Saber conectar al hijo con el resto de la familia


A socializar se aprende socializando

Es importante para el sano desarrollo cognitivo, emocional y volitivo, que el niño interactúe con los primos, tíos, abuelos y demás miembros de la familia. Los encuentros en cumpleaños, bautizos, navidades y demás actividades sociales son de mucha importancia. Esto le permite conocer e integrarse con sus parientes y le hace sentir parte de una familia más grande.

Las buenas costumbres se aprenden en casa

Después de los tres años, ya es capaz de convivir con sus primos, tíos o abuelos en forma independiente. Nuestro hijo debe tener toda la libertad de relacionarse con cada miembro de su familia de una manera especial y única. Estas relaciones pueden llegar a ser muy importantes para él. El niño se siente orgulloso de formar parte de una comunidad. Por eso le encanta revisar las fotos de la familia, ver a sus papas cuando eran pequeños, reconocer al abuelo cuando todavía tenía pelo, saber cómo era el bisabuelo que no conoció. Todo esto, unido a lo que le vamos contando, le permitirá ir construyendo su historia, y su historia le irá fortaleciendo en su identidad. La identidad es un factor determinante en la configuración de una sana autoestima, saber quién soy, de dónde vengo cuáles son mis raíces. 

Del egoísmo al altruismo

Insertarse activamente con esta gran familia le va enseñando poco a poco a pensar en los demás y no sólo en sí mismo. Un niño pequeño cree que el mundo gira alrededor de él, y eso a esas edades está bien, es natural en su desarrollo. Sin embargo, sus padres tenemos que ayudarle a entender la necesidad de ocuparse de otras personas, hacer que nos acompañe y participe en las atenciones y cuidados para los abuelos, los tíos, los primos y los amigos.

La actitud de hacer algo con y por los demás fortalece al niño y le da un sentimiento íntimo de valor personal. Sin exigirle demasiado, es bueno fomentar en el niño, desde temprana edad, actitudes de cooperación e interés auténtico por otras personas. Interesarnos unos por otros nos ayuda a todos, nos vincula con los demás y nos da un sentido de familia y de comunidad.

Cuando la familia falla en este propósito

Pero no todo es color de rosa, lamentablemente muchos padres alejan injustificadamente a sus hijos de los tíos, primos y abuelos. Cuando la familia falla en este necesario proceso de socialización podemos terminar generando individuos sin identidad, sin sentido de pertenencia y compromiso con los demás, impermeables al amor y llenos de miedo hacia los otros.

 


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