La Tierra sufrirá una inversión de sus polos geográficos


 

La Tierra sufrirá una inversión de sus polos geográficos

 

René Arrieta Pérez[1] , José Vicente Arias Rincón[2]

                                                            

Artículo científico

 

Resumen

En este trabajo de investigación nos proponemos llamar la atención de la comunidad científica sobre un fenómeno que pone en riesgo la vida en el planeta, el cual no ha estado entre las distintas posibilidades que se han analizado, y este es la inclinación del eje terráqueo, que ocurre por la incidencia del deshielo de los glaciares y de los polos, porque la Tierra es una balanza en equilibrio, y al ir inclinándose paulatinamente, el eje llegará a un punto crítico en el que el globo se bascula. Entonces la Tierra sufrirá la inversión de sus polos geográficos. El fenómeno del deshielo va en constante aumento, el cual no solo aumentaría el nivel del mar, sino que provocaría el fenómeno que señalamos. En efecto, esta posibilidad adquiere una alta representatividad.

 

Palabras clave

Planeta, deshielo, desequilibrio del eje terrestre, cataclismo, desaparición de la vida en la tierra.

 

Introducción

El peligro de desaparecer como humanidad nos lo planteamos siempre como una posi- bilidad; esas distintas formas de tal posibilidad las relacionamos y dilucidamos, y es de lo que trata nuestro estudio, que abordamos a través de análisis, cálculos, previsiones y la demostración de los resultados. No es una hipótesis sin fundamento, es una de las más terribles posibilidades, y la evidencia de los hechos del deshielo nos lo confirma. Nunca antes, se había llegado a esta conclusión tan dramática del inminente peligro de la desaparición de la vida de la faz del planeta.

Es una hipótesis sombría por el tenor mismo de la pregunta, ¿está en riesgo de desaparecer la vida del hombre y la vida de las especies de los reinos animal y vegetal en el planeta?

La ley de causa y efecto en actividades antrópicas deriva en la ruptura del equilibrio de los sistemas que soportan la vida en el planeta

Efectivamente las distintas actividades antrópicas (o actividades humanas), como lo son la destrucción de los ecosistemas, a partir de la actividad extractiva y minera, la tala de bosques para poblamiento y construcción, el peso y la presión de las megaciudades, el uso e implementación del suelo para la ganadería que, a su vez, genera metano que acaba con la capa de ozono, la explotación de los recursos hídricos del subsuelo, la explotación petrolífera, que deja sin el componente de amortiguamiento a la corteza terrestre. Todo ese tipo de acciones, que desde hace siglos realiza el hombre y que sigue haciendo día a día han ido creando desequilibrios que en algún momento debían llegar a su punto crítico, y es ahora, en la inminencia de ese suceso, cuando nos corresponde afrontar las consecuencias que al parecer se nos plantea como un hecho de carácter irreversible.

Los científicos hablan de la vida en la tierra como de un conjunto de infinitas circunstancias que se combinan en un milagroso equilibrio, que forma un ser vivo con relaciones dinámicas físico-químicas, biológicas y atmosféricas (Planet Doc., 2016).

Equilibrio que ha venido rompiendo la actividad antrópica: presión destructiva, que se cifra en una población de 7.700 millones de personas que habitan el planeta actualmente (ONU, 2020).

En el Ensayo sobre el principio de la población, estudio base de la teoría de la población, Malthus (1916), preveía que en algún momento, la naturaleza, no admitiría un solo hombre más, en este mundo ya ocupado y lo considera como presa de las condiciones adversas de la sociedad. Se aprecia hoy ese panorama premonitorio de Malthus; sin embargo, no imaginó jamás la fuerza dañina en la que se convertiría el hombre multiplicado en masa humana para la vida en el planeta.

Desde luego, a todo efecto le corresponde una causa que explica el fenómeno. De causas y efectos está llena la historia del hombre, y debemos decirlo: este activa esa ley y no lo ha hecho ni lo hace de forma racional, sino, por el contrario, es una acumulación de acciones y desafueros que ahora ponen en jaque su supervivencia en la tierra. Lo que ha generado a través de su historia deriva indefectiblemente en las graves consecuencias que nos deja el efecto invernadero, desastres naturales como huracanes, tsunamis, terremotos, el deshielo de los glaciares, la destrucción de la capa de ozono, y, de forma general, la creciente inestabilidad del planeta que se refleja en distintos órdenes, y se dirige a un colapso definitivo.

