Martillos y Clavos


Una de las más tristes formas de relación de pareja es la que se edifica sobre el modelo de “Martillos y Clavos”: El que se cree martillo a todo el mundo lo ve como un clavo y, el que se cree clavo a todo el mundo lo ve como a un martillo, de allí surgen las mujeres y los hombres sádicos, masoquistas y paranoicos; los que agreden a todo el mundo, los que les gusta que los agredan y los que creen que todo el mundo los está agrediendo.

La forma de relación de pareja construida a partir de dicho paradigma termina desencadenando inevitablemente relaciones enfermizas que confunden el amor con la dependencia y la fidelidad con la terquedad. Hombres y mujeres que siempre andan viendo “la paja en el ojo ajeno”, que a todo le encuentran el clavo salido de lugar y a todos se los quieren “clavar”… ellos están listos para golpear, bien sea con maltratos verbales o físicos, o peor aún con el psicológico: esposos o esposas que cuando no pueden castigar directamente lo hacen de manera indirecta con el famoso “látigo de la indiferencia”; pero, paradójicamente, ahí radica lo patético del asunto, es común que los Martillos se junten con los individuos que tienen personalidad de “Clavos” y los Clavos parecerían buscar a los Martillos.

¿Cómo salir de ese círculo vicioso? La respuesta, aunque corta y simple, no deja de ser compleja. El circulo se rompe cultivando disciplinadamente el “amor propio”; éste es el hilo de Ariadna que les permitirá salir de ese laberinto en que están metidos, una vez que enfrenten y derroten al Minotauro de la “baja autoestima”, ese monstruo mitológico que los mantiene prisioneros en una relación enfermiza, en una situación de miedo permanente, atrapados en la frustración y la amargura. Acabar con la “baja autoestima” y seguir el camino del “amor propio”, ¡esa es la ruta!

Para dejar de estar clavándose a la gente, o para dejar de ser clavados por los demás y de este modo volver a ser un ser humano feliz (consciente, libre y responsable) que actúe conforme lo señala su naturaleza (asertivo, proactivo, sinérgico y resiliente), es necesario una preparación adecuada, esto significa por supuesto, tener que “estudiar-nos” para “conocer-nos” y “controlar-nos” mejor; eso implica leer artículos como éste, asistir a cursos, talleres y conferencias;  es decir, dejar de ser perezosos, tacaños y analfabetos en el amor.

Por lo pronto finalicemos diciendo, que recuperar la condición humana perdida por parte de Martillos y Clavos requiere tiempo, esfuerzo y dedicación, iniciemos hoy, el cambio es posible, y se puede lograr con paciencia, con constancia y si es necesario, con una oportuna ayuda profesional.

 

 


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