos cuerpos octogonales, con un nuevo chapitel, con lo anterior del ilustre ingeniero, y el reloj se ha convertido en la carta de visita de la ciudad”. (P.P.138,139).

A pesar que el tema central de Segovia es la Boca del Puente, el historiador no olvida el trayecto del viaducto y escribe:

…Desde 30 años atrás… “el puente de san Francisco se había encogido y cruzaba con un solo arco una disminuida corriente de agua (caño de san Anastasio).

Bajo el resto de su calzada se había sedimentado una amplia zona convertida en abigarrado mercado al aire libre (Portal de los Regatones) que desde Getsemaní parecía la prolongación de la plaza de san Francisco”. El puente era, sin embargo, el único punto de contacto entre el arrabal y Calamarí. Hasta entrado el siglo XX las islas continuaron separadas por caños y manglares” (P.139).

Otra versión complementaria es la de Donaldo Bossa (1975) en su libro “Construcciones, demoliciones, restauraciones y remodelaciones en Cartagena de Indias”; refiriéndose a las puertas de la ciudad, el historiador escribe…”la de la Boca del Puente: Primitivamente eran dos puertas: la principal y la del costado occidental. En 1905 el gobernador don Henrique Luis Román abrió la tercera puerta y la Boca del Puente adquirió el aspecto que hoy tiene.

La adición de la torre fue anterior, data de 1888, como reza la lápida correspondiente que dice: La municipalidad de 1886 a propuesta de los Sres. Antonio Amador y Eduardo G. de Piñeres se ordenó construir esta torre. La obra se principió el 6 de septiembre de 1887 dirigida por el señor Luis Felipe Jaspe, siendo nuestro albañil el Sr. Ignacio Acosta y terminose el 24 de febrero de 1888” (P.P.22,23)

Como puede apreciarse, las notas de Segovia y de Bossa son contradictorias; no obstante, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena en su página web, refiriéndose a esta puerta dirime la contradicción explicando:

…” Juan de Herrera y Sotomayor construye tres bóvedas a prueba de bomba. La central servía para el paso; las otras dos para albergue de pertrechos, cuerpo de guardias y capilla con abertura hacia la central; estuvieron cerradas por espacio de dos siglos. En 1888 Luis Felipe Jaspe cambia el remate de Herrera por dos cuerpos octogonales con un nuevo chapitel.

La tercera boca del puente fue llamada de Balmaseda en honor al filántropo cubano, Francisco Javier de Balmaseda abierta en 1905 por Felipe Jaspe siendo gobernador e impulsador de la obra don Henrique Luis Román”. (Consultado, abril 18.2022)

4.LA PLAZA DEL PUENTE, O DE LOS ESCLAVOS:

CENTRO DEL PODER POLÍTICO, CULTURAL-RELIGIOSO, SOCIAL Y ECONÓMICO DE LA COLONIA.

La plaza del Puente, al igual que la plaza de la Aduana centró en sus predios el poder de tres de las cuatro grandes dimensiones que puede desarrollar una sociedad como son en el ámbito político, socioeconómico, y cultural, con la excepción de lo religioso pues en la Aduana no se edificaron centros religiosos de ningún credo.

Los diferentes nombres que la plaza del Puente ha adoptado a través del tiempo, evidencian esta afirmación permitiendo discernir en las diferentes dimensiones la significación correspondiente.

4.1.LA DIMENSIÓN POLÍTICA DE LA PLAZA DEL PUENTE.

En cuanto a la dimensión política es preciso explicar que en algunas de sus viviendas se alojó el sangriento conquistador de Karmairí, Pedro de Heredia y el licenciado Juan de Santa Cruz, juez de residencia.

Diversos historiadores opinan al respecto:

Raúl Porto escribe que: “Francisco de Santa Cruz llegó a la ciudad en 1536 como juez de residencia con el fin de juramentar al nuevo gobernador… Juan de Badillo, quien reemplazó al fundador de Cartagena…Pedro de Heredia”. (Porto. (1997): Plazas y calles de Cartagena de Indias. (P.27).

Por otra parte, Donaldo Bossa en su Nomenclator cartagenero explica que: en una casa de esta plaza se hospedó Juan de Badillo, el juez que vino a residenciar a D. Pedro de Heredia en 1535, a pocos años de fundada Cartagena.

De igual forma, Borrego Pla en su obra ya referenciada afirma también que: en la plaza…” habían vivido Pedro de Heredia, Juan de Santa Cruz y otros tratantes” (P.395).