Riesgo de catástrofe por el desequilibrio del eje terráqueo

El planeta, de forma evidente, se constituye en un sistema de balanza estable, por el equilibrio que se establece entre sus proporciones: masas continentales, masas de agua oceánicas y masas de hielo glaciares y polares.

En efecto, las balanzas, son los instrumentos destinados a equilibrar la fuerza de gravedad que actúa sobre la masa de un cuerpo, de acuerdo a la definición de la Universidad de Granada. De igual manera, la institución define el término equilibrar como: establecer la misma posición de un indicador o fiel, antes y después de colocar, en sus respectivos sitios, el cuerpo y la masa de referencia o pesa que se emplea[3].

Entonces, después de darse el fortuito hecho en la naturaleza de equilibrar sus pesos en la Tierra, sucede el maravilloso equilibrio, que es ‘el estado en el que el total de fuerzas que actúan sobre un cuerpo o estructura suma cero’[4].

Si efectuamos, en un experimento mental, la visualización del planeta tal como está, y lo situamos en un escenario distinto, en el que se mueven sus masas de agua con cierta presión hacia un lado, no ocurrirá otra cosa que un bamboleo por la basculación de un lado de la balanza.

En consecuencia, cuando ocurra el deshielo de los glaciares, y muy especialmente del Polo Norte, la masa de agua de dicho deshielo que fluya hacia otros centros de gravedad distintos al que le prodiga equilibrio actualmente, debe derivar en una perturbación axial, y por consiguiente, en la basculación del globo terráqueo.

Gráfica No 2.

 La Tierra, una balanza en equilibrio

Fuente: elaboración propia

 

Datos y alarma del calentamiento global y deshielo. Punto de no retorno

En aras de la protección del medio ambiente, la Organización de las Naciones Unidas crearon una serie de convenciones y medidas para prevenir mayores daños a la atmósfera  y paliar así el cambio climático: entre ellas, el incentivo a la generación de energías limpias, la forestación y reforestación, reducción de gases de efecto invernadero, atribución de cantidades de emisión a todos los países (Protocolo de Kioto, 1998).

No todos los países firmaron, y los que firmaron no han cumplido a cabalidad con lo convenido, y todo ese accionar se convierte solo en intentos inocuos de solucionar un problema de enormes consecuencias para la seguridad de la vida y la permanencia de la especie.

Asimismo, en 2015, se firmó en París un acuerdo de naciones para combatir el cambio climático, el control de emisiones de carbono, para acelerar e intensificar las acciones e inversiones para un desarrollo sostenible y para mantener por debajo de 1.5° centígrados la temperatura en este siglo, entre otros aspectos (Acuerdo de París, 2015).

Dentro de su visión y compromiso, la Organización de las Naciones Unidas dice que el mayor desafío de nuestro tiempo es el cambio climático; expresa, además, la fatalidad que ha significado la huella humana en la Generación de Gases de efecto Invernadero (GEI), que es un proceso natural, pero que después de más de siglo y medio de industrialización, deforestación y agricultura a gran escala las cantidades de gases a la atmósfera se incrementaron en el planeta, a niveles nunca antes vistos en 3 millones de años (Naciones Unidas. Cambio Climático, 2020).

Aún los científicos no tienen claridad meridiana de lo que ocurriría si llegara a perderse toda la capa de hielo de los glaciares y casquetes polares. Todavía no precisan las terribles consecuencias para la civilización; no obstante, se afanan en estudios para la comprensión de ese fenómeno. Presentamos algunos de esos estudios relevantes.

