¿Debemos hablar con los bebés aunque no entiendan las palabras?


Introducción

Qué opinas tú de estás preguntas: ¿Debemos hablar con los bebés aunque no entiendan las palabras? ¿Cuándo tu bebé emite algún sonido, tú le contestas? ¿Si tu niño ya sabe hablar, sueles hablar con él? ¿De qué hablan?

Nudo

Uno de los aspectos más importantes en la vida de un niño es aprender a comunicarse, ello implica aprender a desarrollar un lenguaje. En condiciones normales un bebé nos escucha hablar desde que está en el vientre de su madre y, a partir de los dos meses de nacido ya es capaz de "guturar" (hacer ruiditos con la garganta), y a esperar de los demás una respuesta. Si los padres estamos atentos a esto y respondemos a sus sonidos, el bebé aprenderá a repetirlos. Es de esta manera como se va construyendo esa forma básica de la comunicación: "yo hablo, tú escuchas; tú hablas, ahora yo escucho". Son los primeros pasos para desarrollar el lenguaje. Ahora, ¿ustedes se pueden imaginar lo peligroso que es dejar al niño sólo frente a un televisor todo el día con un sonido puesto para distraer al niño más no para generar esta vital e importante interacción? Yo si me lo puedo imaginar porque he visto en mi consultorio y en los procesos educativos los nefastos efectos de este déficit comunicacional básico: niños con problemas de lenguaje, con problemas de comunicación, con problemas de autoestima y en últimas con problemas de agresividad, baja tolerancia a la frustración y un pobre manejo de emociones. Por el contario, niños que encuentran en sus padres un sparring en la comunicación, es decir un interlocutor interesado y atento, serán niños con mayor probabilidad de tener una sana autoestima, buen manejo de emociones, mejor tolerancia a la frustración y mejor forma de comunicación (comunicación asertiva y no violenta).

Un desarrollo saludable del niño nos lleva a ver como el bebé, un poco después de los ocho meses, ya a incorporado el balbuceo como una forma rudimentaria de comunicación efectiva. A esta edad ya puede decir; ma, da, pa, ba. Aunque estas sílabas todavía no significan nada para él, le encanta repetirlas a modo de práctica, es así como va ensayando los sonidos y la entonación de su propia lengua.

Los juegos y cantos de las abuelas son una herramienta útil que preparan el camino para compartir el lenguaje con nuestro hijo. Al bebé le gusta mucho que juguemos con él, en especial aquellos juegos que combinan sonidos, palabras y movimientos que se repiten, como el famoso "Aserrín, Aserrán", "Las tortillitas", "Pon nena pon el dedito en el botón", "iba una hormiguita buscando su casita", "Tengo manita" o "Los cochinitos". Es un ejercicio sabio de un buen papá y una buena mamá acompañar a sus hijos con cantos, relatarle historias y contarle cuentos antes de dormir. 

Poco antes de cumplir el primer año, el bebé da señales de que entiende el lenguaje. Cuando le pedimos que nos dé un juguete o que se acerque a nosotros, él quiere demostrar que comprende haciendo lo que le pedimos o desobedeciendo de manera intencionada. Para pedir o referirse a algo usa el dedo señalándolo, pero poco a poco, si lo animamos, deja de señalar los objetos y empieza a hablar para manifestar lo que quiere. Alrededor del primer año de nacido el bebé suele decir su primera palabra. Cuando pronuncia esa primera palabra, de manera asombrosa y como por arte de magia su lenguaje se desarrolla a gran velocidad: el número de palabras aumenta cada día y hablar se convierte en una de sus ocupaciones favoritas.

Desenlace

Aprender a hablar es un avance increíble que se genera en virtud a la inteligencia del bebé y a su capacidad de relacionarse con los demás. El lenguaje le aporta grandes ventajas al ser humano ya que le abre nuevas puertas para el conocimiento, la comprensión y explicación del mundo que le rodea y de las cosas que le suceden. Le permite formar ideas, aprender, imaginar y recordar. Gracias al lenguaje los seres humanos podemos referirnos a objetos que no están presentes o no existen, y a hechos que ya pasaron. El lenguaje nos ayuda lo que queremos y lo que sentimos; con sólo hablar el bebé se va dando cuenta que puede pedir lo que le hace falta, llamar a una persona y obtener su atención.

Papá y mamá, es importante que entiendan en este momento que la corrección y riqueza del lenguaje del niño va a depender de la manera como le hablemos. Al niño no le es útil que usemos expresiones de bebé, que digamos, por ejemplo, "Gua guá" en lugar de perro o "miau miau" en lugar de gato. Él bebé aprende igual una palabra que otra. Le ayudamos más si decimos el nombre preciso de las cosas y usamos con él una forma correcta de hablar. Mamá y papá, es importante que entiendan que enseñar a hablar a nuestro hijo es una oportunidad para ampliar y mejorar nuestro propio vocabulario, esto nos obliga a leer buenos libros, a mantener conversaciones con diferentes personas y a asistir a conferencias, cursos o talleres sobre temas que nos enriquezcan mentalmente, emocionalmente y actitudinalmente. 

 


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