Solo fue un hasta luego.


El 15 de enero de 2021 me desperté algo nervioso. Trate de levantarme y me fui de bruces. Después vino mi lucha contra un ACV, tendido en una cama pero consciente, trataba de darle explicación a lo que no lo tiene, estaba vivo, respiraba, estoy vivo me decía, debes vivir con lo que Dios te dejo para rehacer en lo posible. Mi Ángel, estaba a mi lado, casi que de Noche y de día, preocupada, mis Tesoros andaban afuera de la clínica como a ver cómo le daban Chance de ver a su papi. Del caos viene la calma poco a poco.

La vida todo lo decanta, pone las cosas en su justa dimensión, y tenía todo para salir adelante, mi Ángel, mis hijos, y sin ser hostigoso, yo en mi prédica, tenía que rehacer todo como un nigromante, caminar, era lo principal, y en la suerte Divina, Mi Ángel, había conectado una maravilla de ser humano y era quien me daba consejos médicos de ir moviendo otra vez mi pierna, mi brazo, fue quien me dijo:

“solo usted puede obtener lo que se proponga, pero será otra batalla contra el dolor”

Ya en casa, aparecieron tres Fisioterapeutas, (Carmelo) Hulk, sí señor, como lo leen, un hombre cuya espalda es tan enorme como  un luchador Greco Romano, Gabriel cuyas manos parecen que uno está siendo tocado por Dios, y Pedro, quien con su máquina de masajes uno crearía que todo se acabaría si el remiendo con gutapercha terminara con un hueco, la ineludible presencia del cable eléctrico que bien puede mandarnos a los aposentos médicos del cual ya me había escapado.

La existencia se vuelve en todo una rutina, de ejercicios, de dolores, que combinada con estos maravillosos seres humanos y cada conquista en el cuerpo, es una celebración, el rescate que la dignidad aminora el trabajo de Mi Ángel, poco a poco, hasta que llega la autonomía, la dulce y elemental independencia.

Me he encontrado nuevamente con la pandemia, más oculta, más diseminada, por el desorden social que generó toda una serie de movilizaciones, con unos paros los cuales en principios veía bien, solo que parece que se hubiesen quedado en el tiempo justo para llegar a decir ¿Qué más da?

Igualmente me encontré con Cartagena y la vi envejecida como si hubiese pasado 50 años, no adelanté sino que tuve la sensación de que retrocedí en el tiempo, las calles y en general la ciudad se encuentra desgreñada, con la notoria ausencia del burgomaestre que parece que no se hubiese posesionado, con uno de los puentes que conecta el barrio isla de Manga con el resto de la ciudad, totalmente cerrado, sin un proyecto de restauración que defina como será su uso en los próximos días, de todas formas tenemos que aferrarnos con la realidad que nos rodea, y vivir plácidamente porque cualquier dificultad que nos traiga la vida, creo haberla superado con el encuentro fugaz de la expiración y dar gracias a Dios, a mi familia, a los amigos y a cada uno de los que elevaron una oración por mí en el impase, por ser tan generosos y por permanecer siempre.

No quiero ser un mensajero de la pesadumbre, todo lo contrario, quiero ser un portador de mi experiencia personal con toda una serie de eventos, que yo llamo “cercanos del tercer tipo”, parodiando la película que hace muchos años no veo, transmitiendo esperanza, fe y caridad, que son los únicos fundamentos de todas las religiones del mundo, pero que condensan la belleza de vivir en nuestro mundo en cualquier época, de tal suerte que una segunda oportunidad ojala le sea dada a todos.

   


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