Existen una serie de cambios, alteraciones, fusiones y colapsos de glaciares, y daños, en general,  irreparables en la criósfera. De igual manera que cambios en los océanos. Afirman los investigadores, que para la elaboración del informe, más de 100 autores de 36 países evaluaron la bibliografía científica más reciente sobre los océanos y la criósfera en un mundo cambiante, y han citado aproximadamente 7000 publicaciones científicas.  Por su relevancia y gravedad, aludimos a estos puntos. Panel Intergubernamental para el Cambio Climático,  IPCC (2019):

-La fusión de los glaciares y los mantos de hielo provocan subidas del nivel del mar, y los fenómenos extremos costeros son cada vez más violentos.

-Los océanos del mundo y la criósfera han absorbido calor por el cambio climático durante decenios, y, ahora, las consecuencias para la naturaleza y la humanidad son graves.

-Los glaciares, la nieve, el hielo y el permafrost están disminuyendo y seguirán en mengua, según las proyecciones, con peligros para las personas, por ejemplo, en fenómenos como deslizamientos de tierra, avalanchas, desprendimientos de rocas e inundaciones.

-Pérdida de hasta el 80% de masas de glaciares menores de Europa, África Oriental, la región tropical de los Andes e Indonesia será un hecho de aquí al 2100.

-Los incendios forestales alterarán los ecosistemas en la mayoría de las regiones boreales y de tundra, como también en las zonas de montaña.

Uno de los informes más contundentes de las Naciones Unidas sobre los daños al medio ambiente y el consecuente cambio climático, es, sin lugar a dudas, el de Nairobi. Las advertencias son claras y develan un panorama terrible.

La ONU, en el Informe de Nairobi, categóricamente pone fecha al fin de la humanidad: 30 años. Es una apreciación catastrofista, pero sincera y acertada. Indica que todo será posible por la extinción del hielo del Ártico, la desertización se hará extensiva, las temperaturas se tornarán altas e irresistibles y habrá mucha muerte por la mala calidad del aire. El organismo multilateral asegura que mientras más contaminación, más población y menos consciencia, incluso, sería antes la hecatombe. 250 especialistas de distintos ramos de la ciencia y el conocimiento de 70 países fueron quienes llegaron a esa conclusión alarmante. (Cultura Colectiva, 2019).

Desde luego, que esta es una información histórica por su amplitud y conclusiones, con datos nada positivos para el devenir del planeta. Desde el primer informe de la ONU sobre el tema, en 1997, se evidencia que no se cumplen las condiciones necesarias en las metas fijadas para 2030 y 2050, para la mitigación del fenómeno y de los daños inherentes. (Aquae Fundación, 2019)

Así también, una serie de científicos están tratando de hacer simulaciones y estudios en laboratorios, para recrear distintos escenarios del calentamiento global, el deshielo de los glaciares, entre otros aspectos, y tratar así de comprender los fenómenos y sus consecuencias para la vida en el planeta.

Entre tanto, para estos científicos existen numerosas fuentes de incertidumbre a la hora de vaticinar el peor de los casos, entre los que existen factores como la rapidez con la que subirán de nivel los mares, relacionada con la rapidez con la que se deslíen las capas de hielo que cubren Groenlandia y la Antártida, y ven que el futuro es incierto, pero que necesitan prepararse para el cambio (Gramling, 2020).

En la misma línea, de acuerdo a un nuevo estudio de expertos, se revela que la pérdida de masa de hielo se realiza sin precedentes, a razón de un 30% de la capa superficial desde comienzos del siglo XX. Puntualiza este estudio, que la contribución del 60% de las aguas que suben el nivel del mar proviene del derretimiento de la capa superficial ártica, que se abren camino a través de las corrientes que llegan hasta el océano. De la misma manera, manifiesta que las alarmantes conclusiones derivan de observaciones de núcleos de hielo polar y de un casquete costero de diferentes zonas a más de 1800 metros sobre el nivel del mar. Las perforaciones se realizaron durante distintas expediciones en el 2003, 2014 y 2015. El estudio es significativo, porque combina mediciones en los cambios de las capas de hielo de la superficie de Groenlandia con simulaciones de modelos computarizados independientes, y ambas líneas muestran que el deshielo en las últimas décadas no tiene precedentes en los últimos 330 años (Rodríguez, 2019).

