¿Cómplice, contratista o aliado?


“El ruido de un beso no es tan estruendoso como el de un cañón,

pero su eco dura mucho más” (Anónimo)

El recorrido hecho por los senderos del amor: amor romántico (enamoramiento), amor en tránsito y amor verdadero (amor adulto o maduro) implica el paso de una concepción sentimentalista del amor a una más de tipo voluntarista, para luego poder finalizar con éxito en una concepción de tipo graciosa (gratuita), que generosamente articula a las dos anteriores y las trasciende.

El proceso del cual hemos hablado en las anteriores páginas se resume de esta forma:

Concepción sentimentalista: “El amor es un sentimiento que me ayuda a tomar las mejores decisiones de mi vida”. Eso es lo que creen aquellos que se mueven en esta errada manera de entender el amor. Bajo esa premisa “idealista” prima el “amor – sentimiento”. Es una concepción narcisista (“Te amo para que me ames”).

Concepción voluntarista: “El amor es una decisión que depende de mí fuerza de voluntad y mi disposición para cambiar a mi pareja en el ideal de ser humano que yo tengo en mi cabeza”. En esta concepción “pesimista” prima el “amor – respeto”. Sigue siendo narcisista (“te respeto para que me respetes”). Los resultados infructuosos de estos esfuerzos voluntaristas suelen llevar a los involucrados a tener que optar por dos tipos de conductas: - Resignación pasiva: Me vuelvo cómplice de mi pareja y cada uno hace con su vida lo que le da la gana, siempre y cuando no se enteren de lo que haga el otro. - Resignación activa: Me vuelvo un contratista de mí pareja haciendo unas cláusulas de servicios mutuos y gastos compartidos. Por un contrato dejamos claro hasta donde se compromete él y hasta donde me comprometo yo, y hasta donde debe invertir cada uno para mantener un mínimo de convivencia.

Concepción graciosa: “El amor es una decisión, que engendra los mejores sentimientos que me llevan a buscar el bien de mi pareja de manera gratuita (graciosa) y desinteresada”. En esta concepción “altruista cargada de realismo”, prima el amor entendido a su vez como un don (regalo) que implica unas tareas (amor - don – tarea). El amor así entendido se define de este modo: “Amor es la capacidad que tiene el ser humano de buscar su propio bien, y el bien de la persona objeto de su afecto, sin daños a terceros, en la medida de lo posible” (Cf. Lucas 10, 27). En este tipo de amor me vuelvo un aliado de mi cónyuge. Como ya se dijo, se trata de un amor “altruista” caracterizado por las 5 virtudes (actitudes positivas) que hacen de él un “amor asertivo, proactivo, sinérgico, resiliente y con iniciativa” (“te amo y te respeto para que juntos seamos felices y hagamos felices a otros, siendo plenamente humanos”).

Un matrimonio adulto y maduro sabe moverse con paz - ciencia en esos tres niveles, un matrimonio adulto y maduro sabe que ellos son recurrentes: a veces sentimentalista, otras voluntarista y otras gracioso, ellos van y vienen inevitablemente a lo largo de toda la vida matrimonial, es como un avión en pleno vuelo o un barco surcando la mar, el buen navegante (cibernauta) sabe mantener el rumbo sin desesperarse, sin perder la paciencia aún en medio de las tormentas y sabiendo disfrutar también con calidez los momentos de serenidad.

Un matrimonio adulto y maduro sabe que la meta está en constituirse en una verdadera alianza en la que prima el bienestar del otro, no un contrato en el que trato de salvar mis intereses egoístas. La alianza es una oferta para enriquecer al otro, el contrato es una oferta para protegerme del otro. En un matrimonio adulto y maduro no se tiene necesidad de mentir, porque la meta no es enamorar (seducir vanidosamente), sino que la meta es conocerse plenamente, amarse plenamente y respetarse plenamente y de este modo poder compartir “La alegría del amor” todos los días de la vida hasta el final, viviendo con un aliado, no con un cómplice, con un aliado no con un contratista, con un aliado, no con un desconocido.

En este momento y para finalizar, te invito a responder con tranquilidad y sinceridad estas preguntas y saques tú también tus propias conclusiones: ¿Quién es tu pareja para ti? ¿Quién eres tú para tu pareja? a) Cómplice. b) Contratista. c) Aliado. d) Todas las anteriores. e) Ninguna de las anteriores.


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