Fueron ellos, señores todopoderosos que en nombre del imperio impusieron sus leyes y su justicia, sin perder de vista que Heredia fue sujeto procesal de por lo menos  tres juicios de residencia, mediante algunos de  los cuales se le acusó de torturas, y vejaciones de diversas clases a la población originaria y de no tributar el “quinto del rey”; por su parte los jueces de residencia constituyeron en su tiempo colonial, el poder del imperio para juzgar y condenar a conquistadores y funcionarios de todos los niveles del mismo, en nombre de los reyes.

Así mismo, la presencia del rollo, conocido también como la picota, ubicada en el centro de la plaza es otra importante expresión política del poder del imperio; el rollo, como se recuerda, es una columna decorada en la cual se aplican algunos castigos a delincuentes, y a los esclavizados insurgentes, desobedientes o considerados negligentes o perezosos por sus amos; por otra parte, el rollo se utilizó para colocar la cabeza desmembrada de “los ajusticiados” como castigo por su insurgencia.

Importante significación política tiene también el nombre de este histórico espacio, cuando se le denominó Plaza del Ecuador para resaltar nuestras amistosas relaciones internacionales. Porto escribe también a este respecto: …” en 1919 con motivo de haberse firmado en esta ciudad el tratado de límites que puso término al litigio fronterizo entre la República del Ecuador con nuestro país, el cabildo expidió el Acuerdo Número 45 por el cual dispuso que la susodicha plaza se llamara Plaza del Ecuador”. (P.28).

Donaldo Bossa en su referenciada obra cumbre, refiriéndose a uno de los nombres de la plaza, explica también: Plaza del Ecuador: en homenaje a la hermana República del Ecuador, por haberse firmado en Cartagena en 1921, el tratado de límites con aquella nación vecina. Este último nombre no ha prevalecido. (P.112).

El litigio limítrofe entre Ecuador y la actual Colombia (Nueva Granada en ese entonces) se inició en 1830, tras la disolución de la Gran Colombia; en 1832 las dos naciones se enfrentaron en la llamada “Guerra del Cauca”, guerra en la cual   nuestra república salió victoriosa; desde entonces el litigio se extendió por la vía diplomática y en 1916. se firmó el acuerdo entre las partes, dando fin al conflicto.

Sobre esta última situación, la Cancillería de Colombia a través de la página web cancillería.gov.co afirma:

“Los instrumentos que fijan la frontera entre Colombia y Ecuador son: Tratado de límites entre la República de Colombia y la República del Ecuador, suscrito el 15 de julio de 1916 por los plenipotenciarios Marcos Fidel Suárez de Colombia y Alberto Muñoz Vernaza del Ecuador”. (Consultado abril 25.2022.).

Queda entonces pendiente investigar a que evento diplomático, realizado en Cartagena se refieren los respetables historiadores, pues la cancillería de Colombia es taxativa en sus afirmaciones que coinciden con otras fuentes documentales.

4.2. LA DIMENSIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA.

Desde la dimensión social y económica la plaza tiene, también, importantes vertientes a través de su historia, las cuales le dan el nombre pertinente, de acuerdo con la actividad económica, como fue   el quehacer comercial ordinario, la subasta de esclavos, la venta de la hierba y el estacionamiento de los coches en su perímetro.

Desde sus orígenes la actividad comercial ordinaria, se tomó la plaza con la compra y venta de las mercancías y materias primas que llegaban de ultramar, y con aquellas que se producían en nuestra tierra; de esta suerte el creciente comercio desbordó los límites de la vecina plaza de La Aduana e invadió la plaza del Puente, haciéndose notoria la actividad de la referencia.

Estas actividades comerciales ordinarias del intercambio de mercancías por dinero son protagonizadas , además de las de consumo interno y de las de  exportación e importación, por  la de la venta de hierba (siglo XVI) para el alimento del ganado vacuno y caballar, especialmente de los caballos de los tradicionales coches(siglo XIX) que hasta nuestros días circulan en el centro histórico, en calidad de servicio al turismo, en medio  de un tétrico panorama para los equinos, cuestionado muy claramente por los animalistas y por nosotros los ambientalistas y patrimonialistas.

Fueron estas actividades, las que en siglos distintos sirvieron para dar los nombres de plaza de la Yerba, primero, y después plaza de los Coches, a este simbólico espacio cartagenero. 

Sin embargo, las actividades de mayor resonancia en la historia de la plaza, son a nuestro juicio las subastas de esclavizados y las actividades que se realizaron en el llamado portal de los Mercaderes, hoy portal de Los Dulces.

Referente a la subasta de esclavizados hay que recordar la historia de aquellos tiempos cuando Cartagena de Indias se convirtió en el primer centro esclavista de las colonias españolas en Nuestra América.