Una de las principales funciones de los territorios polares es la reflexión de la radiación solar, actuar como refrigerantes de la temperatura global, dicha acción moderadora se distribuye por las corrientes oceánicas. La reducción de las superficies cubiertas de hielo de las regiones polares presenta graves implicaciones locales y a nivel mundial, puesto que reflejan el 90% de la radiación solar; las superficies de agua líquida solo reflectan el 10%. A ese fenómeno se le llama albedo. Según señala el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la región experimenta una profunda transformación por la interacción de las fuerzas del cambio climático y las actividades humanas nocivas. En síntesis, tal como lo indican las organizaciones internacionales, lo más alarmante es el deshielo de los polos (Maillier, 2017).

Es cierto y es normal que dentro del campo de la ciencia, en las investigaciones existan discrepancias y  distintas posturas, que entran en debate; pero, al margen de esto, los datos a veces son dicientes y alarmantes y no permiten pensar sino en los peores escenarios posibles. En este artículo que citamos se hace un cotejo de investigaciones que presentan datos alarmistas y de otras que no lo ven de esa manera. Por lo que a nosotros concierne, resaltamos los datos que en el texto se registran, que son preocupantes y apuntalan nuestra posición: “Una de las consecuencias antrópicas más drásticas del cambio climático es el deshielo de las masas glaciares presentes en Groenlandia y Antártida, lo cual conducirá a un crecimiento global de los niveles oceánicos. Se trata de reservas de hielo altamente significativas, cuya tasa de fusión se incrementó de manera especial en las últimas décadas”. (Dottori, 2019).

Paralelamente, y pese a la gran evidencia de las consecuencias de los daños al medio ambiente, al deshielo de los glaciares, algunos investigadores plantean sus negativas y escepticismos sobre el asunto, como es el caso de la publicación de un artículo con este tenor en el diario ruso Novaya Gazeta, firmado por Yulia Latynina, que subtitula: “La historia de la falsificación científica más grande de la historia”. Sin embargo, el medio N+1 solicitó al científico investigador principal del Laboratorio de la Teoría del Clima del Instituto Obukhov de Física Atmosférica de la Academia de Ciencias de Rusia, Alexander Chernokulsky, que comentara la publicación. Entre sus consideraciones destacamos las siguientes: que las primeras estimaciones de balance de calor sobre la superficie fueron hechas por Mikhail Ivanovich Budyko, en 1956, y hoy con las observaciones satelitales y terrestres de largo periodo, los valores de flujo de radiación y calor promediados a nivel mundial se ha podido establecer el sistema climático de la Tierra. Que igualmente se ha efectuado el monitoreo de dióxido de carbono atmosférico, desde que en 1956 se hizo en Mauna Loa, Hawái. Que se ha registrado un aumento significativo en la concentración de dióxido de carbono a lo largo del tiempo. Que se ha podido comprobar con base en el análisis de burbujas del aire de los núcleos glaciares de la Antártida, cuyas mediciones permitieron establecer que en los últimos millones de años, la concentración de CO2 en la atmósfera de la Tierra nunca ha sido tan alta. Precisa también, que a través de la tecnología es posible determinar de forma exacta y a través de distintos métodos las estimaciones de flujo antropogénico generado por la industria, la agricultura, la energía y otros factores. Finalmente, puntualiza que el cambio climático global está ocurriendo delante de nuestros ojos, y que la actividad económica acelera y profundiza estos fenómenos, que no son inventos de los climatólogos (Chernokulski, 2020).

Y para concluir con las citaciones sobre cambio climático y deshielo de glaciares queremos referenciar la siguiente investigación, que alerta sobre el deshielo con mayor rapidez en el Ártico que en la Antártida.

En su trabajo, los autores de “El deshielo en el Ártico y en la Antártida”, indican como puntos concluyentes, que cualquier variación en la temperatura ambiente conlleva una respuesta inmediata en la descarga glaciar (su relación es directa), y que a la misma latitud en ambos hemisferios, la descarga glaciar es de 3.5 a veces mayor en el Ártico que en la Antártida (Herazo y Domínguez, s/f).

