Cada día es peor


El centro histórico, como patrimonio cultural de la humanidad está descuidado. Por las noches prostituido, convertido en patrimonio del rebusque, en un mercado de placer y de pecado. Sus calles sucias con olor a miseria, reflejan un lupanar asentado en un “mágico”  lugar que simboliza el infierno, sin control, sin autoridad y sin futuro. Es impresionante observar el abandono en que se encuentra la ciudad de Cartagena. Basta con recorrer las calles de la ciudad amurallada,  llenas de huecos, aguas negras, malos olores, y caminar por sus andenes en pésimo estado, mirar la Zona Norte sin alumbrado público y el deterioro de la Avenida Santander, para enterarse, que vivimos en una ciudad sucia a simple vista.

No existe esperanza de cambio o de mejora. El gobierno del “tractor” es un fracaso. La ciudad se deteriora ante los ojos de los habitantes, de turistas y de las autoridades, sin que exista doliente alguno.  La administración no ejecuta un plan de acción, no hay líderes con iniciativa y los concejales, no se preocupan por nuestra querida Cartagena. La ciudad está fuera de control, la inseguridad cada día cobra mayor número de víctimas, aumentan los atracos en los barrios, el sicariato, el desempleo, el cierre de negocios y un sin número de circunstancias que conducen a la ciudad a la pobreza e inmundicia. Pareciera que el destino trazara una tendencia, que cada alcalde sea peor que el anterior y que los habitantes sean cada vez más indiferentes.

Los representantes a la Cámara y al Congreso poco hacen por el departamento y la región, tienen miedo, el rabo de paja compra su silencio, la ciudad no les importa, los gremios brillan por su ausencia, nadie “Salva a Cartagena”, y el deterioro de la ciudad y de la sociedad cada día es peor.


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