Evocando aquellos trágicos años en mi libro Cátedra de Historia de Cartagena de Indias afirmo:

“En los años 1550 a 1650 Cartagena se convirtió en el primer centro esclavista de las colonias españolas. 15 millones de africanos fueron arrancados violentamente de su tierra natal. Traficantes españoles, portugueses, ingleses, franceses y holandeses introdujeron por el puerto de Cartagena 150.000 esclavizados procedentes de Gambia y Senegal, Sierra Leona, Costa de Marfil, Golfo de Biafra, Angola y Mozambique.

La práctica de la esclavitud desarrolló el capitalismo mercantil al posibilitar la acumulación de grandes fortunas con la trata de esclavos y al convertir la mano de obra esclavizada en la base de la economía colonial, de manera especial con la minería”. (P.P.38,39).

Capturados de manera violenta por los cazadores de negroides, o adquiridos mediante compra venta a jefes tribales del África, los esclavizados eran conducidos en barcos llamados tumbeiros, a través de las turbulentas aguas del océano Atlántico; llegados al puerto de Cartagena el 30% sobreviviente era subastado en la plaza al mejor postor.

Ildefonso Gutiérrez en el ensayo “El comercio y mercado de negros en Cartagena 1533-1850“aporta el preámbulo a la anunciada subasta de esclavizados en la plaza:

“El sistema de Asientos (1595-1791) trajo consigo el establecimiento de las factorías que eran centros comerciales con su personal, casas, almacenes y depósitos destinados al comercio de esclavos. El personal solía estar formado por un factor mayor presidente de la factoría, escribano, contable, guardas, a veces un médico o cirujano y otros auxiliares” (Consultado abril 28.2022)

En Cartagena de Indias las factorías se ubicaron, entre otros sectores, en el callejón Santodomingo, en la calle del Tejadillo y en la isla de Gracia, hoy barrio El Bosque, entrada a la isla de Manzanillo; de acuerdo con algunos historiadores, la actual calle de la Factoría, del centro histórico debe su nombre a la existencia, precisamente de una factoría; Gutiérrez es concluyente cuando afirma:

 “Las factorías tuvieron sus casas en la ciudad, así la de la compañía de Inglaterra: South Sea Company,estuvo situada en el callejón de santo Domingo, en propiedades de los religiosos de esa Orden y la de la marquesa de Valdehoyos que en el año 1763 introdujo 1.052 esclavos  en la calle  que  por ese motivo  se llama hoy  de La Factoría.

…Sin embargo, en diversas oportunidades durante el período de mayor tráfico de esclavos en la ciudad (1550-1650), las murallas y baluartes se vieron abarrotados por corrales-depósitos (barracas) de “cargazones de negros” que arribaban al puerto; así mismo, los patios de los mercaderes se veían atiborrados de desventurados esclavizados.

…” Los mercaderes-continúa Gutiérrez- tenían los depósitos junto a sus casas, como Manuel Tejada en la calle del Tejadillo o también en una casa arrendada; Juan Rodríguez Meza en la casa de tablas de Marcela de Helis junto a la plaza. La compañía de Cacheu situó el depósito en la llamada Tierra de Gracia y la South Sea Company, (1630) en una zona inmediata al desembarcadero principal del puerto, en todo caso en una zona visible para las autoridades españolas”. (P.201).

 Después de este  preámbulo leamos la anunciada subasta presentada por Gutiérrez, citando al padre Alonso Sandoval (sacerdote jesuita), Miramón y Navarrete:

La venta de esclavos recién llegados-bozales- revestía distinta forma a la de los nacidos en el país-criollos-y ladinos. Descargados los esclavos en el depósito o corral, acuden a él, dice el padre Sandoval (De instauranda Aethiopum Salute. (1956) “innumerables gentes, unos llevados de su codicia, otros de curiosidad, otros de compasión”.

A este mercado acudían compradores, no solo de Cartagena, sino también de Santa Fe y Popayán, de otras provincias del interior y hasta Quito y Perú. Si coincidían con la llegada de la flota de galeones o con el “navío de permisión”-que permitía el transporte de ropa y mercancías – la concurrencia era mucho mayor y el mercado de esclavos formaba parte de la llamada “feria de los galeones”.

“Miramón (Alberto. 1944), nos hace esta descripción del mercado: las transacciones se hacen a campo raso, al lado de las murallas en un espacio rodeado de barracones y dividido por empalizadas…se les hacía trotar, hablar, cantar y reír a los negros, rapados, desnudos y untados de aceite. El contra mayoral de la factoría hacía sonar una vocina y pregonaba la excelencia   de cada pieza…entre los compradores había frailes, curas y oficiales de uniforme. A veces eran damas de rango y señoras de calidad… comenzaban a examinar a los negros, tentando sus músculos, llevando a la lengua el dedo impregnado de sudor (pues en el sabor del sudor se conocía la salud del negro) y llegando sin rubor, hasta la inspección de lo más secreto”.