Análisis de datos, predicciones y resultados

De las distintas posibilidades, a la de la ruptura del equilibrio del eje terráqueo, fue a la que le otorgamos el mayor porcentaje, y no de una manera azarosa o arbitraria, sino por el análisis e inferencias lógicas que nos condujo a la certeza de que es la opción con una gran posibilidad de suceder. A continuación exponemos nuestro modelo predictivo.

Por el aumento de las masas de agua producto del deshielo de glaciares y el Polo Norte, prevemos que se alterará el eje del globo terráqueo, que de acuerdo a lo que se conoce actualmente es de unos 23, 5° de inclinación. Asimismo, intuimos que ya se viene efectuando esa inclinación desde los inicios del año 2019, que a finales de 2020, estará en unos 3°, y así seguirá sucediendo, en periodos bianuales, hasta que en el año 2052 llegue al punto crítico 74,5°, en donde, por dicha inclinación y por desequilibrio entre las masas de los continentes, los océanos, el casquete de hielo del Polo Sur y por la falta del casquete de hielo del Polo Norte (que es el que indica que desaparecerá totalmente por deshielo, y cuya ausencia significaría la falta de un contrapeso natural en el equilibrio que existe, y se ejercerá, de manera inexorable, una presión que desestabiliza al planeta, y finalmente, en este evento, la Tierra perderá su equilibrio axial y experimentará una basculación en su estructura de globo, que derivaría en una inversión de los polos geográficos.

En efecto, la Tierra es una balanza, y la pérdida de masa de hielo, que ejerce contrapeso al resto de masas distribuidas a lo largo y ancho de toda su superficie genera ese desbalance en el equilibrio que hasta ahora existe.

Inclinación bianual del eje terrestre que está, según lo que se conoce, en 23.5°

Prevemos, en consecuencia del daño irreversible que ahora vive el planeta (referenciamos como factor preeminente el deshielo), una progresión en la inclinación del eje terrestre, la cual será de la siguiente manera, tal como lo evidencian el cuadro y los diagramas.

Cuadro No 1.

Inclinación bianual del eje terrestre

Intervalo bianual

                                         Inclinación del eje terrestre

Hasta 2018

  La  Inclinación normal del eje era de (23.5°)

2019-2020

3° de inclinación que suman (26.5°)

2021-2022

3° de inclinación que suman (29.5°)

2023-2024

3° de inclinación que suman (32.5°)

2025-2026

3° de inclinación que suman (35.5°)

2027-2028

3° de inclinación que suman (38.5°)

2029-2030

3° de inclinación que suman (41.5°)

2031-2032

3° de inclinación que suman (44.5°)

2033-2034

3° de inclinación que suman (47.5°)

2035-2036

3° de inclinación que suman (50.5°)

2037-2038

3° de inclinación que suman (53.5°)

2039-2040

3° de inclinación que suman (56.5°)

2041-2042

3° de inclinación que suman (59.5°)

2043-2044

3° de inclinación que suman (62.5°)

2045-2046

3° de inclinación que suman (65.5°)

2047-2048

3° de inclinación que suman (68.5°)

2049-2050

3° de inclinación que suman (71.5°)

2051-2052

               3° de inclinación. Pto. Crítico (74.5°).

                    que produce el efecto de basculación. Fin  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gráfica No 3

Progresión en la inclinación del eje terrestre 2018-2052

Fuente: elaboración propia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gráfica No 4

Inclinación bianual del eje terrestre hasta el año 2052

 

Fuente: elaboración propia.

-Hasta el año 2018, la inclinación del eje era de 23.5°

-Prevemos una inclinación progresiva de 3° cada dos años

-El punto crítico son los 74.5°, en el año 2052.

Eventos y consecuencias en el planeta después de la rotura del equilibrio axial

Después de efectuada la rotura del equilibrio axial del globo terráqueo, que situamos en los 74.5° de inclinación, sucederán una serie de eventos puntuales implícitos en la catástrofe, que atañe a la fractura de las islas en los distintos mares y océanos por el poco grosor de sus pilares. Entre estos eventos, de manera general, señalamos los siguientes:

Bamboleo de las aguas oceánicas del Ártico, del Pacífico, Atlántico e Índico con presión hacia el suroriente del globo. Megatsunamis.

