El mercado mundial en cuarentena


La historia de la humanidad no registra otro momento parecido al de hoy, sólo el Diluvio Universal. Fueron cuarenta días y cuarenta noches que todo quedó en penumbra e inundado, según los registros históricos que aparecen en la Biblia.  El coronavirus o covid-19 nos tiene en aislamiento obligatorio hace más de cuarenta días. Es un enemigo invisible. ¿Esto es apocalíptico o inventado por la mano del hombre? El tiempo aclarará las cosas, una verdad, el virus nos está afectando a todos, tiene al mercado mundial en cuarentena y los gobiernos luchan por detener el derrumbe del empleo en la economía.

Los mercados son esenciales para el modelo económico imperante.  La prueba son tantos TLC firmados entre países y bloques de países como estrategia para continuar expandiendo los mercados bajo el esquema globalizador. El tiro salió por la culata, para los que piensan que el virus fue hecho para atacar las economías de los Estados Unidos y Europa. El virus hizo metástasis e invadió a todos los países y terminará acabando con media humanidad, porque como van las cosas todos terminaremos contagiados, al menos que la ciencia logre producir la vacuna.

Un mercado mundial en cuarentena es peligroso para cualquier país. Y más aún cuando los demandantes y oferentes actúan con miedo ante una situación cada día más impredecible, confusa que nadie sabe cómo va a terminar. Pero, una cosa sí es cierta, la vida humana está por encima de cualquier cosa. Es la gran encrucijada, la vida o la muerte. En esto consiste la verdadera solidaridad y responsabilidad social empresarial. El virus ha desnudado todas las necesidades, falencias e inequidades que la humanidad ha soportado por más de 2000 años.

América Latina, y por supuesto Colombia no son ajenas a la velocidad de contagio del coronavirus. No podemos seguir ocultando nuestras realidades, la pobreza histórica que arrastramos es caldo de cultivo para la propagación del virus. Un sistema de salud deficiente, sin la oferta necesaria siquiera para garantizar la bioseguridad de los que prestan el servicio de salud.  Sin camas para atender a los pacientes contagiados, los mandan para sus casas, como la figura jurídica, casa por cárcel, tratando de ocultar el colapso de los centros hospitalarios. La cosa está delgadita.

Los datos estadísticos de contagios y muertes van en aumento. El país ya pasó la barrera de los 15 mil infectados y está llegando a las 600 muertes por causa del virus.  Aquí en Cartagena, las cifras también siguen en aumento y a una velocidad alarmante, ya superamos la barrera de los 1400 contagiados y casi 100 muertes.  Las curvas nunca se han aplanado, y no se van a aplanar siempre y cuando los ciudadanos no tomemos conciencia de los riesgos que significa no acatar las órdenes de las autoridades, pero también, los gobernantes y autoridades tratar de ingeniárselas para que las familias no sufran de hambre física y además soporten el pago de los servicios públicos.  Son detonantes para el desequilibrio emocional, escenario aun más complicado de manejar


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