Si el tiempo urgía, o por otras inconveniencias, algunos lotes se sacaban a pública subasta, siendo antes pregonada por las calles y plazas principales de la ciudad, y realizándose en la plaza según Cristina Navarrete (1972) en su obra “El negro en Colombia a través de los archivos de la Inquisición”) “Empezaban las posturas que subían de cinco en cinco o de diez en diez pesos, anunciadas al igual que los pregones, generalmente por un negro de oficio pregonero. Los interesados en la compra ponían las condiciones que creían necesarias”. (P.203).

4.2 .1. EL PORTAL DE LOS DULCES O DE LOS MERCADERES: TAN SIMBÓLICO COMO LA BOCA DEL PUENTE.

 Si bien  es cierto  que  la puerta  del Puente es considerada como el símbolo arquitectónico de Cartagena, el portal de los Mercaderes, (hoy portal de los Dulces)por su parte, representa el ícono más importante de la interacción social popular, en el cual convergen en la actualidad y convergieron durante la colonia las diferentes clases sociales de la ciudad, ligados por los intereses económicos del proceso de compra y venta de mercancías de toda clase, mediatizado el por el oro y por la moneda española la cual adoptó diferentes valores y denominaciones, durante la época colonial

La anterior es parte de la historia social y económica secreta para los cartageneros, de este emblemático sitio enclavado en el corazón de la actual plaza de los Coches; pero dejemos que sea la valiosa corriente de la historia tradicional la que cuente las otras historias secretas del portal de los Mercaderes.

Raúl Porto del Portillo en su libro referenciado escribe al respecto:

A fines del año 1565, en la parte que ocupa el portal de los Dulces, infinidad de comerciantes detallistas se dedicaban a vender a sus artículos y automáticamente la plaza tomó el nombre de Mercaderes” (P.27).

Donaldo Bossa, en su Nomenclator cartagenero, también escribe al respecto: “Nuestro portal de los Dulces ha tomado varios nombres: de las Negras, de los Mercaderes, etc. El actual data de la segunda mitad del pasado (siglo XIX), porque todavía para 1808 se le conocía con el nombre anotado de los Mercaderes”. (P.113).

Jorge Sandoval, arquitecto restaurador del patrimonio, y exdirector de la Fototeca Histórica de Cartagena citado por la revista: “Otras Inquisiciones” identifica otro hito en la historia del portal:

“El portal se empezó a llamar de los Dulces porque era el lugar al que llegaban las vendedoras de Bolívar y el Caribe a vender sus productos… a principios del siglo XX, quizás en una fecha aproximada a 1920 empezó a llamarse portal de los Dulces…sobre las arcadas colgaban cortinas ondulantes que creaban un clima fresco, propicio, sereno, para quienes esperaban los buses que demoraban en llenarse. (Consultado, mayo 01.2022).

Sus tripulantes, entre tanto, disfrutaban de los dulces que preparaban las abuelas y matronas que fueron legando las recetas secretas de la preparación del coco ajonjolí, papaya, tamarindo…(Consultado mayo 01.2022).

5.LA DIMENSIÓN CULTURAL Y RELIGIOSA DE LA PLAZA.

Son  diversas las órdenes religiosas católicas que colonizaron a Karmairí, la isla de los originarios Caribes, órdenes que provenientes de España, con su poder cultural y espiritual reforzaron el poder político de la violencia a “sangre y fuego, primero  de los conquistadores y después de los colonizadores, quienes , sin embargo con el uso de la espada, el mosquete, otras armas de fuego y el uso indebido y por ello siempre prohibido del sagrado símbolo de la cruz, no lograron extirpar las creencias y prácticas religiosas de los amerindios y afrodescendientes, muchas de las cuales siguen vigentes, a través del llamado sincretismo religioso.

Fueron estas, entre otras las que construyeron iglesias, conventos, hospitales, hospicios para los pobres y colegios en la entonces colonial Cartagena de Indias: Dominicos, franciscanos, agustinos, juaninos (de la orden de San Juan de Dios), mercedarios, jesuitas y órdenes de las monjas clarisas y Carmelitas…de santa Teresa.

Dos de estas, establecieron su temprano poder en la plaza siendo la primera la de los dominicos y una segunda no identificada oficiante de la capilla Nuestra Señora de los Dolores, la cual se estableció en la Boca del Puente de san Francisco, como se explicará líneas adelante.