Desprendimientos de islas y archipiélagos de la geografía del planeta. En el océano glacial Ártico: Victoria, Bafin, Islas de la Reina Isabel, Groenlandia, Islandia, Islas Spitzberg nort, Tierra de San Francisco José, Nueva Zambia, Tierra del norte, Islas de Nueva Siberia.

Desprendimiento de islas y archipiélagos del Índico: Filipina, Malasia, Indonesia, Nueva Guinea, Islas Salomón, Fidji, Kiribati, Nueva Zelanda.

Desprendimiento de las islas del Caribe y del Océano Atlántico.

Mucha de la actual masa continental se sumergirá por movimientos sísmicos

Efecto de pendulación del globo hasta alcanzar de nuevo la estabilidad.

En el globo nuevamente estable, después del balanceo, lo que es ahora la región Antártica quedaría situada en la parte norte y las masas continentales apelotonadas y en posición contraria a como estaban; es decir, patas arriba.

El nuevo Polo Norte, quedaría con una inclinación hacia el occidente de 336.5°, contrario a como está ahora y apuntaría su eje, ya no a la estrella Polar, sino a la estrella Vega.

Constante actividad sísmica y vulcanológica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gráfica No 5.

Punto crítico de inclinación del eje terrestre y posición del globo después del bamboleo

Fuente: elaboración propia

 

Es tarde para el hombre:

Preservación de la semilla, reto y propósitos para no desaparecer, el arca

La comunidad científica desde hace tiempo viene planteándose la posibilidad de evacuar el planeta por distintas razones: por exceso de población, por falta de recursos que sorteen una crisis alimentaria, por falta del elemento más preciado como es el agua (ya los economistas postulan en sus previsiones que las guerras futuras serán por la posesión de agua). Stephen Hawking, en una conferencia en la Universidad de Oxford, afirmó que el hombre debiera empezar a buscar la manera de evacuar el planeta e invitó a las grandes empresas que deben ver como urgente la inversión en la construcción de naves espaciales capaces de volar a grandes distancias y llegar a otros planetas. El gran científico calcula un tiempo de cien años, por lo que dramáticamente el hombre se ve en la necesidad de preservar la semilla de la humanidad en corto tiempo. Su previsión la hizo con relación a la brusquedad que se está experimentando en el cambio climático. Afirmó, además, que las medidas gubernamentales de los distintos países han sido insuficientes para el rescate de la naturaleza. (Sputnik Mundo, 2016)

De igual manera, aunque mira la posibilidad de riesgo un tanto lejana, Kaku (2019) asevera: “Pero si miramos hacia el futuro lejano, tarde o temprano nos enfrentaremos a un desastre tan grande que la adaptación será casi imposible. Tendremos que abandonar la Tierra o perecer. No hay otra opción” (p.13).

Así también, ese planteamiento de la comunidad científica de la posible salida del planeta para preservar la semilla lo recoge el documental Evacuate earth, en el que una serie de personalidades del mundo científico dilucidan sobre el tema. La forma en la que el hombre saldría del planeta sería evidentemente una nave, a la que en el documental curiosamente se le llama el arca (National Geographic, 2011).

Del mismo modo, la ficción cinematográfica recrea en diversos filmes las catástrofes que pudieran poner fin a la civilización por distintos motivos, entre las que destacamos: “Más allá del apocalipsis 10.5” (2006), John Lafia; “Terminator II: el juicio final” (1991), James Cammeron; “Independence Day” (1996), Roland Emmerich; “Armagedón” (1998) Michael Bay; “El día después de mañana” (2004), Rolad Emmerich; “Hijos de los hombres” (2006), Alfonso Cuarón; “28 días después” (2002), Dany Boyle; “Soy leyenda” (2007), Francis Lawrence; “Mad Max” (2015), George Miller; “Pandorum” (2009), Christian Alvart; “El libro de Elí” (2010), Albert Hughes y Allen Hughes; “2012: el fin del mundo” (2009), de Roland Emmerich; “Impacto profundo” (1998), de Miriam Leder. Sin lugar a dudas, con una eventual y desafortunada catástrofe para la humanidad, todas estas cintas pueden ser una visión futurista de nuestro destino final.

