Pilas con los fantasmas


Introducción

Una le dice a la otra: - Tras 20 años de matrimonio sigo enamorada del mismo hombre. - ¡Que maravilla! - Si, pero el día que se entere mi esposo... ¡me mata!

La tabla Ouija

Jorge Bucay en su libro “Amarse con los ojos abiertos” publicado por editorial OCEANO y Walter Riso en su obra “Ama y no Sufras” publicado por editorial Norma, suelen coincidir en la afirmación de que en muchas parejas contemporáneas parece darse un acuerdo tácito o en ocasiones explícito para mantener relaciones Frankenstein, o como bien podríamos llamar más técnicamente relaciones psicóticas con altas dosis de disociación o fragmentación de la consciencia, en ellas el ideal va por un lado y la realidad va por otra, parejas que hacen de las fantasías amorosas de infidelidad unos verdaderos fantasmas, entonces se está con el esposo o la esposa pero se vive pensando en el amante o en la amante que bien puede ser real, virtual o imaginario… puede ser uno o una que fue y ya no es (un ex novio o ex novia, una amigo o amiga, o simplemente alguien que se subió a un bus y te miró…) o alguien que es y no va a ser más. El sentimiento de vacío que generan los “amores fantasmas” lo expresa bien el poema titulado: “Otra vez fantasma”: Siempre tan misterioso, llega en mis sueños, y me da una vida transitoria con solo una mirada certera, estática, traslúcida, distante. Me ve con esos ojos frívolos y tristes duros como meteoritos flotantes, perdidos y profundos; Como queriéndome decir: “huye” “No puedo” “Aléjate”; sintiendo irremediable lastima por mi; y yo sin poder hacer nada. Otra vez me despierto ya más enloquecida, rabiosa, confundida; medio desesperada y tiesa, sin palabras; triste y melancólica esperando no-se-que. Tal vez que sea de noche, -otra noche-, alguna noche; para volver a soñar con sus ojos dulcemente vacíos... Ahh!! Mí adorado fantasma: ¿Por qué no he muerto?

En este poema, anónimo, podemos ver como los fantasmas amorosos sobreviven en la medida en que se le da cabida en la mente, recordemos que en cierta forma somos lo que pensamos; el pensamiento es el pretexto para el conjuro y una vez que invocamos al fantasma, una vez que tiene nombre le damos paso a la imaginación y es allí donde comienzan a retozar los sentimientos que son activados por las sustancias químicas que tantas veces hemos mencionado (oxitocina, serotonina y dopamina), una vez activada la química del enamora-miento estamos a las puertas de la adicción, por eso la adicción es como una posesión diabólica, y eso incluye también la realidad de la adicción amorosa (el enamoramiento), en ella el demonio o fantasma toma posesión de todo el cuerpo de la persona poseída, ese fantasma amoroso se adueña de tus sentimientos y se esfuerza por destruir la torre de control (los pensamientos conscientes); para ayudar a liberar a quienes han llegado a consulta poseídos por el espectro de un “amor fantasma” he tenido que recurrir a prácticas muy semejantes a las que habría que aplicar en un exorcismo, toca primero identificar los nombres de los demonios que han tomado posesión de su cuerpo (puede ser un hombre o una mujer, real, virtual o imaginaria) una vez identificado procedo a tratar de comprender su mecanismo de acción y manipulación, esto es bien difícil de hacer porque la victima suele entrar en un transe de negación total, he escuchado y atendido casos de esposos o esposas que viven una situación de infidelidad por uno de estos demonios amorosos, y cuando me hablan de él o de ella lo hacen con tanta ternura, que hasta casi termino sintiendo el enamoramiento que ellos sienten por esa otra persona y justificando las conductas de infidelidad y adulterio que puedan estar viviendo; en verdad los “amores fantasmas” son bastante persuasivos y manipuladores, frases como estas lo pueden hacer a uno dudar de lo pecaminosa de la conducta infiel: “lo hicimos por amor”, o “es que yo a él lo amo”, “a ella la amo”, es que “sólo somos un amor platónico”, “esto no va a pasar de aquí”, “todo está bajo control”, “es que es tan sólo una amiga”, “tan sólo un amigo”; la negación es algo frecuente en la conducta de la persona poseída por un amor fantasma; para superar esto, como en todo exorcismo debemos actuar en nombre de Cristo (La Verdad), es decir, teniendo como referente la vida y las reglas de vida de Jesucristo, él nos ayuda a no dejarnos confundir por ese perfil seductor y engañador de los amores fantasmas. Lo más grave es cuando el demonio se vuelve punto de comparación con la pareja oficial y le va haciendo sombra (“ella no me trata así de mal como lo hace mi esposa”, “él si es detallista conmigo, se nota que le importo”, etc., etc.). Invocar fantasmas es una práctica frecuente en quienes tienen su autoestima maltrecha, sobre todo si en la relación amorosa oficial (con el marido o con la esposa) las cosas no andan en verdad del todo bien. Como les digo, los amores fantasmas existen en la medida en que nosotros los creamos, los invocamos y les rendimos culto; me atrevo a decir incluso, que los amores fantasmas cuando reúnen esos tres elementos son desde el punto cristiano una forma de idolatría, porque gracias a ellos la unión matrimonial puede verse en verdadero peligro mortal (no se puede servir a dos Señores –Mt. 6, 24).

Conclusión: Un verdadero amigo es aquel que te ayuda amar más y mejor a tu pareja.


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