La de los dominicos, fue una de las primeras órdenes que se estableció en la recién conquistada isla de Karmairí; en el texto de mi autoría Lugares Sagrados de Cartagena colonial, explico la siguiente historia secreta:

La fundación del primer convento de los dominicos, fue reconocida con el nombre de san José y con posterioridad con el nombre actual de santo Domingo en la plaza de su nombre; sin embargo, esta primera construcción en el año de 1539 fue de “fábrica pobre”, es decir de caña brava(bahareque), tablas, barro y palma amarga.

La fábrica fue iniciativa del obispo de la diócesis, fray Gerónimo de Loaysa, en unos solares donados por el deán de la catedral, Juan de Materano.  La iglesia inicial se construyó con fondos provenientes de donaciones, entre las que sobresalieron las de Pedro y Alonso de Heredia, en ese entonces dueños y señores de la recién ocupada y violentada isla de los originarios Caribes. (P.49).

No obstante, la construcción del convento y de la iglesia fue destruida por el pavoroso incendio que afectó a Cartagena, en 1552, en su casi totalidad y se pensó, entonces en edificar en otro sitio de la ciudad, el cual ocupa en la actualidad, tal como se explicó; pero … de igual manera desde 1579 la edificación se inició con los materiales ya referenciados, por lo que la edificación tendría varias etapas que transcurrieron   entre 1579 y 1698; en esta fecha culminó la magnifica obra del convento y de la iglesia, ambos en calicanto que hoy posee Cartagena.

Desde los dos sitios referenciados los dominicos empezaron  y desarrollaron la catequización de los amerindios de la población y sus cercanías, y gran parte del Caribe, ejerciendo la dominación cultural e imponiendo un cristianismo ajeno a las tesis de Jesús El Mesías; desde 1610 con el establecimiento de la Inquisición en Cartagena, impusieron su dominio cultural y religioso con los métodos más abominables de tortura de la historia, a través una institución que paradójicamente se denominó la Santa Inquisición.

Más el poder cultural y religioso impuesto por la jerarquía católica se manifestó también en la plaza mediante los oficios de la capilla de Nuestra Señora de Los Dolores.

Leamos a continuación la corta historia secreta de esta capilla, cuya existencia es ignorada por la gran mayoría de los cartageneros:

“En lo que hoy se conoce como torre del reloj, adosada en la bóveda de la actual plaza de los Coches, existió la ermita Nuestra Señora de los Dolores donde se oficiaba misa y asistían los esclavos y la gente pobre de la ciudad.

Era sumamente angosta y formadas por dos arcos, cuyos huecos llevaban paredes de tablas y balaustradas pintadas de negro; su única y estrecha puerta miraba al sur en lo que su época posterior sería la alcaldía de Cartagena. Posterior a su uso religioso, sirvió de cárcel temporal de maleantes y borrachos.

En 1873, Juan Bautista Mainero y Trucco, adquirió la ermita por remate, según acta del 24 de enero del mismo año.

Sin embargo, deteriorada por el mal uso que se le dio fue comprada en 1886, por Francisco Javier Balmaseda, hombre adinerado, emigrante cubano, quien residió largos años en Cartagena y se convirtió en promotor de nuevas ideas sobre el desarrollo de la ciudad y los valores ciudadanos.

A fines del siglo XIX Balmaseda viaja a Cuba y dona al municipio algunos de sus bienes y entre estos la ermita de los Dolores. Así mismo en 1887 el Concejo municipal ordena la restauración de la Boca del Puente, a cargo de Luis Felipe Jaspe Franco. En 1888 bajo la dirección de Jaspe se levanta la llamada torre del reloj y en 1905 abre la sellada tercera puerta de la boca del Puente, a la cual se da el nombre de Puerta de Balmaseda, suprimiendo la capilla de Nuestra Señora de los Dolores.

La tercera puerta se abrió para darle simetría al conjunto arquitectónico, cuya construcción, una vez lideró el ingeniero español Juan de Herrera y Sotomayor. (Tomado de la versión original de Carmen Jaramillo (1992) en su tesis de Grado: “Vida y obra de Luis Felipe Jaspe Franco”, citando al trabajo de Edgard Herrera y otros (1991):La arquitectural religiosa colonial de Cartagena.(CONTINUARÁ…LA PLAZA DE LOS COCHES:DE TRÁFICO DE ESCLAVIZADOS AL TURISMO SEXUAL .

Con los afectos de siempre:

UBALDO JOSE ELLES QUINTANA


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