Así pues, pensamos también, que los proyectos científicos en torno a la idea de sobrevivir a una fatal e inminente catástrofe o destrucción de la Tierra, que desaparezca a los seres humanos y su historia en el universo, la aspiración de colonización de exoplanetas después de terraformarlos, realmente son insostenibles. Los planteamientos que proyectan el futuro de la humanidad están pensados a muchos años. Se proponen una serie de posibilidades, entre las que destacan terraformar a Marte para su colonización (Kaku, 2019).

Pero el colapso del planeta lo creemos inminente, por los daños sin punto de retorno,  y no va a existir el tiempo para tales proyectos, por su envergadura. Cabe señalar, que si los seres humanos, generación tras generación, hubiésemos tenido la consciencia de que nos debíamos a nuestro planeta y lo hubiésemos cuidado, no necesitáramos salir de él, ni evacuarlo; por lo menos, no con la necesidad de urgencia con la que ahora se considera esto, sino dentro de planes sumamente madurados, si las condiciones naturales nos lo hubieran impuesto por uno u otro motivo, y así, oportunamente y con proyección en el futuro, todo fuera posible.

Para finalizar, planteamos algunos interrogantes. Cómo sería la forma realmente en la que los seres humanos, nos podamos garantizar la salvación de una hecatombe que destruya la vida en el planeta, cuáles serán los costos, los sacrificios. El tiempo es corto y a los científicos les corresponde deliberarlo. Son muchos los interrogantes que surgen ante un problema tan enorme y trascendental.

 

Conclusiones

Los resultados y análisis de nuestra investigación nos conducen a algunas conclusiones. La primera responde a la pregunta de investigación de que si está en riesgo nuestra vida en el planeta, y la respuesta es sí, y el riesgo es inminente por la celeridad del deshielo y la consiguiente inclinación del eje terrestre, lo que se constituye en la tesis de este trabajo. La segunda es que creemos que en los dos últimos años, los científicos no han vuelto a monitorear si el valor de la inclinación del eje terrestre se mantiene en los 23.5°  o si por lo contrario ha cambiado. Esta observación es importante, porque es posible que desde el año 2018 hacia atrás, el deshielo aun no determinara la inclinación del eje terrestre, y posterior a esa fecha se haya empezado a efectuar dicho fenómeno. La tercera es que de la consecuente inclinación axial (e inversión de los polos geográficos) se suceden una serie de eventos cataclísmicos.

Los autores del estudio, invitamos a la comunidad científica para que a partir de nuestro modelo predictivo, de los datos y análisis que planteamos, efectúen en sus laboratorios simulaciones de la basculación del globo terrestre y verifiquen la inclinación actual del eje de la Tierra.

 

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Protocolo de Kyoto. Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Fecha de consulta: 1 de abril de 2020. Recuperado de: https://unfccc.int/resource/docs/convkp/kpspan.pdf

-Rodríguez, Héctor. (2019, 15 de marzo). El deshielo del Ártico se acelera sin precedentes. National Geographic. Recuperado de: https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/actualidad/deshielo-artico-se-acelera-sin-precedentes_13620  

 

[1] Periodista, escritor y docente universitario. Estudios de pregrado en la Universidad de Cartagena en Lingüística y Literatura. Doctorando de la Universidad de Salamanca en Literatura Española e Hispanoamericana. Estudios de las Ciencias Naturales (formación autodidacta). Correo: arrietarene@gmail.com

[2] Médico y Cirujano de la Universidad Metropolitana de Barranquilla. Diplomado en Medicina Biológica y Homotoxicología en la Universidad de Cartagena. Diplomado en Medicinas Complementarias. Estudioso de las Ciencias Naturales (formación autodidacta). Correo: medicoariasrincon@hotmail.com

 

[3] Concepto técnico de balanzas. Página web de la Universidad de Granada. http://www.ugr.es/~museojtg/instrumento10/ficha_fundamentos2.htm

 

[4] Definición del vocablo equilibrar. Página web Universidad de Granada.http://www.ugr.es/~museojtg/instrumento10/ficha_fundamentos2.htm

 

 

 


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